Eyaculación precoz: Síntomas, causas, tratamiento y solución

Eyaculación precoz: Definición, síntomas, causas y tratamiento

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La eyaculación precoz (también llamada eyaculación rápida o “prematura”) es una de las disfunciones sexuales por las que más se acude a consulta. Resulta difícil estimar su prevalencia dado que es un tema sobre el que existe mucho estigma, pero se calcula que podría afectar a un 20% o incluso 30% de los hombres cis.

Esta dificultad sexual puede provocar mucha preocupación, ya que suele generar insatisfacción sexual en la propia persona que la sufre y en su pareja o sus parejas sexuales, pudiendo llegar a causar problemas de relación y/o disfunciones sexuales adicionales como la disfunción eréctil o el bajo deseo sexual.

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¿Que es la eyaculación precoz? Diagnóstico

Un punto muy importante que hemos de tener en cuenta a la hora de diferenciar lo que es una disfunción sexual de lo que no lo es, es si la dificultad (en este caso, el control de la eyaculación) causa malestar. Es decir, para poder identificar este problema tiene que existir algún tipo de limitación o interferencia en la vida sexual de la persona en torno a la eyaculación. También existe un criterio diagnóstico que tiene que ver con la frecuencia con la que aparece el problema: o sea, que se considera que hay una posible eyaculación precoz cuando la dificultad para controlar la eyaculación aparece en la mayoría de los encuentros sexuales (entre un 75% y un 100% de las veces). Pero, ¿a qué nos referimos exactamente con esto del control eyaculatorio y la eyaculación precoz?

El propio término “precoz” hace referencia al tiempo, a que la eyaculación ocurre antes de lo deseado o de manera excesivamente rápida. En muchos manuales diagnósticos se ha utilizado un criterio de tiempo que ha ido desde los 15 segundos hasta los tres minutos, y actualmente se encuentra en 60 segundos. No obstante, el tiempo que se tarda en eyacular no suele ser la referencia más útil a la hora de evaluar una posible disfunción; hay quienes que se “autodiagnostican” eyaculación precoz por eyacular en cinco minutos, o por haber tenido eyaculaciones rápidas de manera ocasional, cuando en realidad estos ejemplos constituirían variaciones naturales de la respuesta sexual. Lo más importante es el control eyaculatorio: la capacidad de identificar las señales previas a la eyaculación para poder elegir el momento en el que se eyacula.

Las causas de la eyaculación precoz

 Las dificultades que tienen que ver con el control eyaculatorio se clasifican de diferentes maneras en función de su causa, su evolución y otros factores. Hablamos de eyaculación precoz primaria cuando se viene dando desde el inicio de las relaciones sexuales en la vida de la persona y adquirida cuando ha empezado a darse a partir de un momento concreto.

También puede clasificarse en generalizada (cuando ocurre en casi cualquier encuentro sexual) o situacional (cuando aparece en circunstancias determinadas). Estas distinciones hay que tenerlas muy en cuenta de cara a la evaluación del problema, pero otro factor determinante a la hora de elegir el tratamiento es la posible causa.

 1. Causas físicas

 Se han investigado multitud de posibles causas genéticas y fisiológicas de la eyaculación precoz como, por ejemplo, la hipertensión o el hipertiroidismo. También se ha estudiado el rol de ciertos trastornos y enfermedades como la diabetes, la prostatitis e incluso el alcoholismo (ya que el alcohol retrasa la eyaculación y su retirada puede adelantarla). Por lo general, estas causas sólo explican un porcentaje muy reducido de los casos.

 También existen algunas teorías que relacionan la eyaculación precoz con una excesiva sensibilidad del glande del pene. No obstante, esto sólo podría aplicarse a los casos en los que la eyaculación rápida es primaria (desde siempre) y generalizada no ya a cualquier encuentro sexual sino a cualquier estimulación, incluyendo la masturbación.

 2. Causas psicológicas

 La causa más habitual es la “ansiedad por rendimiento” o “ansiedad de ejecución”: los hombres heterosexuales (y muchos hombres gays “activos” (aunque se ha estudiado menos esta población) sienten la carga de “satisfacer” a sus parejas sexuales en el coito. Aquí hay dos planteamientos limitantes: uno es el coitocentrismo, la idea de que la penetración es la parte más importante de una relación sexual; la gran mayoría de los casos de eyaculación precoz se dan en el momento de la penetración y no en otras prácticas, ya que al dotar este momento de excesiva importancia se vive con gran presión. El otro es la creencia de que la eyaculación marca el fin de un encuentro; hay prácticas que no precisan de un pene erecto y pueden ser muy placenteras pero no se toman en consideración como opciones tras la eyaculación.

Otros motivos incluyen los problemas de pareja y la historia de aprendizaje a nivel sexual. Por ejemplo, muchos adolescentes adquieren el hábito de masturbarse de manera rápida para evitar ser vistos y su respuesta eyaculatoria queda condicionada. Generalmente, en los problemas de eyaculación precoz aparecen pensamientos de anticipación e intentos de distraerse para no eyacular rápido, pero se obtiene el efecto contrario ya que esto puede impedir la concentración en las sensaciones previas a la eyaculación.

Los tratamientos disponibles para la eyaculación precoz

La elección de tratamiento deberá estar supeditada a la evaluación de cada caso. Es decir, el tratamiento médico funcionará mejor en aquellos casos de origen físico mientras que la terapia sexológica será más efectiva cuando el problema tiene una causa psicológica. Es decir, no todos los tratamientos valen para cualquier caso. En lugar de usarse de manera intercambiable, habrá que escoger aquel que se ajuste mejor a las circunstancias de cada persona.

1. Terapia médica y farmacológica

Cuando se utilizan tratamientos farmacológicos para tratar la eyaculación precoz, lo más habitual suele ser empezar por los antidepresivos, ya que hay algunos tipos (especialmente los ISRS o Inhibidores Selectivos de Recaptación de la Serotonina) que han mostrado resultados satisfactorios a la hora de alargar la latencia eyaculatoria; sin embargo, algunas personas han experimentado como efectos secundarios una reducción del deseo y/o dificultades para tener erecciones. Por eso hay quienes prefieren el tratamiento con anestésicos tópicos de aplicación local como la lidocaína o la prilocaína, que vienen en crema y se aplican sobre el pene; el efecto indeseado que pueden generar estos compuestos es la extensión de su efecto a la piel y las mucosas de la pareja, dificultando también su orgasmo e incluso causando cierta irritación en algunas ocasiones.

Otro tratamiento médico que suele tenerse en cuenta como opción es el tramadol, un analgésico que actúa también sobre la recaptación de la serotonina, aunque todavía están investigándose sus efectos. Y, en los casos más graves, se puede optar por las cirugías de ablación y modulación del nervio dorsal del pene; eso sí, estas cirugías pueden ser irreversibles y no siempre tienen el efecto deseado, por lo que no son la alternativa más frecuente.

2. Terapia sexológica y psicológica para la eyaculación precoz

En la terapia sexológica, el objetivo principal suele ser ayudar a la persona a identificar su punto de inevitabilidad eyaculatoria: el “punto de no retorno” tras el cual es imposible parar la eyaculación. Para esto se trabaja de manera progresiva con ejercicios como la técnica del apretón de Masters y Johnson o el método de parada y arranque de Semans, que pueden hacerse en solitario o en pareja incrementando gradualmente los niveles de dificultad. En algunos casos se utiliza la técnica de focalización sensorial para evitar la ansiedad que producen las relaciones basadas en el coito y fomentar el contacto con otras sensaciones corporales.

Además de esto, puede ser necesario trabajar la ansiedad de rendimiento por medio de algunas sesiones de educación sexual y de terapia psicológica para el manejo de los pensamientos anticipatorios y la activación fisiológica (por ejemplo, con técnicas de defusión cognitiva y/o respiración diafragmática). Por último, el entrenamiento en ejercicios de Kegel puede ser un buen apoyo en la terapia para identificar los músculos responsables de la emisión del semen y reconocer mejor las sensaciones previas a la eyaculación.

Trabajar la eyaculación precoz en terapia

 Como decía en la introducción del artículo, la eyaculación precoz es una dificultad muy estigmatizada pero también es uno de los motivos de consulta sexológica más frecuentes. Es importante trabajar esto en terapia para evitar su cronificación y, si es con el apoyo de la pareja (cuando la hay), mucho mejor.

Avance Psicólogos cuenta con profesionales especialistas en Sexología que pueden ayudarte a tratar la eyaculación precoz, entre otras disfunciones sexuales. Puedes beneficiarte de nuestros servicios tanto en terapia online como a nivel presencial en nuestros despachos de Madrid.

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Referencias bibliográficas:

 Althof, S. et al. (2014). An update of the International Society of Sexual Medicine’s guidelines for the diagnosis and treatment of premature ejaculation (PE). Sexual Medicine, 2(2), 60-90.

Cooper, K. et al. (2015). Behavioral therapies for management of premature ejaculation: A systematic review. Sexual Medicine, 3(3), 174-188.

Martin, C. et al. (2017). Current and emerging therapies in premature ejaculation: Where we are coming from, where we a re going. International Journal of Urology, 24, 40-50.

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autora del artículo

Andrea Martínez Fernández

PSICÓLOGA - SEXÓLOGA COLEGIADA M-28412

Andrea Martínez es licenciada en Psicología por la Universidad de Deusto. Posee un Máster en Psicología Clínica Basada en la Evidencia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Salud Sexual y Psicología Clínica por la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Especialista en Terapias Contextuales (ACT, FAP y técnicas Mindfulness) por el Madrid Institute of Contextual Psychology. También se ha formado en Psicología Afirmativa en Diversidad Sexual y de Género por el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Desde 2019 forma parte del equipo colaborador de Avance Psicólogos ofreciendo terapia psicológica, sexológica y de pareja con perspectiva de género. Además, ejerce como divulgadora y formadora en varias plataformas relacionadas con la Educación Sexual.

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