La sexualidad nos constituye como personas

La sexualidad nos constituye como personas. Entrevista a Laura Palomares, directora de Avance Psicólogos

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No sé si conoces el cuadro de Courbet “El origen del mundo”, pero resulta chocante que todavía hoy y a pesar de cómo ha cambiado la mirada y aceptación del sexo, sigue inquietando a los visitantes que ven la obra. Por qué sucede esto si estamos habituados al sexo? Da la impresión de haber una especie de confusión entre erotismo, sexualidad, sensualidad… Quizá porque en realidad no estamos tan habituados al sexo como creemos. ¿Realmente hay una mayor y mejor educación sexual? O los tabúes y miedos acerca del sexo y la sexualidad están maquillados tras un aparente “ahora se habla más”. Es cierto que hablamos más de sexo, pero no mejor ni desde una educación sexual de calidad.

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Prueba de ello como dices, es que muchos conceptos están confundidos y no se diferencian. Esa falta de lenguaje coherente es mantenedor del tabú y su mejor aliado.

En sexología hablamos del “Hecho Sexual Humano”, para distinguir SEXO de SEXUALIDAD y ERÓTICA. Entender las diferencias e interrelación de estos tres conceptos, bien puede ayudar a encender luces y desculpabilizar.

Entendemos por SEXO, al hecho evidente de ser sexuado como varón o como mujer. Este ser sexuado como varón o cómo mujer va a tener una influencia determinante en cómo el ambiente se comporta e interactúa con nosotros, y por ende, nosotros con él. De forma inconsciente socializamos de modo diferente al bebé niño del bebé niña. El modo de hablarles en casa y en el colegio es diferente, damos por hecho que el niño jugará con cochecitos y la niña con muñecas, la ropa será azul o rosa en función del sexo. Los juegos y la manera de referirnos a él o ella varían también en función de su sexo. Las niñas suelen recibir mensajes de atención a su comportamiento:“ser una niña buena” culturalmente sigue teniendo un profundo calado en nuestra sociedad. En los niños se fomenta un mensaje de fortaleza, de intrepidez, incluso aún hoy de no expresión de la emoción: “no seas llorica”.

 

Este interactuar con nuestro entorno en función de nuestro sexo a lo largo de nuestra vida: infancia, adolescencia, madurez y vejez; nos conforma e influye más de lo que creemos.

La SEXUALIDAD se refiere a cómo me siento en el mundo y en mi entorno al ser sexuado, es decir, cómo me siento siendo un ser sexuado como hombre o como mujer. Aquí entra en juego la identidad sexual. Sabemos del sufrimiento de muchas mujeres sexuadas como varón y al revés, hombres cuyo fenotipo o sexo es femenino. Sobre este aspecto de la transexualidad, ha habido cierta evolución en nuestra sociedad a la hora de entender sus consecuencias, pero aún queda mucho por conseguir, pues siguen sufriendo una clara marginalidad a nivel de instituciones públicas y social. Son personas que se sienten como mujeres u hombres y que son socialmente tratad@s en función de su sexo, opuesto a su identidad. El peso de la identidad, cómo factor psicológico es mayor que el hecho genético o físico en este caso, al determinar que la persona pueda ser más o menos feliz con su condición . Recordemos que “salud “según la OMS hace referencia a el “bienestar” de la persona.

La ERÓTICA se refiere al acto sexual en sí mismo, es decir, a la práctica del sexo y a los gustos particulares. Desde a qué posturas nos gustan más, a nuestras zonas erógenas y con quién. Aquí entraría la orientación sexual, es decir, si prefiero el sexo con personas del mismo sexo o no, las fantasías sexuales y el autoerotismo o masturbación.

Si somos seres sexuados, ¿por qué la sociedad castiga el sexo y la libertad sexual de manera flagrante?

La concepción reproduccionista del sexo en nuestra sociedad, de clara influencia judeo-cristiana, ha genitalizado el sexo. Así concebimos el sexo en base a “lo que se hace” y siempre muy relacionado a la penetración. Si a lo largo de nuestra historia cultural, sexo es lo que se practica “por y para la reproducción”, categorizando como inmoral todo lo que se sale de esta premisa, el sexo se ve reducido a una mera función, genitalizada y por lo tanto distorsionada. El sexo nos constituye como personas, simplificar esto da paso y es vía fácil para una moral sexual dominada por prejuicios y tabúes.

Cuando podemos empezar a hablar a nuestros hijos e hijas sobre sexo? ¿Es interesante hacer también hincapié en la educación sexual desde la infancia? ¿Por qué?

¡Desde el principio!, desde que empiezan a entender y hablar, pero adaptando la educación sexual a su edad y a su capacidad, no sólo cognitiva sino emocional de entender. Una educación sexual no hace referencia únicamente a hablar de la reproducción o temas relacionados con la erótica. Ser conscientes de esto ayuda a transmitir un mensaje de sexualidad como valor y no como mera función.

¿Qué podemos hacer para tener una buena salud sexual?

Aunque me repita, intentar partir de entender que la sexualidad no es una función o un añadido, que sirve para tener hijos o sentir placer. La sexualidad nos conforma, es parte de nuestro “ser en el mundo con el otro.”

mi concepción de la sexualidad, descartando los tabúes y centrándome en la información, va a determinar el modo en que me comunico con mi pareja y entiendo la relación.

No tener miedo en hablar, en consultar y en saber conseguir una buena y fiable información sexual es también paso fundamental. Conocer y aceptar nuestros cuerpos, ser conscientes de su sensualidad y capacidad perceptiva, son algunos de los aspectos a tener en cuenta.

Como ves, no entro a hablar de sexualidad en la pareja, porque lo anteriormente citado influye directamente sobre este punto: mi concepción de la sexualidad, descartando los tabúes y centrándome en la información, va a determinar el modo en que me comunico con mi pareja y entiendo la relación.

  • Los adolescentes son aquellos que están en el punto de mira de los prejuicios tanto de sus familias como de sus iguales, así como del entorno en el que se mueven, a lo que se suma el mundo de las redes sociales e internet. Cómo podemos hablarles y qué podemos hacer para que no se sientan intimidados con este tema del que tanto cuesta hablar?

Lo primero que captan es nuestro sonrojo, por lo que evitan consultarnos y hablar sobre sus dudas con nosotros. Este nerviosismo y autocensura es, sin que seamos conscientes, parte de la educación sexual que reciben. El mensaje que les llega es: “mis padres se ponen nerviosos, luego este tema es tabú”.

 

Para poder dar una educación sexual veraz, sin las distorsiones que la saturación de información que internet genera les despiste, y sin la influencia de los propios prejuicios, es imprescindible que seamos nosotros, los adultos, los primeros en tratar de entenderla, educándonos. Tendremos que hacer hincapié entonces, en entender que la sexualidad es una actitud, no una mera recogida de datos, que implica: desde el conocimiento de mi propio cuerpo a la aceptación del mismo, pasando por tirar por tierra mis propios prejuicios una vez localizados, a la información que la aportación de la sexología nos brinda.

 

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autora del artículo

Laura Palomares Pérez

PSICÓLOGA - SEXÓLOGA COLEGIADA M-15270

Laura Palomares (Madrid, 1973) se licenció en Psicología en la por la UAM, funda y forma parte de Avance Psicólogos desde el año 1999. Amplía su formación en los siguientes ámbitos de la psicología: Título de Formadora en Sexología por el Instituto de Ciencias Sexológicas (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henarés. Master en Sexología por el Instituto de Sexología de Madrid (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henares. Prácticum en la Sociedad Sexológica de Madrid-Fundación SEXPOL. Título de Especialista en Terapia Gestalt, por la Fundación Laureano Cuesta en la Universidad de Comillas. Especialista en Terapia de Pareja, por el Centro Psicológico Dr. De Francisco. Diploma en Técnicas de Integración Cerebral (TIC), por el Centro de Terapias de Avanzadas. Tras 25 años de experiencia como psicoterapeuta, ahora colabora como divulgadora para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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