Cómo el autoengaño nos lleva a mantener relaciones tóxicas. Las relaciones tóxicas son ya de por sí problemáticas y dañinas, pero a ello debemos añadirle que, además, tienen una gran capacidad para hacernos internalizar creencias erróneas que nos predisponen a seguir involucrados en ellas, a no atrevernos a cortar con ellas.
Y es que el autoengaño en las relaciones tóxicas es una realidad que debemos comprender para prevenir caer en ellas o, al menos, saber detectar sus efectos en la mente y contrarrestar los efectos de este, de modo que no determine el modo en el que interpretamos la realidad.
Para ayudar en este proceso, a lo largo de las siguientes líneas te mostraremos las formas de autoengaño más comunes que nos llevan a mantener las relaciones tóxicas.
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¿Por qué nos autoengañamos?
Aunque se dice que el ser humano es un animal racional, eso no significa que seamos apaches de analizar la realidad en términos puramente lógicos y racionales. En realidad, el fenómeno del autoengaño es relativamente frecuente en todos los ámbitos de la vida; afecta a prácticamente todas las personas en mayor o menor medida, pero eso no significa que sea siempre un problema significativo.
Por ejemplo, ocurre mucho que sobreestimamos los progresos que hemos realizado durante nuestra jornada de trabajo, algo que nos resulta muy conveniente a la hora de no sentir culpa si acto seguido disfrutamos de un fin de semana o de unas vacaciones desconectados de nuestras responsabilidades laborales. De hecho, en situaciones así, incluso puede ocurrir que el autoengaño nos beneficie, porque en caso de no existir, seríamos incapaces de desconectar mentalmente del trabajo en un tiempo que se supone que está dedicado al descanso y en el que de todas formas tampoco podríamos trabajar en condiciones (por ejemplo, porque o estamos en nuestra oficina), de modo que a la vuelta de esos días de descanso rendiríamos peor debido al desgaste psicológico sufrido.
Ahora bien, hay situaciones en las que el hecho de mantener un patrón de pensamiento basado en el autoengaño sí puede contribuir a mantener un problema o incluso a agravarlo; esto ocurre mucho con las relaciones tóxicas. En muchos casos, los autoengaños de este tipo tienen la función de servir como excusa para no dar el difícil paso de romper con esos vínculos personales, es decir, salir de la zona de confort (aunque esta nos genere precisamente todo lo contrario al bienestar). Veamos por qué y de qué manera.
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5 tipos de autoengaño que nos empujan a seguir en una relación tóxica
Estas son las formas de autoengaño que se dan habitualmente en las relaciones tóxicas y que facilitan que estas se mantengan en funcionamiento.
1. Esa persona decide por mí porque yo no sé lo que me conviene
Este tipo de autoengaño es común en relaciones tóxicas en las que se ha producido un proceso de gaslighting; es decir, que una persona ha manipulado psicológicamente a la otra para hacerla dudar de sus propias facultades.
2. He sacrificado tanto por esa persona que en algún momento arreglaré esta relación
Este autoengaño se basa en la falacia de que nuestra percepción del trabajo o el sacrificio que hemos puesto para lograr una meta nos informa de cuán cerca o lejos estamos de lograr lo que nos habíamos propuesto. Lo cierto es que la capacidad de una relación para generarnos bienestar o felicidad nunca depende enteramente de nosotros.
3. Quienes me dicen que salga de la relación lo hacen porque tienen celos
Esta creencia parece ser exageradamente irracional o incluso paranoica, pero resulta sorprendentemente común en los casos de relaciones de pareja tóxicas. Esto ocurre porque muchos de estos noviazgos o matrimonios resultan dañinos precisamente porque llevan a al menos una de las personas a romper sus vínculos con sus amigos y familiares, de modo que aparecen los motivos para asumir que esas personas quieren que esa relación termine… Y la imaginación hace el resto.
4. Mi función es sacrificarme por esa persona
No debemos olvidar que hay una serie de expectativas asociadas a la tradición y a la idea de “lo que debe ser” que llevan a las personas a asumir una cantidad casi ilimitada de malestar en una relación, impidiendo que consideren su propio bienestar o incluso su salud. Cabe destacar, por ejemplo, los roles de género que llevan a muchas mujeres a ver como algo indeseable el no mantener un rol subalterno ante sus parejas y a muchos hombres a tener miedo a expresar su tristeza si una relación no les hace felices, al ser esta una forma de debilidad (supuestamente). Este tipo de creencias sirven para normalizar el malestar en las relaciones, e incluso para buscar la virtud moral en el sacrificio independientemente de si esto tiene consecuencias positivas o no.
5. Esta relación me ha consumido tanto que fuera de ella solo me espera la soledad
Este tipo de autoengaño se da en personas que incluso si son capaces de reconocer que esa relación tóxica les hace daño, no ven una salida viable a esta, precisamente por los efectos que ese vínculo ha tenido en su psique. Es decir, que estas personas creen que el momento para cortar con la relación ya ha pasado, porque esta ha permeado tanto su manera de sentir y de pensar que, en caso de dar el paso y desplazar a esa persona para dar oportunidades a otras, no sería posible conectar con ellas. Pero lo cierto es que la capacidad de adaptación del ser humano es extraordinaria y que incluso quienes han pasado por vivencia altamente dolorosas emocionalmente suelen tener un nivel de resiliencia suficiente como para rehacer sus vidas.
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Referencias bibliográficas:
Adkins, K.C. (2019). Gaslighting by crowd. Social Philosophy Today. 35: pp. 75 – 87.
de Celis, Estibaliz. (2011). «Prevención de la violencia de género». En Pérez, Jesús; Escobar, Ana. Perspectivas de la violencia de género. Madrid: Grupo 5 Editorial.
Rey-Anacona, C.A. (2009). Maltrato De Tipo Físico, Psicológico, Emocional, Sexual Y Económico En El Noviazgo: Un Estudio Exploratorio. Acta Colombiana de Psicología 12 (2): pp. 27-36.