bajo estado de ánimo en invierno

Cómo gestionar el bajo estado de ánimo en invierno

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Muchas personas sienten que, al llegar el invierno, su estado de ánimo baja en cuestión de pocos días y se mantiene así durante varias semanas. Esto no solo produce malestar, sino que en muchos casos también se refleja en una manera diferente de comportarse y de relacionarse con los demás. ¿Qué hacer ante este fenómeno?

En este artículo te daremos las claves acerca de cómo gestionar el bajo estado de ánimo en invierno, dando consejos que puedes aplicar al día a día.

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Posibles causas del bajo estado de ánimo en invierno

Estos son algunos de los factores que pueden estar detrás de dicho fenómeno.

1. Estilo de vida muy sedentario

Para mucha gente, el invierno equivale a pasar mucho más tiempo en casa, en el sofá, la cama o el escritorio, y en general, ejercitándose muy poco. Esto hace que el rango de actividades agradables a realizar y de aficiones quede reducido por el frío que hace fuera, lo cual facilita el decaimiento del estado de ánimo.

2. Problemas de salud física

En invierno somos algo más vulnerables a los problemas de salud, porque al pasar más tiempo en interiores, nos exponemos más a los contagios. Si sufrimos estos problemas durante períodos más o menos prolongados, es frecuente que surja un bajo estado de ánimo.

3. Percepción del fin de ciclo

Sobre todo en el hemisferio norte, el invierno propicia que percibamos estos meses como una etapa de fin de ciclo e inicio de otro, algo que nos expone más a las comparaciones y a valorar lo que hemos hecho durante el año. Si el resultado de este ejercicio de autovaloración es negativo o no se ajusta a las expectativas, aparece la tristeza.

4. Trastorno afectivo estacional

Como su nombre indica, aquí ya estamos hablando de una psicopatología; en concreto, una emparentada con la depresión mayor. Sin embargo, en ese caso, la alteración del estado de ánimo tan solo dura unas semanas, y su inicio coincide aproximadamente con el comienzo de una de las estaciones del año, normalmente el invierno. Veamos cuáles son sus características.

4.1. Tristeza y sentimiento de desesperanza

Como en todos los trastornos depresivos, aquí se da una tendencia a adoptar una manera de interpretar la realidad muy pesimista, que lleva a un círculo vicioso de tristeza y desesperanza. A la vez, este estado de ánimo muy decaído desgasta la autoestima.

4.2. Cambios en los ritmos de actividad

En el cambio afectivo estacional también vemos reducida drásticamente la actividad diaria de la persona, hasta el punto en que deja de hacer todo aquello que en circunstancias normales haría o le produciría bienestar. Entra en un estado de pasividad y falta de ganas para hacer todo lo que le gustaba hacer en otras circunstancias.

Este fenómeno se traduce en una reducción de la actividad física o deportiva y también de la actividad sexual o incluso de la líbido.

4.3. Cambios de alimentación

La pérdida de apetito repentino o, por el contrario, un mayor apetito y un aumento de peso pueden ser también síntomas asociados al trastorno afectivo estacional. A la vez, es habitual que las personas que han desarrollado este trastorno coman sin tener hambre, como una estrategia disfuncional para evadirse de sus problemas y aliviar el malestar que sienten.

Es por eso por lo que debemos estar atentos en todo momento a cualquier variación en los hábitos alimenticios, ya que esto da lugar a problemas de salud derivados de esta alteración psicológica, como por ejemplo la malnutrición o el sobrepeso.

4.4. Dificultades laborales

La disminución en la productividad y la dificultad para enfrentarse a los retos laborales del día a día durante los meses de invierno también constituyen síntomas clásicos de este tipo de trastorno afectivo.

Y es que el aumento del cansancio, la somnolencia o la tristeza, unidos a una falta de atención y una dificultad para resolver problemas, no son para nada buenos aliados cuando necesitamos rendir profesionalmente en nuestro trabajo diario.

4.5. Cambios en las relaciones interpersonales

Además de todo lo mencionado anteriormente, el trastorno afectivo estacional también afecta a la manera en la que nos relacionamos con nuestro entorno, tanto con amigos como con familiares.

Una persona que se siente muy angustiada, cansada o triste, no podrá desenvolverse de manera fluida en situaciones de interacción social y verá mermada su capacidad de relacionarse con otras personas.

¿Qué hacer para gestionar el bajo estado de ánimo en invierno?

Sigue estos consejos generales para mejorar tu situación.

  • Si crees que has desarrollado un trastorno, acude a psicoterapia cuanto antes.
  • Cuida de tu salud: llevar un estilo de vida saludable mantiene tu sistema inmunológico en forma y te permite sacarle más partido a tu día a día.
  • Adapta tus aficiones a las exigencias del invierno (y sobre todo, no dejes de practicar ejercicio)
  • Aprovecha las horas de luz solar: esto permitirá que tu reloj biológico no sufra desajustes.
  • No dejes de socializar y de reunirte con amigos y seres queridos: eso aportará experiencias variadas y no caer en la pasividad, y te aportará otros puntos de vista desde los que interpretar la realidad.

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Referencias bibliográficas:

Marshall, F.; Cheevers, P. (2003). Positive options for Seasonal Affective Disorder. Alameda, California: Hunter House.

Oginska H.; Oginska-Bruchal, K. (2014). Chronotype and personality factors of predisposition to seasonal affective disorder. Chronobiology International, 31(4): 523 – 531.

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autora del artículo

Picture of Por Laura Palomares Pérez

Por Laura Palomares Pérez

PSICÓLOGA - SEXÓLOGA COLEGIADA M-15270

Laura Palomares (Madrid, 1973) se licenció en Psicología en la por la UAM, funda y forma parte de Avance Psicólogos desde el año 1999. Amplía su formación en los siguientes ámbitos de la psicología: Título de Formadora en Sexología por el Instituto de Ciencias Sexológicas (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henarés. Master en Sexología por el Instituto de Sexología de Madrid (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henares. Prácticum en la Sociedad Sexológica de Madrid-Fundación SEXPOL. Título de Especialista en Terapia Gestalt, por la Fundación Laureano Cuesta en la Universidad de Comillas. Especialista en Terapia de Pareja, por el Centro Psicológico Dr. De Francisco. Diploma en Técnicas de Integración Cerebral (TIC), por el Centro de Terapias de Avanzadas. Tras 25 años de experiencia como psicoterapeuta, ahora colabora como divulgadora para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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