¿Qué es la Resiliencia y cómo podemos mejorarla?
La resiliencia se refiere a la capacidad para afrontar momentos difíciles e incluso traumáticos de manera flexible, eficaz y positiva. Las personas resilientes tienen además la capacidad de sobrellevar enormes fuentes de estrés de manera más o menos sosegada, reflexiva y desde el autocontrol.
Aprender a sobrellevar las dificultades de manera más positiva es algo que todos tenemos que hacer antes o después, y se puede.
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¿Qué es la resiliencia?
A lo largo de mis años como psicóloga he tenido la suerte de conocer en consulta a muchas personas con esta capacidad. Acudir a la consulta del psicólogo no significa, ni mucho menos, que la persona no tenga la capacidad de afrontar las dificultades y acontecimientos traumáticos con una enorme capacidad de superación, que simplemente necesita saber cómo orientar. Ellos me han ayudado a saber más sobre la resiliencia, aplicarlo en mi día a día y a tratar de transmitir estos conocimientos para que otras personas aprendan a desarrollarla.
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¿Qué caracteriza a las personas resilientes?
La persona resiliente se caracteriza por algunas de las siguientes capacidades o rasgos:
- Empatía: saben ponerse en el lugar de los demás, lo que les lleva a enfocar las dificultades desde varios puntos de vista, encontrando más opciones o soluciones a los problemas.
- Saben relativizar y priorizar, por lo que el estrés es sobrellevado de una manera más positiva.
- Reconocen el sufrimiento o emociones negativas como una posibilidad de aprendizaje y desarrollo personal.
- Son autocríticas sin caer en la autocompasión ni victimizarse.
- No juzgan, ni a ellos mismos ni a los demás.
- Reconocen y localizan sus emociones, lo que favorece un mayor conocimiento de sí mismos.
- Saben escuchar, abiertos a otras opiniones o puntos de vista.
- Ajustan el pensamiento, por lo que los errores de pensamiento o distorsiones cognitivas, muchas veces heredadas de generación en generación y reforzadas por presión social, son desmontadas.
- Afrontan el problema como un reto lo que les proporciona desenvoltura en la resolución de problemas y toma de decisiones.
- Tienen un enorme sentido de la justicia que trasladan desde la asertividad.
- Saben pedir ayuda y poner límites o decir no.
- Tienen una elevada tolerancia a la frustración.
Muchas veces puede parecer, al describir estas capacidades, que la persona resiliente no sufre ante la adversidad, pero no es así en absoluto. Su tolerancia a la frustración y autocontrol ayudan a que la ansiedad no les lleve al bloqueo, pero eso no quiere decir que no sientan la ansiedad y el dolor ante los acontecimientos difíciles o traumatices.
Otra característica muy importante de las personas resilientes, es que ante las dificultades tratan de “no pagarlo” nunca con los demás, lo que ayuda a que su entorno quede preservado y tengan apoyo a su alrededor.
De todos modos, que duda cabe que las circunstancias personales, nuestro entorno y apoyo emocional por amigos y familiares favorecen la resiliencia.
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Mejorar esta capacidad
Con todo esto no debemos pensar que he existe un modo de ser cercano a la perfección y que los demás no tenemos esa capacidad. No siempre se tienen todas estas habilidades y la mayoría se aprenden en el camino; la capacidad de aprender a sobrellevar las dificultades de manera más positiva es algo que todos tenemos que hacer antes o después, y se puede.
Como una huella dactilar, cada uno de nosotros tiene alguna de estas características más o menos desarrollada; se adolece de alguna pero se destaca en otras.
Alcanzar un equilibrio entre todas ellas, reconociendo las que tengo que desarrollar más y dónde están las propias carencias, es uno de los objetivos de la terapia a la hora de afrontar las dificultades e incluso el dolor al que situaciones como una ruptura, la pérdida de un ser querido, problemas en el trabajo, etc, nos exponen.