¿Cómo saber si tengo dismorfia corporal?

¿Cómo saber si tengo dismorfia corporal? Definición, síntomas y tratamiento

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¿Cómo saber si tengo dismorfia corporal? En un mundo dominado por Internet y por lo audiovisual, parece como si la apariencia física de las personas fuese algo fundamental, uno de los criterios principales para establecer aquello a lo que debemos aspirar.

Esta presión social por acercarnos lo máximo posible a los cánones de belleza es algo que afecta a la mayoría de la población en mayor o menor medida, y que produce mucho malestar. Sin embargo, este malestar raramente da paso a una psicopatología. Cuando esto ocurre, una de las que tiene mayores probabilidades de surgir es el trastorno dismórfico corporal, una psicopatología que, según se estima, afecta a entre un 0,7% y un 2% de la población.

Pero… ¿en qué hay que fijarse para darnos cuenta de que hemos desarrollado esta alteración mental? El diagnóstico de este trastorno siempre es realizado por profesionales de la salud mental, pero es importante conocer algunas ideas básicas para detectar sus síntomas y buscar ayuda en terapia. Así pues, en este artículo veremos cómo saber si tienes trastorno dismórfico corporal.

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¿Qué es la dismorfia corporal?

Tal y como indica su nombre, el trastorno dismórfico corporal es una psicopatología en la que el problema radica en la gestión de la percepción del propio cuerpo, y los patrones de comportamiento asociados a esta.

Quienes desarrollan este trastorno sienten la necesidad de modificar la apariencia de su cuerpo de manera radical, o mientras no puedan hacerlo, al menos intentan por todos los medios aplicarse cosméticos, maquillaje, etc. En los casos más extremos, el hipotético defecto a corregir ni siquiera existe bajo criterios objetivos, y en el resto de casos, aquellos rasgos que se alejan un poco de los cánones de belleza (o de los estándares de belleza que tenga la persona en particular) son percibidos de manera muy exagerada.

Es por consiguiente un problema en cierta manera similar a la anorexia y la bulimia, en los que también existe una fuerte preocupación por la imagen corporal de uno mismo. Sin embargo, como veremos, el trastorno dismórfico corporal tiene características propias y de hecho no forma parte de los trastornos de la conducta alimentaria, sino del espectro obsesivo-compulsivo.

Síntomas de la dismorfia corporal

Los síntomas de la dismorfia corporal son fundamentalmente dos.

Por un lado está la aparición de pensamientos obsesivos y de un fuerte sentimiento de angustia al pensar en el propio cuerpo y, especialmente, al verse en un espejo o en fotografías y grabaciones de vídeo.

Por el otro, son típicas las conductas ritualizadas (aunque no en el extremo en el que lo están las del Trastorno Obsesivo-Compulsivo) para intentar alejar de la mente esos pensamientos y el malestar asociado a ellos. En ocasiones se llega a ahorrar durante meses para someterse a varias cirugías estéticas que no suelen poner fin al malestar.

¿Cómo saber si tengo dismorfia corporal?

Para distinguir el trastorno dismórfico corporal de los problemas de autoestima no psicopatológicos, fíjate en estas ideas clave. Para presentar esta alteración psicológica no hace falta que se den todas ellas, pero son pautas que te ayudarán a saber si necesitas acudir a un especialista en salud mental, quien realizará el diagnóstico final.

1. ¿Al relacionarte con los demás sientes incomodidad ante la idea de que se fijen en tus “defectos”?

La idea de que los demás dirijan su mirada hacia los supuestos defectos físicos de uno mismo hace que quienes presentan trastorno dismórfico corporal lo pasen mal muchas veces cuando interactúan cara a cara con otras personas.

2. ¿Te fijas en tu reflejo en el espejo solo para observar tus supuestas imperfecciones?

Si estás haciendo tareas de aseo y te encuentras delante del espejo, es normal que te estés mirando todo el rato. Pero las señales de alerta aparecen cuando estás haciendo otra actividad en otro lugar, y te mueves específicamente para ver tu reflejo, para luego retirarte del lugar y dedicarte a otra cosa.

Quienes presentan trastorno dismórfico corporal suelen desarrollar una relación de amor-odio con el espejo, ya que sienten la tentación de mirar su reflejo pero a la vez saben que eso les hará sentirse mal; por ello, es frecuente que se miren durante muy pocos segundos seguidos (o incluso durante fracciones de segundo).

3. ¿Sufres pensamientos intrusivos basados en tu aspecto?

El aspecto obsesivo de los pensamientos acerca de la propia apariencia es otra de las características destacables del trastorno dismórfico corporal. Los problemas de autoestima no suelen tener este efecto centrado fundamentalmente en rasgos físicos específicos, sino que se extienden a muchas otras particularidades de uno mismo, sin estar enfocadas en una o en unas pocas en concreto.

Así, quienes han desarrollado trastorno dismórfico corporal se ven perturbados habitualmente por pensamientos intrusivos sobre su aspecto, lo cual va asociado a lo que hemos visto antes, la tentación de mirarse en el espejo.

4. ¿Tu problema te ha llevado a pensar en modificar tu aspecto a costa de tu salud?

El malestar producido por la percepción de esos “defectos físicos” lleva a muchas personas a vulnerar el buen funcionamiento de su cuerpo con tal de disimular esos rasgos con los que no se sienten bien. Algunos ejemplos de esto los encontramos en medidas drásticas para blanquearse la piel con productos que la dañan, el uso de corsés muy ajustados, el uso excesivo de maquillaje durante muchas horas a la semana, etc.

5. ¿Tiendes a aislarte para evitar críticas, burlas o rechazo social?

El sentimiento de inferioridad y de inadecuación a los contextos sociales hace que las personas con trastorno dismórfico corporal suelan adoptar una actitud muy tímida en cuanto a la tendencia a evitar exponerse a la mirada de los demás cuando pueden hacerlo.

6. ¿La preocupación por tu aspecto te dificulta rendir bien al estudiar o al trabajar?

La angustia que genera esta incomodidad con la autoimagen lleva a tener dificultades para concentrarse en tareas complejas o moderadamente complejas.

Causas del trastorno dismórfico corporal

Las causas del trastorno dismórfico corporal son variadas, y tienen que ver tanto con predisposiciones genéticas (que por sí solas no producen ninguna alteración mental dañina) y determinados aprendizajes involuntarios mediados por la cultura en la que se vive. Este último factor resulta especialmente importante en los países de Occidente, en los que los medios de comunicación difunden unos cánones de belleza idealizados y que no reflejan la diversidad real de los cuerpos en la mayoría de seres humanos.

De este modo, teniendo como referencia esas imágenes de cuerpos jóvenes, simétricos y muy próximos a los cánones de belleza masculinos y femeninos, muchas personas terminan siendo incapaces de no sentirse muy mal al mirarse en un espejo.

Tratamiento de la dismorfia corporal

En psicoterapia, los psicólogos trabajamos con la raíz del problema, que no está en la existencia de rasgos físicos intrínsecamente desagradables a la vista, sino en la manera en la que la persona con trastorno dismórfico corporal ha aprendido a verse a sí misma.

Para ello se realizan una serie de sesiones terapéuticas en la que se contribuye a que la persona haga evolucionar su estilo de pensamiento al verse a sí misma, y por el otro se la acostumbra a no realizar rituales de comprobación constantes (ya que estos alimentan la angustia y el poder de los pensamientos obsesivos).

¿Dismorfia corporal o baja autoestima?: sus diferencias

En este punto, es posible que surja la duda acerca de cómo distinguir si una persona padece dismorfia corporal o si tiene baja autoestima. Para esclarecer esto, es necesario comprender que la autoestima hace referencia a la valoración de nuestra propia persona y al grado de seguridad que tenemos en nuestras aptitudes para resolver conflictos. La autoestima oscila con el tiempo en función a los eventos con los que nos enfrentemos en determinada etapa de nuestra vida, pero también está determinada por nuestra historia de vida.

 Cuando una persona tiene baja autoestima, ésta suele sentirse atormentada por creencias distorsionadas y pensamientos negativos acerca de sí misma. Además, se ha comprobado que las personas con baja autoestima tienden a experimentar mayores grados de ansiedad o depresión que las personas que puntúan más alto respecto a esta variable.

La baja autoestima, aunque es una variable que está relacionada a distintos trastornos psicológicos, no es estrictamente uno. Muchas personas pueden tener baja autoestima y no padecer una enfermedad mental. En cambio, la dismorfia corporal sí está incluida dentro de tal categoría y, por lo tanto, en varios manuales de psicopatología. Sin embargo, si tenemos esta conceptualización en cuenta y la contrastamos con la desarrollada acerca de la dismorfia corporal, podremos reparar en que, a pesar de ser constructos distintos, no son completamente excluyentes.

¿Se relaciona la dismorfia corporal con una baja autoestima?

De hecho, podemos sostener que existe relación significativa entre ambos conceptos. Distintas investigaciones científicas han estudiado mediante métodos cuantitativos esto. Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Southern Illinois varios años atrás utilizó al manual de diagnóstico DSM-IV para excluir de la investigación a sujetos que cumplían con el criterio de trastornos alimenticios con el objetivo de estudiar específicamente la relación entre el desorden de dismorfia corporal con otros constructos psicológicos. Los hallazgos indicaron que existía relación entre niveles bajos de estima corporal y baja autoestima, como así también con una alta tendencia obsesivo-compulsiva, depresiva y a la somatización.

Posteriormente, un estudio de la Escuela Médica de Brown encontró la siguiente correlación: a menor autoestima, más severos eran los síntomas asociados a la dismorfia corporal. Sin embargo, no fue claro para las investigadoras si una autoestima pobre predispone a las personas a este trastorno o si es consecuencia del desorden. Estas conclusiones afianzan la idea de que ambos constructos no se anulan entre sí, sino que se trata de dos conceptos distintos que no obstante podrían estar relacionados.

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Referencias bibliográficas:

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Fang, A; Hofmann S.G. (2010). Relationship between social anxiety disorder and body dysmorphic disorder. Clinical Psychology Review, 30(8): pp. 1040 – 1048.

Arbinaga, F., y Caracuel, J. (2003). Aproximación a la dismorfia muscular. Cuadernos de medicina psicosomática y psiquiatría de enlace, 65(5), 7-15.

Calderón-Mazzotti, I., y Cruz-Mendoza, E. D. (2022). Narrativas sobre dismorfia corporal en TikTok. Aiken. Revista De Ciencias Sociales Y De La Salud, 2(2), 31–46. Recuperado a partir de https://eamdq.com.ar/ojs/index.php/aiken/article/view/35

Biby, E. L. (1998). The relationship between body dysmorphic disorder and depression, self‐esteem, somatization, and obsessive–compulsive disorder. Journal of clinical psychology, 54(4), 489-499.

Phillips, K. A., Pinto, A., y Jain, S. (2004). Self-esteem in body dysmorphic disorder. Body image, 1(4), 385-390.

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autora del artículo

Laura Palomares Pérez

PSICÓLOGA - SEXÓLOGA COLEGIADA M-15270

Laura Palomares (Madrid, 1973) se licenció en Psicología en la por la UAM, funda y forma parte de Avance Psicólogos desde el año 1999. Amplía su formación en los siguientes ámbitos de la psicología: Título de Formadora en Sexología por el Instituto de Ciencias Sexológicas (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henarés. Master en Sexología por el Instituto de Sexología de Madrid (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henares. Prácticum en la Sociedad Sexológica de Madrid-Fundación SEXPOL. Título de Especialista en Terapia Gestalt, por la Fundación Laureano Cuesta en la Universidad de Comillas. Especialista en Terapia de Pareja, por el Centro Psicológico Dr. De Francisco. Diploma en Técnicas de Integración Cerebral (TIC), por el Centro de Terapias de Avanzadas. Tras 25 años de experiencia como psicoterapeuta, ahora colabora como divulgadora para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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