Disfunciones sexuales en parejas ¿Qué son y cómo se tratan?. Una disfunción sexual es una afectación en alguna o varias de las etapas de la conducta sexual que impide que la persona disfrute plenamente de sus relaciones sexuales con los demás o de la masturbación, ya sea por un “bloqueo” de su capacidad para excitarse, un dolor asociado a la experiencia sexual, o la imposibilidad de alcanzar el orgasmo.
Ahora bien, a pesar de que por su definición este tipo de problemas parezcan ser de raíz puramente biológica, lo cierto es que están íntimamente asociadas a una serie de procesos emocionales y psicológicos en general que juegan un papel importante en este tipo de trastornos ya sea como causas, como consecuencias, o, tal y como pasa habitualmente, como causas y consecuencias a la vez.
En este artículo vamos a centrar nuestra atención en uno de esos elementos psicológicos más ligados a las disfunciones sexuales: los problemas de autoestima. Veamos sus características y cómo se tratan en terapia (de manera aproximada y resumida).
La importancia de la autoestima para comprender las disfunciones sexuales
Al hablar acerca de las disfunciones sexuales, muchas veces se cae en el error de asumir que estas son alteraciones orgánicas que afectan en todo caso a los órganos sexuales primarios y a sus estructuras biológicas adyacentes. Es decir, como si se tratase de “bloqueos” puramente mecánicos que impiden que los procesos fisiológicos normales tengan lugar.
Sin embargo, se ha comprobado que un alto porcentaje de las disfunciones sexuales se deben a causas psicosociales, es decir, que no hay causa orgánica principal. De hecho, se estima que en aproximadamente el 90% de los casos de disfunciones sexuales, estas se deben a una alteración psicológica (más allá de que se trate de psicopatologías descritas de manera “oficial” en manuales diagnósticos), pudiendo tener más de una causa de carácter psico-social como por ejemplo el tipo de educación recibida, las expectativas poco razonables, la existencia de una disfunción sexual en la pareja o una experiencia sexual temprana de carácter aversivo.
Por ejemplo, en la disfunción eréctil suelen jugar un rol clave creencias como “no soy lo suficientemente hombre”, algo que puede ser remediado tanto cuestionando los roles de género ligados a la masculinidad (mediante la psicoterapia y concretamente la reestructuración cognitiva) como refutando la idea de que no se es capaz de tener una erección completa en ninguna circunstancia (mediante la terapia sexual). Del mismo modo, la creencia de que la persona con la que se tiene sexo realmente no siente deseo por el o la paciente también puede ser eliminada trabajando en los problemas de autoestima, algo que contribuye a que las relaciones sexuales sean mucho más fluidas y satisfactorias, dado que en el sexo las expectativas de lo que pasará son muy importantes.
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La terapia ante las disfunciones sexuales y la baja autoestima
Ante las disfunciones sexuales asociadas a problemas de autoestima, suele ser necesario intervenir en el problema tanto desde la terapia sexual como desde la psicoterapia, de manera que a la vez que se acompaña a la persona en el proceso de superar la disfunción en sí, se la ayuda también desde las estrategias para mejorar su capacidad para valorarse a sí misma y para gestionar sus emociones y sus expectativas ante el sexo.
En primer lugar se establece un diagnóstico del problema y se formulan hipótesis acerca de qué técnicas podrían ayudar al o la paciente.
Dada la dificultad de realizar una observación directa, por considerarse una conducta íntima, será muy importante la valoración subjetiva que haga el sujeto de su afectación. Así, un criterio fundamental y que se debe cumplir para el diagnóstico es que el paciente muestre un malestar clínicamente significativo generado por la situación.
En segundo lugar, en lo relativo a los problemas de autoestima, en la gran mayoría de los casos estos son entendidos como causa y consecuencia de las disfunciones sexuales. Aunque esto puede parecer una mala noticia porque no aporta una visión simple y secuencial del problema, no lo es tanto, porque indica que una vez se ha ayudado a la persona a aprender a amarse a sí misma y a verse de una manera menos injusta consigo misma, el círculo vicioso queda roto y los cambios a mejor se producen en relativamente poco tiempo, permitiendo que el tratamiento de un salto cualitativo a mejor importante.
Algunas de las estrategias más usadas para ayudar a las personas con problemas de autoestima son las siguientes:
- Reestructuración cognitiva: se ayuda a la persona a detectar sus creencias disfuncionales (en este caso, creencias acerca de uno mismo), ponerlas a prueba contrastándolas con la realidad, y sustituirlas por otras más realistas y objetivas.
- Detección de pensamientos-trampa: mediante ejercicios de autoconocimiento como el diario de emociones, se ayuda a la persona a detectar en el día a día los pensamientos de auto-sabotaje que le predisponen a ceder a la tentación de no afrontar sus miedos.
- Aprendizaje de maneras alternativas de disfrute de la sexualidad: se ayuda a la persona a abrirse a nuevas maneras de vivir el sexo tan válidas como las prácticas asociadas al modelo heterosexual convencional, centrado en la procreación y en la penetración completa.
- Entrenamiento en técnicas de auto-motivación: se ayuda a la persona a ser el motor de su propio cambio adoptando nuevas rutinas de gestión emocional y vida saludable en el día a día, pasando de los deseos a las acciones. Esto hará que sea más capaz de exprimir sus talentos y habilidades a través de las nuevas aficiones e intereses, algo clave para reforzar la autoestima más allá de la pura introspección.
- Mejora de las habilidades sociales: esto permite a la persona estar más confiada de sus posibilidades de generar una buena impresión en los demás tanto en relaciones convencionales como en relaciones sexuales.
- Entrenamiento en la gestión del miedo: se enseña a la persona a tolerar un cierto nivel de ansiedad o miedo sin que esto la arrastre hacia las conductas de autosabotaje, en favor de lograr metas más estimulantes a medio y largo plazo (en lo social y en lo sexual).
Todo esto, por supuesto, acompañando esta faceta del tratamiento con técnicas de terapia sexual que permitan que la persona expanda sus opciones para disfrutar del sexo en la medida en que no tenga enfermedades físicas que le impidan hacer ciertas cosas. En este proceso también se apreciarán cambios importantes una vez la autoestima de la persona haya quedado re-equilibrada.
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Referencias bibliográficas:
Alberts, N. (2020) What is an Inferiority Complex? Symptoms Causes, Diagnosis, and Treatment.
Massenzana, FB (2017). «Autoconcepto y autoestima: ¿sinónimos o constructos complementarios?». PSSOCIAL. Revista de investigación en psicología social.
McCabe, M., Sharlip, I., Atalla, E., Balon, R., Fisher, A., Laumann, E., Won Lee, S., Lewis, R. y Segraves, R. (2015) Definitions of Sexual Disfunctions in Women and Men: A Consensus Statement From the Fourth Irternational Consultation on Sexual Medicine 2015. The Journal of Sexual Medicine.