La psicología social describe la disonancia cognitiva como el conflicto o tensión interna que surge ante dos pensamientos o cogniciones que se oponen.
¿Qué es una disonancia cognitiva?
Cuando un pensamiento o modo de actuar entra en conflicto con nuestras creencias, ideología o sistema de valores, genera un conflicto en la percepción de nosotros mismos (autopercepción) que provoca un estado de tensión emocional interna. Si me he hecho la promesa de que a partir de este mes iré al gimnasio y cuando llega el día no puedo evitar quedarme en el sofá, la contradicción entre lo que me he propuesto con mi forma de actuar generará una disonancia cognitiva.
Esta tensión es tan incómoda que no tardamos en tratar de disminuirla generando nuevas cogniciones que rebajen el malestar: “estoy demasiado cansado/a, es normal que no vaya, hoy es mal día para empezar”, “para que voy a ir, a estas horas habrá demasiada gente y al final no haré nada…”.
Causas y estudio de este fenómeno psicológico
Lo curioso es que cuánto mayor es el coste o pérdida de nuestra elección y por lo tanto más en entredicho queda nuestra imagen, mayor es el conflicto interno y más intensas y numerosas son las nuevas cogniciones o planteamientos que elaboramos, así, si además de no ir al gimnasio resulta que he pagado todo el mes por adelantado, tendré la necesidad de ser más convincente con mis propias argumentaciones: “está claro que es es tan bueno para la salud una buena siesta como el ejercicio”.
Fue el psicólogo social Leon Festinger, quien en 1957 planteó por primera vez la teoría de la disonancia cognitiva en su obra “A Theory of Cognitive Dissonance”. En ella explica como una incoherencia interna, que no puede ser corregida, favorece la creación de cogniciones que rebajen nuestro malestar. En ocasiones también ocurre que tratamos de pasar por alto la contradicción, intentando no pensar en ello o tratando de convencernos de que no tiene importancia.
- Te recomendamos: ¿Es efectiva la psicoterapia en casos de baja autoestima?
Situaciones en las que aparece
El ejemplo anterior es leve, pone de manifiesto una tensión interna de relativa importancia. En ocasiones la motivación del conflicto es mayor cuando nos encontramos ante situaciones en las que mantenemos planteamientos o conductas que entran en oposición con nuestros valores o principios éticos.
La psicología social ha estudiado como en zonas de conflicto en épocas de guerra, si matar al enemigo va en contra de los propios principios, suele resolverse con una compleja elaboración ideológica que lo justifique. Esto unido a otro fenómeno, la dispersión de responsabilidad, descrito también por la psicología social. Según el cual esperamos a que la mayoría actúe o preste ayuda descargando nuestra responsabilidad en los demás y justificando nuestros actos en función de la mayoría. Estos son algunos de los mecanismos que se ponen en acción en el ser humano como modo de resolver un conflicto interno y de autoimagen.
- Te recomendamos: 12 claves para elegir correctamente a tu psicólogo