Características del duelo por la muerte de un hijo. La muerte de un hijo o de una hija es una experiencia capaz de dejar una profunda marca emocional en el padre y/o la madre que ha sufrido esta pérdida; es por ello que el duelo psicológico que produce una situación así va mucho más allá del malestar por el que se pasa durante los primeros meses tras la defunción.
En este artículo veremos cómo es, por norma general, el duelo por la pérdida de un hijo o de una hija; es decir, los aspectos psicológicos que son tenidos en cuenta en psicoterapia cuando se da apoyo a los progenitores de alguien que ha muerto.
Principales características del duelo por la muerte de un hijo
El impacto psicológico de la muerte de un hijo o de una hija no solo es muy intenso; además, tiene algunas características que suponen diferencias cualitativas (y no solo cuantitativas) con respecto a otros tipos de duelo. Veamos cuáles son.
1. Conmoción emocional
Las emociones sentidas y asociadas a este duelo son muy intensas, el dolor que se experimenta es tan profundo que puede incluso aturdir. Es común que, pasado un tiempo, cuando miran hacia atrás, los padres tengan la sensación de haber vivido una fantasía.
Se produce una conmoción emocional fruto de la intensidad de las emociones que hace que se bloqueen a sí mismas, haciendo que los padres sean incapaces de manifestarlas a pesar de estar viviéndolas. Están destrozados por dentro.
2. Presión por la necesidad de adoptar un rol activo en los rituales de despedida
Muchos padres y madres que han perdido a un hijo o una hija sufren aún más por el hecho de que necesitan encargarse de asuntos relacionados con los rituales funerarios e incluso aspectos administrativos producidos por la defunción, todo ello en un momento en el que se sienten muy vulnerables y les puede costar concentrarse incluso para realizar tareas muy sencillas.
3. Negación
Es habitual que los padres nieguen el hecho de que su hijo ya no está con ellos. La realidad es que intelectualmente sí saben lo que ha ocurrido, pero no lo sienten como cierto; su dolor es tan grande que prefieren negar la realidad, bloquearla, todo menos enfrentarla, pues hacerlo sería algo muy doloroso.
4. Crisis existencial
Para muchas personas, tener un hijo o una hija es muy importante porque está asociado a la idea de dejar en el mundo una parte de uno mismo, un legado. Tiene implicaciones en la idea del legado que se le hace al mundo.
Por ello, la muerte de este ser querido puede generar, además del dolor emocional causado por el hecho en sí de perder a alguien a quien se ama, una crisis existencial al causar la sensación de que el paso por el mundo de uno mismo no ha servido para nada.
5. Alteración de la percepción del tiempo
La vivencia de emociones tan intensas y confusas hace que la percepción del tiempo se vea alterada, relativizándose los límites de la realidad. El tiempo pierde su linealidad. En un intento por negar todo lo que ha sucedido, la percepción del tiempo se ve alterada como para inconscientemente detener su constante avance, algo que choca con las exigencias de la situación que requiere que se tomen decisiones importantes, de forma meditada pero rápido.
6. Dolor y tristeza
El dolor por la muerte de un hijo es tan intenso que muchos padres que han pasado por esta traumática experiencia reconocen que, en el momento de partir su retoño, se fue con ellos una parte de su ser. La tristeza se mezcla con el dolor trastocando todos los esquemas, creencias y emociones de los padres. Es necesario que pase un poco de tiempo para que tengan alguna claridad de lo que han vivido.
7. Cansancio
Al vivirse todo tipo de emociones juntas es inevitable que haya desgaste, tanto físico como psicológico. Esto se acompaña con cambios en las rutinas de sueño y alimentación que favorecen que se dé un estado de abatimiento generalizado.
8. El duelo se ve afectado por los roles de género asociados a la paternidad y la maternidad
No hay que olvidar que tanto el concepto de “padre” como el de “madre” están asociados a una fuerte carga de género acerca de lo masculino y lo femenino. Por ello, ante la muerte de un hijo o hija, el padre es más proclive a asumir que ha fracasado en su labor protectora, y la madre es más proclive a asumir la pérdida también como un fracaso de su feminidad al no haber llevado a “buen puerto” la función reproductora que se asigna tradicionalmente a las mujeres (la figura de la esposa está fuertemente asociada a la figura de madre, dándose por sentado que si hay una familia, hay hijos biológicos).
Estos procesos psicológicos son claramente irracionales y se basan en dinámicas discriminatorias, pero a pesar de ello, aparecen en personas que ni siquiera tienen por qué considerarse conservadoras. A su vez, ello puede llevar al fenómeno psicológico que viene a continuación.
9. Culpabilidad
Muchos padres se preguntan si podrían haber hecho algo para evitarlo, sobre todo si el fallecimiento de su hijo se dio por un accidente doméstico o fue un suicidio. Un montón de preguntas invaden la mente de los padres: ¿Por qué ha ocurrido esto en mi familia? ¿Por qué le ha pasado a alguien tan joven como mi hijo y no a mí, que ya soy mayor? ¿Qué podría haber hecho mejor? ¿Qué habría podido hacer para evitarlo?
Sin tener ellos la culpa de lo sucedido, en muchas ocasiones no pueden evitar atribuirse toda la responsabilidad de lo ocurrido.
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Referencias bibliográficas:
Fernández, B.; Montesinos, F.; Yélamos, C.; Pascual, C.; Medin G. Para ti, que has perdido a un hijo. Aecc: asociación española contra el cáncer. Características del duelo por la muerte de un hijo
Neimeyer, R.A. (2002)Aprender de la pérdida. Una guía para afrontar el duelo. Barcelona: Paidós.
Paiva, P. (2015). Duelo en padres que perdieron un hijo. Facultad de Psicología: universidad de la república. Características del duelo por la muerte de un hijo