Duelo Patológico: ¿Cuándo se da y cuáles son sus síntomas?. La muerte de un ser querido es una de las experiencias más dolorosas emocionalmente que la mayoría de personas atraviesan en algún momento de la vida; sin embargo, eso no implica que esta clase de alteraciones psicológicas sean un trastorno mental. De hecho, normalmente no es así, y en cuestión de días o de unas pocas semanas, la situación vuelve a la normalidad y quien antes sentía que no era capaz de hacer nada, es capaz de pasar página.
Ahora bien, siempre hay excepciones, y si se dan determinadas circunstancias, el duelo puede llegar a complicarse y constituir un verdadero problema que requiere de apoyo psicoterapéutico. Cuando esto ocurre hablamos de duelo patológico, y en este artículo encontrarás un resumen acerca de en qué consiste.
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¿Qué es el duelo?
En Psicología, entendemos por duelo un proceso de desajuste y posterior reajuste emocional que ocurre ante experiencias que son interpretadas como una pérdida importante. Estas pérdidas pueden tener que ver con no poder volver a ver una persona (por ejemplo, ocurre cuando muere un ser querido) o con perder un trabajo, irse a vivir a un país lejano, perder la salud a causa de una enfermedad crónica, etc. En cualquier caso, la forma de duelo más frecuente y más intensa tiene que ver con la muerte de familiares, amigos y mascotas.
A pesar de que el duelo esté asociado a un fuerte malestar psicológico, no es en sí mismo ni una psicopatología ni algo que deba ser visto como un problema; en la mayoría de los casos, es una reacción natural a una situación que realmente merece una etapa de readaptación de las emociones y recuerdos vinculados a lo que se vive. Es por ello que lo más común es que con el paso de los días, la persona que sufría el duelo vaya asimilando la situación y siendo capaz de evocar esos recuerdos sin sentirse muy mal.
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Síntomas y características del duelo patológico
Como hemos adelantado, la forma más común de duelo psicológico es el que no supone un trastorno; lo habitual es que con el tiempo la persona que ha sufrido una pérdida asimile la nueva situación y pase página. Pero esto no siempre ocurre, y en algunos casos, pasan los meses y la persona siente que no es capaz de rehacer su vida.
Esto ya sirve como un adelanto de cuál es una de las principales diferencias entre el duelo normal y el duelo patológico: el tiempo. Sin embargo, más allá de la dimensión temporal hay otras cosas a tener en cuenta; y es que el duelo patológico suele presentar una sintomatología especialmente intensa, y en algunos casos cualitativamente distinta.
En primer lugar, el duelo patológico hace que la persona no pueda encargarse de parte de las responsabilidades (laborales o de cualquier otro tipo, como por ejemplo las que tienen que ver con la crianza de los hijos pequeños) durante un periodo significativamente más largo que el normal. En esta etapa, quien sufre duelo patológico siente fatiga, serias dificultades para concentrarse e incluso síntomas de tipo psicosomático que hacen complicado dedicarse a otras cosas que no sean preocuparse por la propia salud.
En segundo lugar, el duelo patológico también puede dar lugar a alucinaciones. Estas suelen estar relacionadas con lo que se ha perdido (por ejemplo, escuchar la voz de la persona fallecida), aunque por lo general esta clase de síntomas no son muy intensos y la persona sabe que no forman parte de la realidad, sino de una distorsión de cómo percibe el mundo.
En tercer lugar, otro de los síntomas del duelo patológico más característicos son los ataques de llanto incontrolable, que pueden tener lugar bastantes días después de la pérdida, y a veces en contextos en los que interfieren con la calidad de vida.
A todo esto se le añade la sintomatología típica del duelo, pero más intensa y de mayor duración: sentimientos de angustia y/o estrés, pensamientos asociados a la desesperanza, tendencia a mantener un estilo de vida.
El duelo patológico sume a la persona en un bucle de pensamientos negativos del que es complicado salir sin apoyo terapéutico, dado que esa perspectiva pesimista de la realidad se retroalimenta y hace que quien sufre esta alteración emocional cada vez se sienta peor, adoptando unos hábitos que desgastan la salud mental.
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Referencias bibliográficas:
Vedia, V. (2016) Duelo patológico. Factores de riesgo y protección. Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia.
Pereira, R. (2016) Evolución y Diagnóstico del duelo normal y patológico. Escuela Vasco Navarra de Terapia Familiar.