¿Cómo ayudar a tu hijo o hija a afrontar la separación de los padres?. Está claro que en la mayoría de los casos los procesos de ruptura de pareja o de divorcio son emocionalmente muy complejos y pueden desencadenar importantes crisis psicológicas en una o ambas partes; sin embargo, es fundamental no perder de vista el hecho de que si hay hijos o hijas de por medio, especialmente si son niños o adolescentes, esta etapa de ruptura puede afectarles tanto o más que a quienes ponen fin a un matrimonio o noviazgo.
Por eso, si te encuentras en una situación en la que estás terminando con una relación de pareja y tienes hijos con la persona de la que te separas, sigue leyendo; a lo largo de este artículo haremos un repaso por varios consejos acerca de cómo ayudar a tu hijo o hija a afrontar la separación de los padres.
Claves para ayudar a tu hijo a gestionar emocionalmente la separación de los padres
La etapa de la infancia y la adolescencia es una fase de la vida en la que somos especialmente vulnerables a que las crisis en el ámbito de la familia nos afecten. Esto no ocurre simplemente porque los más pequeños, por el hecho de serlo, sientan un especial cariño a los valores ligados a “la familia tradicional” ni, en general, tiene que ver con la ideología ni los ideales religiosos: ocurre porque ese círculo de socialización es en el que establecen sus primeros vínculos afectivos mediante el apego hacia las figuras de protección, que en la mayoría de los casos está formado por dos personas, los padres.
Es en este pequeño círculo social en el que niños y niñas aprenden que cuentan con personas adultas que le pueden proporcionar apoyo tanto físico como emocional; es esta expectativa de que no se está solo/a ante el mundo lo que les permite explorar el entorno y aprender por su cuenta, empezando a desarrollar con ello sus capacidades cognitivas y de gestión de las emociones.
Así, lo que une a un niño o a una niña con sus padres no es simplemente amor; se trata de un tipo de amor combinado con el hecho de que, para los más jóvenes, la familia tiende a estar muy ligada a su propia identidad, al concepto del “Yo” que han ido construyendo a partir de ese equilibrio entre la protección de los adultos y la libertad para jugar y aprender por su cuenta.
Eso no significa que haya que evitar a toda costa poner fin a un matrimonio o relación de noviazgo con tal de no dañar al pequeño de la casa: el bienestar de los mayores es importante por sí mismo y, además, difícilmente se puede ofrecer una crianza adecuada si se es infeliz en una relación que no es viable.
Pero… ¿Cuáles son las pautas y las claves a tener en cuenta para ayudar a un niño o adolescente a afrontar la separación? Veamos un resumen de las ideas principales a considerar.
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1. Es importante evitar que se mantenga mucho tiempo con incertidumbre
La separación de los padres no solo es emocionalmente dolorosa por aquello que termina; también lo es por sus implicaciones futuras. A partir de la incertidumbre acerca de cómo será a partir de ese momento el trato con los padres, es muy habitual que los más jóvenes tiendan a alimentar dinámicas de pensamiento muy pesimistas, desarrollando problemas psicológicos basados en buena parte en la ansiedad anticipatoria.
Por eso, es importante hacer que todo esté muy claro cuanto antes mejor, para que pueda comprender bien lo que está pasando y sepa qué esperar.
2. En lo relativo a su crianza, hay que priorizar el tender puentes entre ambas partes
Muchas veces, un proceso de separación o divorcio se presta a adoptar una actitud hostil o de confrontación hacia el/la “ex”. Sin embargo, es muy importante que en todo lo relacionado con la crianza del pequeño o la pequeña intentéis mantener una actitud cualitativamente diferente y mucho más centrada en la búsqueda de consensos, siempre que no se hayan dado situaciones de maltrato, por las que una de las personas corra peligro y necesite priorizar su integridad física y psicológica y buscar protección (en cuyo caso hay que actuar unilateralmente hasta que se esté completamente a salvo). Solo de esta manera podréis ofrecerle la estabilidad que necesita para desarrollarse.
3. No exigir que tome partido
Es imprescindible no someter al niño o niña a la presión de tener que “ponerse del lado de alguien”, en el sentido de reprobar moralmente a una de las personas y defender en bloque las acciones de la otra. Del mismo modo, a la hora de explicarle lo ocurrido, es recomendable aproximarse al tema desde un enfoque descriptivo de lo ocurrido, y no uno moralizador (excepto en lo relativo a posibles situaciones de maltrato físico o psicológico), de modo que no se sienta mal por sus emociones de amor y apego hacia la persona de la que se está hablando mal.
4. Remarca el hecho de que no tiene la culpa de lo ocurrido
Debe quedar muy claro que la ruptura es producto de la relación entre los padres, y que el hijo o hija no ha llevado a esa situación. De otro modo, es fácil que termine por culparse por la crisis que ha desembocado en la ruptura.
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Referencias bibliográficas:
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Ford, J.D.; Grasso, D.; Greene, C.; Levine, J.; Spinazzola, J.; van der Kolk, B. (2013). Clinical significance of a proposed developmental trauma disorder diagnosis: results of an international survey of clinicians. The Journal of Clinical Psychiatry. 74(8): pp. 841 – 849.