Muchos de los motivos por los que la gente decide iniciar terapia es para trabajar sus inseguridades y la baja autoestima. Cuando pregunto en la primera sesión pregunto a la persona qué objetivos quiere alcanzar viniendo a terapia, la mayoría de las respuestas son de ese estilo: “quiero trabajar mi inseguridad personal”. Seguidamente, pregunto a qué se refieren con eso y muy pocas personas me responden algo concreto.
Por eso, en este artículo vamos a explicar qué es la inseguridad emocional y la inseguridad social. Ambos conceptos suelen aparecer de la mano, sin embargo, no siempre una afecta a la otra o viceversa. Es decir, se puede sentir mucha inseguridad en uno mismo, pero desenvolverse bien en el ámbito social. Al revés también ocurre. Podemos encontrar gente que se mueven como pez en al agua a la hora de socializar y, después, no tener nada de seguridad en otro ámbito de su vida como puede ser el trabajo o con su familia. Todo esto, puede tener explicación y te lo contamos más abajo.
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¿Qué es la inseguridad?
¿A qué nos referimos cuando hablamos de inseguridad? ¿Es lo mismo inseguridad en uno mismo que la inseguridad social? ¿Le pasa a todo el mundo? Existen varios tipos de inseguridad. Se pueden dividir en según el área vital del que estemos hablando: inseguridad económica, inseguridad laboral, inseguridad social, …
En este post vamos a diferenciar entre inseguridad en uno mismo e inseguridad social. Por un lado, la inseguridad en uno mismo la podemos definir como una falta de autoconfianza o no creer que nuestros propios recursos psicológicos para afrontar una determinada situación. Esto impide en gran medida el desarrollo personal. Además, las personas inseguras tienen muchas dificultades en el día a día: trabajo, estudios, etc.
Por otro lado, la inseguridad social, aquellas que se manifiesta más en situaciones sociales, tiene que ver con la constante duda en circunstancias donde estamos rodeados de más personas. En el extremo y si no se trata, esto puede derivar en ansiedad social.
En una gran mayoría de casos, estos dos tipos de inseguridades están ligadas una a la otra. La baja autoestima y un autoconcepto negativo también suelen ser causa y, a la vez, consecuencia de nuestras inseguridades.
Síntomas de inseguridad emocional.
La inseguridad o la falta de autoconfianza acarrear síntomas o tendencias de comportamiento que quien los sufre es quien primero puede detectarlos. A continuación, te contamos algunos por si te sientes identificado.
Las personas inseguras sienten malestar y tensión cuando se trata de enfrentarse a determinados escenarios, por ejemplo, en el trabajo o a la hora de tomar decisiones. La inseguridad es una reacción emocional que genera una duda constante y, por lo tanto, pensamientos del tipo: “Lo voy a hacer mal”, “No sé qué decir”, “¿Y si hay algún silencio durante la cita?”, “¿Me queda bien esta prenda? ¿y si me pongo otra?”.
Además, temen defraudar a los demás o quedar mal. Lo peor es que, posteriormente, casi nada de lo que su mente imagina ocurre. Con lo cual, un síntoma bastante frecuente es la rumiación. Los pensamientos adquieren un cariz de duda, pero también son intrusivos, negativos y muy recurrentes.
Con lo cual, son personas que también tienden a querer tenerlo todo bajo control. Por ello, el perfeccionismo es una característica común de las personas con inseguridad y falta de autoconfianza. Como hemos mencionado ya en otros artículos, el problema del perfeccionismo es que nos impide intentar realizar actividades o proyectos ya que tendemos a adoptar la actitud de “¿Para qué lo voy a hacer si no me va a salir perfecto?”.
Otros síntomas son la dificultad en la toma de decisiones, miedo a equivocarse, gran susceptibilidad a las críticas, necesidad de aprobación, sentimiento de que van a ser juzgados (dándole demasiada importancia a las opiniones ajenas) o considerar los criterios del resto más válidos que los propios.
Causas de la inseguridad social o en uno mismo.
Todo el mundo tiene inseguridades y todo el mundo vive momentos en la vida en el que se siente con más o menos autoconfianza. Resulta difícil creer que alguien se sienta al cien por cien seguro en todos los ámbitos de su vida. De hecho, en cierto sentido, tener una inseguridad controlada puede resultar positivo, ya que significa que a la persona le importa lo que hace y eso le moverá a la acción y al compromiso de hacerlo bien.
El problema viene cunado esa inseguridad es tan grande que nos bloquea. Pero ¿cómo puede una inseguridad generarnos ese bloqueo? ¿por qué las inseguridades son tan limitantes? Cuando sentimos inseguridad es porque percibimos que somos vulnerables y sentimos una amenaza a nuestro autoconcepto o a nuestra autoestima. Esta vulnerabilidad genera sensaciones de nervios que hacen que nuestro sistema nervioso se active y, por ende, actuemos de forma más torpe o, incluso, que nos paralicen.
No obstante, las principales causas de la inseguridad vienen del tipo de apego con el que nuestros vínculos más fuertes (la mayoría de las veces, nuestros padres y/o cuidadores) nos han criado. El apego inseguro generará baja autoestima y una tendencia a relacionarnos con los demás, bien de manera ansiosa, o bien de manera evitativa.
La presión o la exigencia en la infancia y la adolescencia también suelen ser causas de la inseguridad en la adultez. Cuando ponen sobre nosotros expectativas muy altas y las queremos cumplir por complacer o por no defraudar, lo más probable es que no lo logremos y, por tanto, esa falta de éxito (por ser inalcanzable) mine nuestra autoconfianza.
Resulta interesante preguntarnos si es la baja autoestima y las inseguridades personales lo que genera que evitemos aquello que tememos o si es la propia evitación lo que perpetua dichas inseguridades, ya que, al evitar, no nos damos la oportunidad de seguir aprendiendo y desarrollarnos personalmente.
Tratamiento de la inseguridad
Como decíamos no todo el mundo se siente seguro en cada uno de los ámbitos de la vida. La terapia psicológica para el manejo de la inseguridad consistirá en evaluar qué áreas son esas en las que más insegura se siente la persona y, progresivamente, ir exponiéndose a ellas. Lo más común es que evitemos aquellas situaciones que nos generan inseguridad, véase, una cita romántica, una presentación en el trabajo, quedadas con grupos grandes, etc.
En primer lugar, se habrá de detectar aquellos pensamientos irracionales o catastrofistas que aparecen en determinada situación. De igual modo, ayudará mucho el trabajo con el cuerpo y ayudar a la persona a ser consciente de las sensaciones físicas que siente en esos momentos, para poder así detectarlas también.
En segundo lugar, la exposición irá encaminada a trabajar la aceptación de esos pensamientos y sensaciones en el momento presente de la situación temida. Lo que se trabaja aquí, realmente, es la tolerancia a la vulnerabilidad que mencionábamos en el apartado anterior. Es importante señalar que saberse vulnerable y aceptar este hecho, aunque pueda sonar paradójico en el tratamiento de la inseguridad personal, es un gran paso para las personas inseguras.
Por último, una vez detectados y aceptados sensaciones y pensamientos la persona tendrá que exponerse progresivamente. De esta forma, quizás no consiga apartar de su mente esos pensamientos intrusivos o las sensaciones desagradables, pero sí irá consiguiendo pequeños objetivos poco a poco. Serán estos logros los que llenen a la persona de autoconfianza, no la eliminación de la inseguridad en sí.
Conclusiones…
A la hora de comenzar una psicoterapia es importante tener objetivos realistas. Para el tratamiento de la inseguridad, no podemos pretender sentirnos seguros siempre y en toda circunstancia. Lo que más va a ayudarnos es saber que somos vulnerables y aceptar nuestras inseguridades y que, al mismo tiempo, esas inseguridades no nos paralicen o nos bloqueen, sino pasar a la acción conocedores de dicha vulnerabilidad.
La inseguridad social es algo que a todos y a todas nos asola y debemos normalizar el sentirla de vez en cuando. Además, como decíamos, un poco de inseguridad, en su justa medida, puede ser positiva. Ahora bien, si estas inseguridades te impiden llevar a cabo una vida normal o sientes que te limitan en diferentes aspectos, te recomendamos pedir ayuda psicológica. A través de la psicoterapia aprenderás a exponerte poco a poco a la par que te dan pautas para llevar a cabo dicha exposición.
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