La relación entre salud física y salud psicológica

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Sería un error creer que llevar un estilo de vida poco saludable no pasa factura en el bienestar emocional y psicológico en general. Del mismo modo, no cuidarse psicológicamente suele producir un desgaste físico importante a medio y largo plazo. En este artículo veremos a qué se debe esto, examinando la relación entre salud física y salud psicológica.

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La distinción entre mente y cuerpo es solo aparente

Quizás, la manera más sencilla de entender la naturaleza de la relación que hay entre la salud física y la salud psicológica es plantearnos que esa distinción es, en cierto sentido, una invención humana. Esto se debe a que no existen los cuerpos humanos vivos (es decir, con un cierto grado de salud) que a la vez no tengan una dimensión psicológica, y viceversa. Lo que ocurre es que la distinción entre el “cuerpo” y la “mente” nos resulta muy práctica en muchos casos, y en ciertas ocasiones es incluso necesaria, porque nuestro conocimiento de la realidad es limitado y nos vemos en la obligación de compartimentarla en conceptos aparentemente herméticos, pero que en realidad hacen referencia a fenómenos interconectados.

No existe una separación radical entre salud física y salud mental; en muchos aspectos, son parte de lo mismo. Eso significa, entre otras cosas, que los problemas de salud mental son, en parte, problemas de salud física, ya que tienen fundamentos en el cerebro o en el sistema nervioso en general.

Sin embargo, eso no significa que fijarnos en las alteraciones de funcionamiento del cuerpo que pueden ser observadas directamente a través de la medicina sea siempre la mejor forma de abordar las causas de un malestar. A veces, como en el caso de ciertos tipos de adicciones, centrarnos básicamente en la conducta es tan o más útil que estudiar el cerebro. Y en otras ocasiones, como ante casos de enfermedades neurológicas, el estudio de las lesiones específicas es muy importante para entender por qué las personas con esas patologías se comportan tal y como lo hacen.

 

¿Cómo se da la relación entre la salud psicológica y la salud física?

Estos son varios de los factores más importantes para entender las interconexiones que hay entre la salud física y la salud mental. Eso sí, hay muchos más.

El estrés facilita las inflamaciones

Experimentar estrés de vez en cuando no es malo de por sí; de hecho, forma parte del funcionamiento normal del cuerpo humano, y nos ayuda a adaptarnos a las exigencias del día a día. Pero como en todo, los excesos son malos. El hecho de sufrir altos niveles de estrés y de ansiedad hace que el cuerpo experimente un importante desgaste con el paso del tiempo a causa de la alteración en la liberación de hormonas (en el torrente sanguíneo) y de neurotransmisores (en el sistema nervioso). En situaciones así, el cuerpo reorienta sus prioridades a poder reaccionar cuento antes a los peligros a corto plazo, y deja de invertir recursos en lo demás, lo que nos permite sentirnos bien y tener salud a largo plazo. Esto hace que seamos más propensos a desarrollar procesos inflamatorios.

La inflamación del cerebro es una de las causas de la depresión

Varias investigaciones indican que las inflamaciones que afectan directa o indirectamente al cerebro hacen que suban mucho las probabilidades de empezar a expresar los síntomas propios de la depresión.

Los malos hábitos psicológicos generan problemas para dormir

Los trastornos de ansiedad, el estrés postraumático, las adicciones, la depresión… Son muchas las alteraciones psicopatológicas que producen problemas para dormir. Y la falta de sueño tiene un impacto directo en muchos aspectos de la salud física.

La ansiedad puede producir problemas de salud por bajo control de los impulsos o adicciones

Si sufrimos mucha ansiedad y no logramos gestionarla bien es posible que para combatir este malestar adoptemos hábitos dañinos para nuestro cuerpo. Por ejemplo, darnos atracones de comida, consumir drogas, arrancarnos la piel o los pelos, mordernos las uñas, etc.

El malestar físico continuado puede llevar a una mayor irritabilidad

Aspectos como el malestar físico por falta de sueño, las adicciones o ciertas infecciones que producen dolor hacen que sea más complicado lidiar con las relaciones personales, de manera que se tiene menos paciencia ante malentendidos, conversaciones no buscadas, etc. El impacto social de estas reacciones de tipo antisocial producen, muchas veces, mayor aislamiento.

La depresión se vincula con un estilo de vida sedentario

Las personas deprimidas que no están contando con ayuda profesional tienden a pasar su tiempo libre sin moverse de casa, y sin relacionarse demasiado con los demás.

 

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Referencias bibliográficas:

Almog, J. (2001) What am I? Descartes and the Mind-Body Problem. Oxford: Oxford University Press.
Baker, M.C. & Goetz, S. (2011), The Soul Hypothesis. Londres: Continuum
Lee, C.H. & Giuliani, F. (2019). The Role of Inflammation in Depression and Fatigue. Frontiers in Immunology, 10: 1696.

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autora del artículo

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Por Laura Palomares Pérez

PSICÓLOGA - SEXÓLOGA COLEGIADA M-15270

Laura Palomares (Madrid, 1973) se licenció en Psicología en la por la UAM, funda y forma parte de Avance Psicólogos desde el año 1999. Amplía su formación en los siguientes ámbitos de la psicología: Título de Formadora en Sexología por el Instituto de Ciencias Sexológicas (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henarés. Master en Sexología por el Instituto de Sexología de Madrid (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henares. Prácticum en la Sociedad Sexológica de Madrid-Fundación SEXPOL. Título de Especialista en Terapia Gestalt, por la Fundación Laureano Cuesta en la Universidad de Comillas. Especialista en Terapia de Pareja, por el Centro Psicológico Dr. De Francisco. Diploma en Técnicas de Integración Cerebral (TIC), por el Centro de Terapias de Avanzadas. Tras 25 años de experiencia como psicoterapeuta, ahora colabora como divulgadora para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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