10 mitos sobre el comportamiento suicida. El suicidio y todo lo que lo rodea es un tema tabú que, precisamente por el hecho de serlo, ha dado lugar a muchas creencias erróneas y, sin embargo, muy extendidas por la sociedad. En este sentido, es importante conocer cuáles son los mitos sobre el comportamiento suicida que ofrecen una imagen desdibujada de este fenómeno.
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Los 10 principales mitos sobre el comportamiento suicida
Aquí puedes ver un resumen de los principales mitos sobre el suicidio que llevan a conclusiones equivocadas al pesar sobre este tema.
1. Solo los psiquiatras pueden prevenir el suicidio
Esta es una visión muy estrecha de la realidad, ya que únicamente responsabiliza a los psiquiatras o profesionales de la medicina de atajar un problema que va más allá del funcionamiento orgánico del cerebro.
Lo cierto es que muchos factores sociales y psicosociales pueden contribuir a prevenir el suicidio de una persona, y que la causa de la ideación suicida raramente puede ser reducida a alteraciones del sistema nervioso.
2. Las autolesiones son una forma de conducta suicida
No es acertado asumir que las personas que se involucran en comportamientos autolesivos, como por ejemplo hacerse cortes en los brazos o en las piernas, lo hacen para intentar suicidarse o para practicar antes de intentarlo. En la gran mayoría de los casos, esta es una estrategia desadaptativa a la hora de lidiar con el malestar psicológico, “distrayéndose” con experiencias dolorosas físicamente.
3. Cuando una persona ha intentado suicidarse ya no lo vuelve a intentar
Las estadísticas dicen lo contrario, ya que la mitad de personas que logran suicidarse lo hacen posteriormente a un intento fallido.
Es por eso que resulta tan importante el seguimiento psiquiátrico y profesional hacia personas que han tenido ideaciones o conductas suicidas en el pasado.
4. Quien expresa sus intenciones de suicidarse no se acaba suicidando
Como se ha indicado, un gran número de personas informan de sus intenciones a sus seres queridos cuando han tomado la decisión de suicidarse, como último grito de ayuda.
Más aún, aunque la persona no verbalice abierta ni directamente sus intenciones de quitarse la vida, también pueden existir otro tipo de señales más sutiles que pueden ser deducidas de su comportamiento, sus miradas o su forma de hablar y expresarse.
5. La hospitalización involuntaria reduce el riesgo de suicidio
Lo cierto es que la hospitalización involuntaria, aunque pueda ser una manera de limitar los movimientos de la persona a corto plazo, puede llegar a aumentar el riesgo de suicidio a medio y largo plazo, de acuerdo con una gran variedad de estudios científicos basados en casos empíricos. Es por eso que se pone énfasis en la prevención y en estrategias para no llegar a esos extremos.
6. El suicidio se hereda
Aunque haya miembros de una misma familia que hayan terminado con su vida suicidándose, no hay evidencia científica que indique que el suicidio se hereda.
Lo que sí puede heredarse es la predisposición a desarrollar algunas alteraciones psicológicas que aumenten la posibilidad de que la persona se quite la vida, como pueden ser los trastornos afectivos, los trastornos de personalidad o las esquizofrenias. Eso no significa que el simple hecho de ser hijo/a biológico de alguien que ha presentado alteraciones psicopatológicas vaya a provocar que desarrollemos esos problemas; es una cuestión de probabilidades.
7. Quien intenta suicidarse una vez, será suicida toda su vida
Este mito plantea que el comportamiento suicida dura toda la vida en las personas que no logran llevar a cabo su plan, y la realidad nos demuestra que no es así, gracias a la gran cantidad de personas que acaban superando sus problemas y consecuentemente sus intenciones suicidas.
La evidencia científica demuestra que entre el 1% y el 2% de los que intentan suicidarse lo logran durante el primer año después del intento y que solo entre el 10 y el 20% lo intentarán durante el resto de sus vidas.
8. Los suicidios siempre suceden repentinamente
Es un error considerar que los suicidios siempre suceden repentinamente y sin avisar previamente, ya que en la mayoría de ellos podemos encontrar previamente signos de advertencia verbal o de advertencia conductual.
El conjunto de síntomas previos al suicidio se conoce como síndrome presuicidal, y consiste en una inhibición de la agresividad hacia otras personas, en la constricción de sentimientos y la presencia de muchas fantasías suicidas.
9. El que intenta suicidarse es un cobarde o un valiente
Este es un juicio de valor que a menudo se hace sobre personas que han pasado por este tipo de situaciones, sin saber demasiado acerca de su contexto vital y de las circunstancias que les empujaron a intentar quitarse la vida.
Lo cierto es que una persona que intenta suicidarse no es ni un cobarde ni un valiente, tan solo alguien que está sufriendo y que necesita ayuda.
10. Los suicidas son peligrosos
Es un planteamiento erróneo que no se basa en ninguna evidencia científica sino en el estigma, ya que el homicidio puede ser considerado una tendencia que no tiene nada que ver con la situación de indefensión en la que se encuentran la gran mayoría de las personas que terminan quitándose la vida o intentándolo.
Las personas que intentan suicidarse tienen como objetivo acabar con su propia vida y no deben ser consideradas como un peligro para la sociedad.
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