Por mucho que los seres humanos tengamos una serie de características comunes que definen nuestra manera de comportarnos y de pensar, también es cierto que hay una gran diversidad de características individuales que nos distinguen los unos de los otros.
Estas diferencias se plasman tanto en nuestra manera de comportarnos como en las predisposiciones que tenemos, es decir, los rasgos latentes que se expresan en determinadas situaciones, cuando se cumplen ciertas condiciones en lo que ocurre a nuestro alrededor.
A lo largo de este artículo nos centraremos en una de esas predisposiciones en las que a menudo nos fijamos para distinguir entre aspectos de la personalidad: la tendencia a entrar en un estado de excitación y estado de alerta ante situaciones variadas. Es decir, veremos por qué algunas personas son muy nerviosas y otras no lo son tanto, y qué implicaciones tiene esto en sus vidas.
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¿Por qué ciertas personas son muy nerviosas?
Hay varios aspectos del comportamiento humano que entran en juego a la hora de entender por qué algunos individuos tienden a ser nerviosos y otros no. Estos son los principales, aunque ten en cuenta que no hay una separación clara entre ellos, ya que se solapan mucho.
1. Exposición a contextos nuevos
No hay que olvidar que los patrones de comportamiento no tienen por qué deberse solo a las características de la persona que los lleva a cabo. A veces, se explican más bien si nos fijamos en el entorno en el que está esa persona. Por ejemplo, un individuo puede tener una buena autoestima y confiar en sí mismo, pero si se lo pone a trabajar en una oficina en la que hay un ambiente muy competitivo y todo el mundo sabe más que él, probablemente se pondrá nervioso y en varios aspectos de su comportamiento parecerá una persona tímida.
2. Factores de personalidad
La personalidad también juega un papel a tener en cuenta a la hora de explicar la predisposición de ciertas personas a ser relativamente nerviosas. Concretamente, lo que ha sido llamado neuroticismo en el modelo de los Cinco Grandes factores de personalidad, se encuentra muy relacionado con este fenómeno.
¿Qué es el neuroticismo? Se trata de un rasgo de personalidad caracterizado por la tendencia a reaccionar a los estímulos del entorno a través de una emocionalidad negativa, es decir, a través de la ansiedad y los síntomas depresivos. Las personas que puntúan alto en neuroticismo acostumbran a sentirse peor al toparse con problemas, están más predispuestas al pesimismo y encuentran más motivos para preocuparse, en comparación al resto de la población. Al ser un rasgo de personalidad, se mantiene relativamente estable en el tiempo.
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Se ha visto que la exposición a eventos vitales altamente estresantes está ligada a una tendencia a desarrollar más neuroticismo durante los primeros años de vida (infancia y juventud), y esto puede ser debido a una reacción del cuerpo a la necesidad de adaptarse a un entorno relativamente hostil.
Por otro lado, hay otro rasgo de personalidad que también puede explicar que algunas personas se muestren muy nerviosas en determinadas circunstancias: la introversión.
Las personas introvertidas sienten apetencia por todo aquello que tenga que ver con la introspección (reflexionar, imaginar, etc.), pero tienden a estresarse en situaciones en las que tienen que interactuar de manera compleja y en tiempo real con aspectos de su entorno, como por ejemplo conversaciones con personas a las que no conocen bien.
4. Factores genéticos
La genética siempre juega un papel en todo lo relacionado con la psicología. En este caso, como ocurre con todos los rasgos psicológicos, la mayoría de las personas tiende a mostrar un grado moderado de tendencia al nerviosismo, mientras que hay una minoría de personas con valores extremos: o muy nerviosas, o muy poco nerviosas. Esto forma parte de la normalidad en la manera de funcionar de la evolución: pequeñas mutaciones hacen que de vez en cuando surjan rasgos extremos, pero normalmente predominan los rasgos compartidos por la mayoría de la población.
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5. Desarrollo estocástico
Finalmente, no hay que olvidar que muchos aspectos de nuestra manera de pensar, sentir y de comportarnos tan solo puede ser atribuido al desarrollo estocástico. ¿En qué consiste esto? Se trata de un concepto utilizado como cajón de sastre para designar aquellos eventos que no se pueden predecir ni estudiar a posteriori, ni son atribuibles a la genética.
Por ejemplo, es lo que hace que dos gemelos idénticos y que se han criado en la misma familia e ido a los mismos centros educativos empiecen a mostrar diferencias en su personalidad y en su físico ya desde su infancia. No hay que olvidar que la naturaleza no se va desarrollando en compartimentos estancos, y pequeños cambios en aspectos muy concretos de nuestras vidas pueden generar un efecto dominó que nos lleve a ser de una u otra forma.
Referencias bibliográficas:
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Maltby, J.; Day, L. & Macaskill, A. (2007). Personality, Individual Differences and Intelligence. London: Pearson Education.