Psicología positiva: ¿Qué es y cómo fortalece el autoestima?

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Siempre ha existido mucho debate en cuanto a qué debe dedicarse la Psicología. Al fin y al cabo se trata del estudio del comportamiento humano, lo cual es un campo muy amplio e incluso difícil de delimitar. No obstante, cuando pensamos en Psicología frecuentemente nos viene a la mente el ejercicio clínico de la profesión: es decir, la terapia psicológica. En este sentido, solemos percibir la Psicología en general y la psicoterapia en particular como el estudio de determinadas problemáticas y la aplicación de técnicas para solventarlos. Sin embargo, en los años 2000 nació la denominada Psicología Positiva con el objetivo de centrar la atención no sólo en los problemas de la conducta humana, sino también en sus virtudes.

Los principales promotores de este enfoque hablan de la necesidad de estudiar y promover no sólo el tratamiento de las dificultades psicológicas sino también las fortalezas (de cada persona y también como comunidad). Esto concuerda con la definición de la salud que hace la propia Organización Mundial de la Salud, según la cual se trata de un estado de “bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedades y dolencias». En este artículo nos proponemos examinar un poco más de cerca de qué trata la Psicología Positiva y en qué puede contribuir a uno de sus principales ámbitos de aplicación: la autoestima.

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¿Qué es la Psicología Positiva?

La Psicología Positiva no es solamente un tipo de intervención, sino todo un campo de estudio. Este enfoque surgió de la mano de los psicólogos Martin Seligman y Mihály Csíkszentmihály, quienes señalaron a finales de los años 90 que la Psicología tenía un sesgo negativo en tanto que se centraba casi exclusivamente en el estudio y el tratamiento del malestar y los comportamientos disfuncionales. Estos dos autores propusieron investigar otras cuestiones como las emociones agradables, el concepto de felicidad y las conductas prosociales con el objetivo de comprender mejor qué factores facilitan el bienestar y así poder promoverlos. Frecuentemente hacen referencia al concepto de eudaimonia, término griego que viene a describir la “buena vida” y el “prosperar humano”.

Algunos de los conceptos en los que se basa la Psicología Positiva proceden de otras corrientes como la Psicología Humanista: por ejemplo, la “autenticidad” tal y como la definía Carl Rogers. Otros muchos autores que han continuado con este movimiento han hecho nuevas propuestas a la hora de centrarse en aspectos que se consideran pilares fundamentales de la Psicología Positiva a día de hoy; algunos ejemplos de esto son la experiencia de flujo o “flow” (la concentración e implicación en una actividad), los propósitos de vida, la gratitud y los valores. Según la Psicología Positiva, todos ellos contribuyen a un mayor bienestar y a una vida más significativa y satisfactoria.

¿Cuáles son las bases?

Como ya hemos ido viendo, la Psicología Positiva trata de explorar y promover los aspectos más deseables para los seres humanos. No obstante, no debemos mezclar las premisas sobre las cuales se construyó la Psicología Positiva con lo que hoy en día se conoce coloquialmente como “positividad tóxica”: es decir, la idea de que ha de sacarse algo en positivo de todos los eventos, incluyendo los traumáticos, y de que se ha de mantener una actitud optimista en todo momento. La Psicología Positiva basada en la evidencia no debe pretender ignorar o suprimir las vivencias desagradables sino maximizar en la medida de lo posible lo agradable.

 Es precisamente por esto que la Psicología Positiva no constituye en sí misma una terapia aplicable a todas las dificultades psicológicas, puesto que en terapia es necesario identificar situaciones problemáticas que trabajar en lugar de promover únicamente el bienestar. En este sentido, la Psicología Positiva ha demostrado a lo largo de las últimas dos décadas una eficacia moderada al ser aplicada en el contexto clínico. Sin embargo, algunas de sus técnicas se utilizan habitualmente en poblaciones no clínicas con el objetivo de contribuir a la felicidad y la autoestima de las personas; algo así como una manera de cultivar “buenos hábitos” que contribuyan al bienestar psicológico y a un autoconcepto positivo.

Los principales pilares filosóficos de la Psicología Positiva

Para comprender mejor en qué consiste esta corriente psicológica, te describimos a continuación algunas de sus claves.

1. El desarrollo personal como algo dinámico

Ya hemos comentado que uno de los pilares de la Psicología Positiva es el desarrollo personal, es decir, poder realizarnos a través de proyectos coherentes con nuestros valores. Estos proyectos no sólo nos producen placer a la hora de realizarlos, sino que (y esto es lo más importante), deben hacernos sentir bien con nosotros mismos.

Sin embargo, no por ello debemos pensar en el desarrollo personal como algo lineal, en el que los momentos iniciales tienen menos valor que los actuales. Al contrario, se trata de algo absolutamente dinámico, y en el proceso no hay ningún momento que posea mayor consideración que el resto.

De todo ello podemos deducir que, efectivamente, el hecho y el proceso de aprender ya son valiosos por sí mismos. De nuevo, no se trata de algo lineal, donde el punto 0 es “lo malo” y el 10 “lo excelente”, sino que el aprendizaje es una manera de vivir y de mostrarnos nuestras propias capacidades.

2. Felicidad y autoconocimiento

Cuando se reduce la felicidad a una mera “fórmula” se está olvidando que, en realidad, hay tantas maneras de ser feliz como humanos en el mundo. Incluso podemos decir que en una misma persona pueden confluir varias “fórmulas”, puesto que la personalidad no es estática y nuestras necesidades y valores cambian con el tiempo.

En base a esto, la “fórmula” de la felicidad debe basarse en nosotros en cuanto a seres únicos, y ello sólo es posible a través de un auténtico conocimiento sobre lo que realmente necesitamos.

3. No tener problemas no implica bienestar

A menudo, creemos que obtendremos el bienestar cuando todo “nos marche bien”, es decir, cuando no exista ningún problema en nuestra vida. Pensar así es poner todo el peso de nuestro malestar en las circunstancias externas; de este modo, creemos que “si no fuera por eso” estaríamos bien.

Para la Psicología Positiva los problemas son parte de la existencia, por lo que cualquier proyecto con una gestión emocional adecuada debería considerarlos. No podemos suprimir del todo los contratiempos de nuestra vida, pero sí podemos adaptarnos y pensar que nuestra situación puede ser buena a pesar de ellos.

4. Tener en cuenta lo que nos dice nuestra subjetividad

A diferencia de otras corrientes psicológicas que proponen centrarnos en datos objetivos y comprobables, la Psicología Positiva hace hincapié en nuestra propia subjetividad. La extracción de información de estos pensamientos y emociones solo puede recaer en nosotros, puesto que se producen en exclusiva en nuestra mente.

La base de todo esto es el no menosprecio de la actividad subjetiva, tradicionalmente supeditada a la realidad objetiva. Los pensadores humanistas del siglo XX, de cuya filosofía proviene la Psicología Positiva, sostenían que cada individuo es único. En base a ello, esta corriente psicológica afirma que no se debe desdeñar en absoluto la información que proviene de cada persona. Por tanto, la Psicología Positiva anima a indagar en la propia subjetividad para tratar adecuadamente los problemas de cada persona.

¿Cómo se trabaja la autoestima desde la Psicología Positiva?

Es raro que la palabra “autoestima” no aparezca en el motivo de consulta o en los objetivos que traen las personas cuando acuden en busca de orientación psicológica. Todas las corrientes de la Psicología se han propuesto, de una manera o de otra, definir y trabajar este aspecto; como es lógico, la Psicología Positiva ha mostrado un gran interés en desarrollar estrategias para promover una autoestima “alta”, puesto que entre los aspectos que en este enfoque se consideran fundamentales para el bienestar se encuentran la percepción de autoeficacia y los logros personales (ya sean estos relativos a las relaciones, el trabajo o cualquier otro ámbito que se considere de valor).

El trabajo sobre la autoestima que se hace desde la Psicología Positiva puede tomar diferentes formas. Una de las principales es el trabajo sobre las fortalezas de la persona: el propio Seligman desarrolló el Inventario VIA, un cuestionario dirigido a identificar lo que solemos llamar los “puntos fuertes” de las personas, con el fin de identificar las fortalezas propias y fomentar su enriquecimiento. Posteriormente, otros autores relacionados con la Psicología Positiva como Paul Gilbert y Kristin Neff han puesto el foco no tanto en el concepto de la autoestima como en la “autoaceptación”: desde esta postura se proponen la compasión y la “autoamabilidad” como actitudes necesarias para cultivar un autoconcepto ajustado.

¿En qué puede ayudarme la Psicología Positiva?

Ya veníamos señalando que ciertas herramientas de la Psicología Positiva ha mostrado algunos resultados interesantes en determinados casos, como puede ser en el trabajo con personas que experimentan síntomas moderados de depresión. Algunas de las técnicas que suelen utilizarse en este tipo de situaciones son la focalización positiva, los diarios de gratitud y las acciones altruistas. Esta clase de intervenciones pueden facilitar una cierta mejora del estado de ánimo y de la autoestima, especialmente en casos que no sean muy graves y siempre que se ajusten a las particularidades de la persona en concreto (no aplicándolas como un “café para todos”).

De nuevo, la Psicología Positiva no se considera (o al menos no debería) considerarse una sustituta de la Psicología Clínica. A pesar de que sea necesario investigar y potenciar lo agradable y lo deseable, no hemos de olvidar que antes de potenciar lo positivo hemos de trabajar lo problemático; en otras palabras, si nos limitamos a poner el foco en lo agradable podríamos caer en el riesgo de tapar o “poner parches” en ciertas dificultades. No obstante, la Psicología Positiva puede ser un complemento interesante con elementos útiles que puede aportar a muchas terapias. Además, la Psicología Positiva también puede constituir un recurso valioso para personas que no estén atravesando dificultades psicológicas.

 ¿Qué puedo hacer si necesito terapia psicológica?

 Como hemos ido mencionando a lo largo del artículo, la Psicología Positiva no tiene una perspectiva clínica y por eso no suele ser considerada como una terapia sino más bien como una forma de apoyo. Sin embargo, como solemos recalcar en muchos de nuestros artículos, no es necesario tener un diagnóstico clínico para trabajar en terapia. Además, las herramientas de la Psicología Positiva pueden utilizarse para complementar el trabajo desde otros enfoques clínicos más extendidos, como puede ser el Cognitivo Conductual, para solucionar problemas relativos a la autoestima y el estado de ánimo (por mencionar sólo algunos de los más frecuentes).

Si quieres trabajar en la mejora de tu autoestima, en tu estado de ánimo, o en cualquier otro aspecto que consideres necesario, en Avance Psicólogos ponemos a tu disposición los servicios de nuestro equipo profesional. En él podrás encontrar especialistas de la Psicología Positiva y también de otros muchos enfoques diferentes que pueden ayudarte a trabajar en los objetivos que te plantees. Podemos ofrecerte orientación psicológica y psiquiátrica individual, infantil y de pareja por videollamada y también de manera presencial en Madrid capital. Sólo necesitas contactarnos por llamada, por mensaje o por correo electrónico y te atenderemos lo antes posible.

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Referencias bibliográficas

 Bolier, L. et al. (2013). Positive psychology interventions: a meta-analysis of randomized controlled studies. BMC Public Health, 13(19).

Cabanas, E. e Illouz, E. (2019). Happycracia: Cómo la ciencia y la industria de la felicidad controlan nuestras vidas. Barcelona: Paidós Ibérica.

Carr, A. (2011). Positive Psychology: The Science of Happiness and Human Strengths. Londres: Routledge.

Csikszentmihalyi, M. (2014). Flow and the Foundations of Positive Psychology: The Collected Works of Mihaly Csikszentmihalyi. Nueva York: Springer.

Lopez, S. J., Teramoto Pedrotti, J. y Snyder, C. R. (2019). Positive Psychology: The Scientific and Practical Explorations of Human Strengths. Los Angeles: SAGE Publications.

Mruk, C. J. (2013). Self-esteem, relationships, and positive psychology: Concepts, research, and connections. En M. Hojjat y D. Cramer (Eds.), Positive psychology of love (pp. 149–161). Oxford University Press.

Mruk, C. J. (2006). Self-Esteem Research, Theory and Practice: Toward a Positive Psychology of Self-Esteem. Nueva York: Springer Publishing Company.

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autora del artículo

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Por Andrea Martínez Fernández

PSICÓLOGA - SEXÓLOGA COLEGIADA M-28412

Andrea Martínez es licenciada en Psicología por la Universidad de Deusto. Posee un Máster en Psicología Clínica Basada en la Evidencia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Salud Sexual y Psicología Clínica por la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Especialista en Terapias Contextuales (ACT, FAP y técnicas Mindfulness) por el Madrid Institute of Contextual Psychology. También se ha formado en Psicología Afirmativa en Diversidad Sexual y de Género por el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Desde 2019 forma parte del equipo colaborador de Avance Psicólogos ofreciendo terapia psicológica, sexológica y de pareja con perspectiva de género. Además, ejerce como divulgadora y formadora en varias plataformas relacionadas con la Educación Sexual.

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