La ideación suicida, o existencia de pensamientos relacionados con el suicidio de uno mismo, es una de las manifestaciones más claras de que alguien planea terminar con su vida de manera deliberada. En estos casos hay que actuar con cuidado, ya que a pesar de que haya quien no se toma estas señales de alerta cuando las ve expresadas por sus amigos o familiares, son en realidad un síntoma muy a tener en cuenta y que debe ser tomado en serio. A lo largo de las siguientes líneas veremos varios consejos acerca de qué hacer si un familiar o amigo dice que quiere suicidarse, con ideas acerca del modo en el que le podemos dar apoyo de la mejor manera.
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Qué hacer si un amigo o familiar dice querer suicidarse
Aunque cada persona es única y no existan recetas mágicas para hacer que quien se siente infeliz y desesperanzado deje de sentirse mal en cuestión de minutos, sí existen estrategias que sirven para reducir las probabilidades de que alguien termine quitándose la vida.
Es este último el principal objetivo que debemos fijarnos a la hora de dar asistencia a un familiar o amigo con ideación suicida, ya que es la amenaza más grave; una vez superada la fase en la que alguien piensa en suicidarse, es posible trabajar para contribuir a que sea feliz.
Y es que cuando un ser querido expresa sus deseos de terminar con su vida, no hay que pretender hacer que vea su existencia de una manera radicalmente optimista gracias a lo que vayamos a decirle, sino que debemos fijarnos una meta más modesta: que quiera seguir viviendo.
Así pues, en estos consejos que veremos a continuación hablaremos de maneras en las que ganar tiempo y contribuir que ese familiar o amigo se involucre en actividades que le hagan querer levantarse cada mañana.
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1. Determina el grado de urgencia
Cuando alguien cercano s nosotros dice que quiere suicidarse, esto siempre tiene que ser visto como una señal de alerta que nos lleve a no dejar parar tiempo antes de hacer algo para velar por su integridad. Sin embargo, hay ocasiones en las que hay una especial necesidad de actuar rápido.
Por eso, antes de nada, párate a valorar si la persona quiere suicidarse en cuestión de segundos o minutos, o si no es el caso. Para saberlo, puedes fijarte en su lenguaje no verbal. La mayoría de las personas que quieren suicidarse están muy tensas y nerviosas durante los momentos anteriores a intentar quitarse la vida, y si te comunican tus intenciones en este periodo, seguramente presentarán síntomas como temblor de voz, sudores fríos, tensión muscular o temblores por todo el cuerpo, etc.
No hace falta que todos estos fenómenos se den a la vez para que asumas el peor escenario posible. Eso sí, el llanto no suele implicar ansiedad, y se corresponde con el bajo estado de ánimo que expresa sus ideas de suicidio, de modo que es algo frecuente en quienes ni siquiera han fijado una fecha para intentar darse muerte.
A su vez, pregúntale a la persona cómo se siente y qué ha pensado hacer exactamente. De esta manera tendrás una visión más objetiva y completa de lo que ocurre, y le darás la oportunidad de convencerte de que no quiere suicidarse en el momento.
Si ves que la vida de ese familiar o amigo corre peligro en ese mismo momento, además de quedarte con esa persona hasta que se calme (algo que debes hacer en todos los casos), es importante que te pongas en contacto con profesionales que puedan intervenir de inmediato, mediante un número de teléfono de emergencias. También puedes acompañar a tu familiar o amigo al hospital más cercano.
2. Avisa a otros familiares o amigos
Avisa a más gente, aunque no de manera indiscriminada; solamente a quienes crees que sean bienvenidos por tu familiar o amigo, y cuya presencia en una situación así no constituya una violación de su intimidad. Si esa persona es menor, avisa a sus padres o a su tutor, alguien con la patria potestad.
Con un grupo reducido de personas, es más fácil dar apoyo y acompañar a alguien que se plantea el suicidio.
3. Comprueba si hay drogas involucradas en su estado de ánimo
Si crees que en este caso la ideación suicida ha aparecido a causa del consumo de sustancias, es aún más importante acudir a un hospital. En primer lugar, de esta manera se interviene sobre los procesos químicos producidos en el cerebro por esa sustancia, y que pueden dañar al sistema nervioso o incluso producir la muerte. En segundo lugar, así se evita que la persona intente suicidarse inmediatamente, en un arrebato, debido a su estado alterado de consciencia.
4. No seas condescendiente ni te lo tomes a broma
Hacer ver que ese familiar o amigo hubiese dicho una tontería o una ridiculez para así intentar quitarle importancia al motivo por el que se siente triste es una muy mala idea. No hay que restarle valor a la manera en la que esa persona se siente, porque hacer lo contrario solo conllevará que deje de hablar con nosotros de ese tema, volviendo más imprevisible su comportamiento en un futuro.
5. No juzgues
Estas situaciones en las que alguien cercano a nosotros nos confiesa sus ganas de suicidarse son el peor contexto en el que dar lecciones de moral. Acepta lo que escuchas aunque vaya en contra de tu sistema de valores: la prioridad es hacer que la persona se sienta apoyada y, a partir de nosotros, busque una ayuda que vaya más allá de esa conversación.
6. Acompaña a esta persona a terapia
Todos estos consejos desembocan en la intervención profesional por parte de psicólogos y psiquiatras. No hay que asumir que alguien que piensa en terminar con su vida se recuperará de manera espontánea: el riesgo es demasiado elevado, y pase lo que pase, sufrirá mucho y durante mucho tiempo si no recibe ayuda profesional.
Durante los próximos días, acompaña a esa persona y contribuye a su proceso de recuperación siguiendo las indicaciones de los profesionales de la salud mental que lo traten.
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Referencias bibliográficas
Bobes, G.J.; Giner Ubago, J.; Saiz Ruiz, J.; (2011). Suicidio y Psiquiatría. Recomendaciones preventivas y de manejo del comportamiento suicida. Madrid: Triacastela.
Herrera, R.; Ures, M.B. y Martínez, J.J. (2015). El tratamiento del suicidio en la prensa española: ¿efecto Werther o efecto Papageno? Rev.Asoc.Esp.Neuropsiq., 35(125). 123-134.