Síndrome post-vacacional: ¿por qué ocurre y cuáles son sus síntomas?

Síndrome post-vacacional: ¿por qué ocurre y cuáles son sus síntomas?

El síndrome post-vacacional es una realidad que muchas personas tienen que afrontar en etapas concretas en las que vuelven de vacaciones. No se trata de un trastorno mental al uso, sino de un fenómeno psicológico que engloba varios factores y que se expresa a través de diversas formas de malestar. En este artículo veremos  el síndrome post-vacacional, por qué ocurre, cuáles son sus causas más frecuentes, y qué síntomas lo caracterizan.

¿Qué es el síndrome post-vacacional?

Podemos definir el síndrome post-vacacional como un fenómeno psicológico asociado a la tristeza y el malestar y que se da a la vuelta de vacaciones, durante los primeros días de la vuelta a la rutina en el trabajo o en la atención a las responsabilidades domésticas o familiares.

No es ni un tipo de depresión ni un trastorno mental en general, aunque algunos de sus síntomas se asemejen en parte a los propios de los trastornos del estado de ánimo. Se trata de una experiencia fuertemente vinculada al contexto que se está viviendo durante esos primeros días de retorno a las exigencias del día a día. Por ello, no es tampoco una condición crónica que vaya a afectarnos toda la vida cada vez que volvamos de esa fase de relajación y ocio.

Sin embargo, en algunos casos este nivel de malestar puede ser lo suficientemente intenso como para que quien lo vive en carne propia decida acudir al psicólogo a recibir terapia.

En cualquier caso, las experiencias negativas vinculadas al síndrome post-vacacional se desvanecen al cabo de unos pocos días o semanas, si bien la psicoterapia puede ayudar a que desaparezca antes.

 

Síntomas

Tal y como hemos visto, el síndrome post-vacacional no es exactamente un trastorno, sino un fenómeno psicológico transitorio y cuyo potencial para perjudicar nuestra calidad de vida es relativamente bajo.

Por ello, cuando hablamos de los síntomas del síndrome post-vacacional, no debemos entender este concepto como referente a lo que es expresado por una patología, sino simplemente como elementos psicológicos, fisiológicos y comportamentales que son fruto de la transición de unos hábitos a otros.

Aquí distinguiremos entre síntomas psicológicos, síntomas fisiológicos y síntomas comportamentales del síndrome post-vacacional.

Síntomas psicológicos

Entre los síntomas psicológicos más comunes encontramos los pensamientos de añoranza con respecto a lo que se ha vivido en el periodo vacacional, así como fases en las que se fantasea con volver allí o en las que se rememora lo sucedido para abstraerse del presente.

También destaca la presencia de la desesperanza acerca de lo que nos depara el aquí y el ahora (y los días por venir), con una visión sesgada sobre los esfuerzos que vamos a tener que realizar. Estas apreciaciones negativas son sobredimensionadas, y se dan porque quien sufre síndrome post-vacacional aún tiene como referencia básica lo que se ha experimentado durante las vacaciones.

Por otro lado, también es frecuente que aparezca la creencia de que uno mismo no va a ser capaz de hacer frente a todo el trabajo que hay por delante, de manera que en algunos casos se entra en un cierto estado de alarma.

Síntomas fisiológicos

En el síndrome post-vacacional es frecuente sentirse débil y a la vez ansioso, con los músculos que por defecto permanecen en un estado de tensión pero experimentando cierta pérdida de fuerza transitoria.

Esto tiene que ver muchas veces con el cambio brusco de hábitos de sueño y, en ciertos casos, también con el jet-lag, que puede llegar a solaparse con el síndrome post-vacacional.
Síntomas comportamentales

Entre los síntomas comportamentales que encontramos en las personas con síndrome post-vacacional figuran la pasividad y la procrastinación, derivados normalmente de la falta de energía o de la parálisis ante la idea de tener que hacer frente a demasiadas responsabilidades. Con el tiempo, los efectos de este fenómeno van agravándose, dado que van acumulándose tareas.

Causas

Hasta aquí ya se han ido intuyendo varias de las causas más importantes del síndrome post-vacacional. Veámoslas con más detalle en este apartado, teniendo en cuenta que como ocurre en cualquier fenómeno psicológico, en el síndrome post-vacacional no hay una sola causa ni se da siempre por las mismas causas.

1. Cambio de hábitos

El simple cambio de hábitos puede hacer que se desarrolle ansiedad y malestar por la situación presente, dado que hay que acostumbrarse (física y psicológicamente) a nuevas rutinas y a un nuevo ritmo de vida.

2. Problemas de sueño

Los problemas de sueño vinculados a la necesidad de ajustarse a las responsabilidades forman parte de las causas más frecuentes e influyentes por las que aparece el síndrome post-vacacional.

3. Mala gestión del tiempo

El empezar a trabajar de nuevo sin habernos preparado para ello puede causarnos problemas, como la incapacidad de hacer todo lo que deberíamos hacer (objetivos de trabajo en nuestro contexto profesional, responsabilidades del hogar en el contexto doméstico, etc.). Esto hace que se nos acumulen los problemas, lo cual a su vez refuerza y mantiene el síndrome post-vacacional.

¿Qué hacer?

La asistencia psicológica puede ayudar a combatir el síndrome post-vacacional, a partir de un programa de intervención terapéutica corta.

En estas sesiones, los psicólogos “entrenan” al paciente para que le resulte más fácil abrazar los nuevos hábitos de vida y que pueda adaptarse a esa rutina con normalidad.

Una vez se ha dado este paso, el día a día una vez pasadas las vacaciones suele ser vivido con normalidad, sin experimentar un especial malestar por no estar en una playa o en un hotel de montaña.

 

 

Nuestra Terapia Psicológica

Referencias bibliográficas:

● Dillner, Luisa (2013). How do you recover from jet lag? The Guardian.
● Nawijn, J., Marchand, M.A., Veenhoven, R., Vingerhoets, J. (2010). Vacationers Happier, but Most not Happier After a Holiday. 5(1): 35 – 47.

 

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