El trastorno afectivo estacional se refiere a la aparición de síntomas depresivos relacionados con la época del año o estación. En la mayoría de los casos se da con la llegada del invierno, durante el otoño, pero puede ocurrir también con la llegada de la primavera.
Trastorno Afectivo Estacional: ¿en qué consiste?
Los cambios estacionales, implican cambios en la luminosidad que inciden directamente sobre nuestro sistema endocrino y nuestro cerebro. El reajuste y regulación, durante los cambios de estación, sobre la neuroquímica de nuestro cerebro y la secreción de hormonas, explican esta sintomatología.
La hipófisis es una zona del cerebro que se encarga de regular el sueño y el estado de ánimo. De este modo, los cambios de luz inciden sobre el nervio óptico llegando a la hipófisis, que regulará la producción de hormonas como la melatonina (en la glándula pineal) o de neurotransmisores como la serotonina. La melatonina es la hormona que se encarga de favorecer el sueño y la serotonina uno de los neurotransmisores que regulan el estado de ánimo y que además favorecen la producción de melatonina.
“En los cambios de estación, podemos sentirnos decaidos, apáticos e incluso tristres” -explican psicólogos de Avance
Cuando descienden las horas de luz se segrega menos serotonina, por lo que el estado de ánimo baja y la melatonina debe reajustarse y empezar a segregarse antes para regular el ciclo del sueño-vigilia.
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Síntomas
El Trastorno Afectivo Estacional muestra, entre otros, los siguientes síntomas:
- Tristeza y pensamientos de desesperanza.
- Irritabilidad.
- Cansancio, fatiga.
- Pérdida de intereses y falta de ilusión.
- Aumento del apetito.
- Aumento de las horas de sueño.
- Disminución de la capacidad de atención y concentración.
Tratamiento
En su tratamiento, además de la psicoterapia y el uso de antidepresivos, parece eficaz la fototerapia, que consiste en la exposición a la luz emitida por lámparas que simulan la luz solar.