¿Qué es la vigorexia? 7 síntomas que te ayudarán a reconocerla

¿Qué es vigorexia? 7 síntomas que te ayudarán a reconocerla

La palabra “vigorexia” viene del inglés de los términos ‘big’ (grande, en inglés) y ‘orexis’ (del griego, deseo o apetito) y fue descubierta durante un estudio en el que se analizaban los efectos de los esteroides anabolizantes; los autores de dicho estudio se dieron cuenta de que muchos de los participantes tenían una excesiva preocupación por desarrollar sus músculos.

La vigorexia se refiere a la obsesión por agrandar los músculos. Se considera una dismorfia muscular. Dentro del manual psiquiátrico está clasificada en el trastorno obsesivo compulsivo. Esto es así porque, la vigorexia consiste en una obsesión por defectos que son percibidos por la persona que no son percibidos por los demás.

Básicamente, la vigorexia, también conocida como complejo de Adonis, consiste en que a la persona le preocupa de forma muy exagerada que su cuerpo sea demasiado pequeño o que tenga poca masa muscular. En la sociedad en la que vivimos, donde existen unos cánones de belleza casi inalcanzables, los trastornos de dismorfia corporal y de la alimentación tienen cada vez más prevalencia. La vigorexia, en concreto, afecta más frecuentemente a los hombres y no tanto a las mujeres.

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¿Qué es la vigorexia?

Los trastornos de la alimentación como la anorexia o la bulimia son bien conocidas. Sin embargo, la vigorexia no lo es tanto. Si bien no es un trastorno de la alimentación, también tiene que ver con el cuerpo y la imagen corporal. Sus características comunes son, principalmente, la preocupación excesiva por verse bien a nivel físico y llevar a cabo conductas disfuncionales y poco adaptativas para conseguirlo.

Las causas de la vigorexia son esencialmente culturales. Tal es así, que la vigorexia ha aumentado en las últimas décadas. Los estereotipos de belleza y de género que han sido tan estrictos con la población femenina empieza a afectar también a la población masculina. Mientras que a las mujeres se les exige vientre plano y curvas proporcionadas, a los hombres se les exige tener los músculos definidos, ser altos y voluminosos y tener fuerza. Como vemos, la industria de la cosmética y la moda y su publicidad y sus exigencias nos afecta a todos y a todas.  Todos estamos sometidos a esta presión, sin embargo, quien más riesgo tiene de padecer este tipo de trastornos son las personas con un perfil obsesivo.

Los 7 síntomas de la vigorexia.

Estas son las principales manifestaciones clínicas de la vigorexia que te pueden ayudar a identificarla:

1. Preocupación por ser débil o poco muculoso

Este es el síntoma que mayormente caracteriza el trastorno de vigorexia. La preocupación es constante y, como toda obsesión, ocupa una cantidad de tiempo mayor a la que la persona desearía.

Este tipo de pensamientos generan ansiedad, lo cual lleva a la persona a llevar a cabo conductas para eliminarla, tales como realizar ejercicio, consumir proteínas u otras sustancias, lo cual forma parte de la sintomatología de este trastorno y que veremos más adelante.

2. Incapacidad de ver con objetividad el cuerpo

Las personas con vigorexia, al igual que ocurre en la anorexia, por ejemplo, no son capaces de reconocer que lo que ven en el espejo no es objetivo y que no representa la realidad. Por eso, en el tratamiento de la vigorexia es importante hacer una buena psicoeducación y explicarle a la persona lo que le está pasando, de dónde vienen sus pensamientos y su ansiedad y la función que cumplen sus conductas.

Sienten una gran insatisfacción con su cuerpo y de forma muy recurrente se miran al espejo para comprobar el tamaño de sus músculos. Las comprobaciones son un síntoma que también comparte el TOC o trastorno obsesivo compulsivo.

 3. Pensamientos obsesivos y recurrentes

Los pensamientos suelen ser del estilo “soy demasiado débil”, “soy pequeño”, “no estoy lo suficientemente fuerte” y también pensamientos sobre cómo cambiar de aspecto: “tengo que coger más peso en el gimnasio”, “debería dedicar más tiempo al deporte”, “tengo que tomar más proteína”, etc.

Estos pensamientos, a su vez, pueden generar ansiedad y depresión por el sentimiento desagradable que genera en torno al cuerpo. Esto puede llevar a rumiaciones y a entrar en bucles de los que es difícil salir o que solo se calman haciendo ejercicio, comprobaciones mirándose al espejo o ingiriendo alimentos proteicos en exceso. Además, la preocupación y un excesivo control de la dieta es también muy frecuente, así como las comparaciones con el cuerpo de otra gente.

 4. Conductas de evitación

Dado que el hombre que sufre vigorexia está tan preocupado por su físico y, al mismo tiempo, acomplejado, evitará aquellas situaciones sociales en las que su físico se vea expuesto. Es común en personas con vigorexia que eviten reuniones familiares, ir a la piscina o llevar cierto tipo de ropa.

Como hablábamos al principio, este tipo de conductas se dejan de hacer para evitar la ansiedad que genera la exposición del cuerpo. Esto tiene como consecuencias que la persona empiece a evitar áreas de su vida que para ella son importantes y que, a largo plazo, le pueden generar más problemas a nivel social y familiar.

5. Excesivo ejercicio físico

El ejercicio físico se convierte en el área central de su vida, dejando de lado, como venimos diciendo, familiares, amigos o incluso desatendiendo tareas de responsabilidad como el trabajo. Como ocurre con las obsesiones, el problema es que esta es tal que la persona que la sufre tiene dominada su vida pues esta gira entorno a aquella. Es importante no confundir preocupación con obsesión.

En la vigorexia, se siente la necesidad de hacer ejercicio especialmente con mancuernas de mucho peso para incrementar el tamaño corporal. Se pasa mucho tiempo en el gimnasio o en lugares donde se realiza este tipo de ejercicio anaeróbico. Si se salta un entrenamiento o la dieta, tendrá sentimientos de culpa y llevará a cabo conductas compensatorias como ingerir más proteína o pasar más tiempo en el gimnasio al día siguiente.

6. Consumo y abuso de sustancias peligrosas

 Según estudios realizados, el consumo de hormonas es siete veces mayor en personas con vigorexia que en culturistas no vigoréxicos. Estas sustancias tienen como objetivo aumentar la masa muscular y, si su consumo no tiene una supervisión médica, pueden llegar a ser perjudiciales para la salud. Además, también se abusan de esteroides anabolizantes y suplementos alimenticios que, al igual que las hormonas, pueden ser dañinos.

 7. Descuido de otras áreas de la vida

Al ser el cuidado del cuerpo, el entrenamiento y la dieta el centro de sus vidas, las personas con vigorexia acaban por descuidar a familiares, amigos y parejas, así como la vida laboral, los estudios u otras aficiones que no sean el deporte. Este descuido suele ser progresivo, es decir, se empieza yendo un determinado número de minutos al entrenamiento y, con el tiempo, van aumentando las horas, alejándose de los círculos sociales, sobre todo, debido también a que no quieren exponer el cuerpo en público.

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Conclusiones acerca de la vigorexia

Podríamos decir que este último síntoma expuesto es el más importante, en el sentido de que es el más preocupante de todos. Cuando descuidamos áreas de nuestra vida que para nosotros y nosotras son importantes, su vida deja de estar equilibrada, dado que solo dedicará su tiempo y su implicación a una de ellas. Por eso, las obsesiones son tan peligrosas. Generan mucha insatisfacción con la vida y, aunque la persona con vigorexia crea que el hacer ejercicio es la solución a sus problemas, su vida está dominada por la ansiedad y síntomas depresivos.

Igualmente, las consecuencias no son únicamente psicológicas, como podemos imaginar. La sobrecarga de entrenamiento y el consumo de esteroides puede dañar los músculos, los huesos y las articulaciones, así como el hígado y los riñones, entre otros síntomas.

Como conclusión, cabe señalar que es cierto que los factores culturales y los cánones de belleza corporales cumplen un importante papel a la hora de desarrollar este tipo de trastornos. Al mismo tiempo, diversos estudios han remarcado que quienes padecen vigorexia u otros trastornos de dismorfia corporal suelen tener una baja autoestima, son introvertidos y, en general, tienden a ser muy perfeccionistas.

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 Referencias bibliográficas:

Sánchez, R. M., & Moreno, A. M. (2007). Ortorexia y vigorexia:¿ Nuevos trastornos de la conducta alimentaria?. Trastornos de la conducta alimentaria, (5), 457-482.

Molina, J. M. R. (2007). Vigorexia: adicción, obsesión o dismorfia; un intento de aproximación. Salud y drogas7(2), 289-308.

Molina, J. M. R., & Alcón, M. F. R. (2011). VIGOREXIA: DE LA ADICCIÓN AL EJERCICIO A ENTIDAD NOSOLÓGICA INDEPENDIENTE. Salud y drogas11(1), 95-114.

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Brenda Ruano Bodemer
Brenda Ruano Bodemer
Brenda Ruano Bodemer (Madrid, 1993) se graduó en Psicología por la UCM. Trabaja en la consulta privada desde 2016. Desde entonces, lleva formándose en distintos ámbitos de la psicología: Máster en Sexología, educación sexual, asesoramiento y terapia sexual (UCJC, IUNIVES), Máster en Psicoogía deportiva (UNED). Máster en Psicología General Sanitaria (Universidad de Nebrija). Título en Psicología Afirmativa en Diversidad Sexual y de Género (COP). Además de la consulta privada, ha trabajado en centros de día de adicciones y, actualmente, imparte talleres de Educación Sexual en institutos y da formación a profesores sobre Educación Sexual.
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