El estilo de apego que desarrollamos con nuestros cuidadores/as principales en la infancia influye de manera significativa en las relaciones afectivas que establecemos en la edad adulta. El apego ansioso, es un estilo de apego inseguro que puede generarnos problemas importantes en nuestros vínculos personales.
¿Necesitas constantemente que las personas a las que quieres te demuestren que te quieren o que están bien respecto a vuestra relación? ¿Sufres mucho cuando alguien se muestra un poco distante contigo? ¿Te sientes dependiente de los demás? Si es así, es probable que éste sea tu tipo de apego.
A lo largo de este artículo explicaremos en qué consiste el estilo de apego ansioso, cuáles son sus principales características y qué limitaciones puede conllevar en nuestras relaciones. Por último, incluiremos algunas pautas importantes para dirigirnos hacia la seguridad en nuestra forma de vincularnos con los demás.
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¿Qué es el estilo de apego ansioso?
Para poder entender qué es el estilo de apego ansioso, es importante explicar brevemente que la teoría del apego es un tema muy importante desarrollado durante décadas por la investigación en el área de la psicología. Su premisa principal es que la forma de relacionarnos que aprendemos en nuestros primeros vínculos (con nuestros cuidadores) acerca de cómo éstos satisfacían nuestras necesidades físicas y emocionales, nos va a influir en cómo nos relacionamos con otras personas a lo largo de nuestra vida y en cómo atendemos a nuestras necesidades en la vida adulta.
En el caso del estilo de apego ansioso, lo que encontramos son adultos a los que les cuesta confiar en sus propias capacidades y recursos, con dificultades de poner límites, que a veces se muestran muy sumisos, que se sienten dependientes de otras personas, que les cuesta regularse emocionalmente de forma autónoma y responsabilizarse de sí mismos/as adecuadamente.
Si te sientes identificado/a con esta descripción, seguramente te ayude mucho empezar a pensar sobre tu historia de vida y acerca de cómo ha sido tu relación con tus cuidadores, ya que esto puede ayudarte a entender un poco más cómo se ha desarrollado tu estilo de apego.
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¿Cómo se desarrolla el apego ansioso?
Es interesante analizar cómo se produce el desarrollo de este tipo de apego. Los estudios nos muestran que los niños/as que desarrollan un estilo de apego ansioso normalmente han crecido con un cuidador/a que solía presentar preocupación y ansiedad ante peligros potenciales del entorno. Como consecuencia, acaban interiorizando ese miedo y preocupación.
Como niños/as, lo natural es que sintamos curiosidad y deseo de descubrir el mundo que nos rodea. Sin embargo, si hemos interiorizado miedo, buscaremos mucho más apoyo y consuelo para poder abrirnos al mundo o tener experiencias, ya que desconfiaremos de nuestra propia capacidad de hacer frente a las dificultades porque no habremos sentido que nuestros cuidadores confían en nosotros/as, que es lo que necesitamos para tener seguridad en nosotros/as mismos.
Cuando se dan estas condiciones, los niños/as van configurando esquemas cognitivos y emocionales como un pobre autoconcepto, escasa conciencia y confianza acerca de sus capacidades personales, la idealización de los demás y la búsqueda de la satisfacción de sus necesidades insatisfechas a través de otras personas en las que apoyarse.
Características del estilo de apego ansioso.
A continuación describiré las principales características del apego ansioso:
1. Necesidad de aprobación de los demás
Cuando experimentamos una excesiva necesidad de aprobación normalmente esto está relacionado con mucho miedo a las críticas y al rechazo. Además, si esto nos ocurre, es habitual que tengamos una sensación interna de inseguridad en las interacciones con otras personas e incomodidad con nosotros/as mismos/as cuando accedemos a hacer cosas que realmente no queremos o cuando no nos mostramos de forma auténtica.
2. Miedo al abandono
El miedo al abandono nos puede conducir a vivir las relaciones adultas personales de forma dependiente porque el miedo a perder al otro/a puede llegar a ser predominante sobre la relación misma.
Si para protegernos del posible daño de que el otro nos abandone hacemos cosas que no queremos, nos colocamos en una posición de sumisión o somos excesivamente complacientes, lo que nos ocurrirá será que desatenderemos por completo nuestras propias necesidades y estaremos estableciendo una relación asimétrica.
3. Dificultades de gestión emocional
Algunas de las señales que nos indican que una persona tiene dificultades de gestión emocional son: que le cueste identificar sus propias emociones y ponerles nombre, que no sepa entender la causa de la emoción, que no tenga herramientas para modular la intensidad de las emociones si lo necesita o que le sea muy difícil expresar a otras personas cómo se siente.
4. Escasa tolerancia a la incertidumbre
La baja tolerancia a la incertidumbre se manifiesta como la dificultad para aceptar la inexistencia de una respuesta concreta. Cuando tenemos intolerancia a la incertidumbre, es común experimentar irritabilidad, ansiedad o malestar en las situaciones ambiguas. Esto puede ser un problema en las relaciones adultas, si para calmar el malestar lo que hacemos es realizar muchas comprobaciones de que la otra persona quiere estar con nosotros/as o si buscamos su refuerzo constantemente.
5. Baja autoestima
Sentirnos inseguros en las relaciones, buscar el refuerzo externo para sentirnos cómodos/as y tener un autoconcepto pobre de nosotros/as mismos/as afecta notablemente a nuestra autoestima.
Cuando hemos crecido sintiendo que no confiaban en nosotros/as, es mucho más difícil reconocer nuestros propios recursos y fortalezas. Sin embargo, esto es algo que se puede trabajar.
Claves para dirigirnos hacia la seguridad ante el apego ansioso
A continuación describiré las principales claves para superar el apego ansioso:
1. Identificar nuestras creencias limitantes
Antes de trabajar o cambiar algo, es necesario ser conscientes de ello. Por eso, un primer paso muy importante que puede dirigirnos hacia la seguridad es identificar todas aquellas creencias limitantes que tenemos acerca de nosotros/as mismos.
Puedes coger un papel y un bolígrafo, y escribir libremente ideas que te aparezcan sobre ti que puedan ser devaluadoras o que te limiten de alguna manera. Acto seguido, puedes leer la lista con amabilidad hacia ti y preguntarte cómo se ha construido esa creencia y si realmente a día de hoy estás de acuerdo totalmente con ella.
2. Validar nuestros recursos y fortalezas
Todas las personas tenemos recursos y fortalezas que hemos ido aprendiendo y desarrollando a lo largo de nuestra vida. Cuanto más nos permitimos reconocer en nosotros/as aquellas cosas que se nos dan bien, que son valiosas o que nos gustan de nosotros/as mismos/as, mejor relación tendremos con nuestra persona y en mejor disposición estaremos de relacionarnos de forma sana con los demás.
3. Aprender estrategias de regulación emocional
La regulación emocional implica, por un lado, trabajar la conexión con nuestro mundo emocional para ser más conscientes de nuestra emociones; y, por otro, saber que hay formas de modular nuestros estados emocionales si lo necesitamos.
Por ejemplo, manejar la ira y la tolerancia a la frustración adecuadamente es importante para relacionarnos con los demás de forma sana. Si identificas dificultades de el manejo de estas emociones, pedir ayuda profesional para aprender estrategias de regulación emocional adaptadas a tu caso, puede ser una buena opción.
4. Comunicación asertiva
Expresar nuestras necesidades de forma asertiva y establecer límites saludables en las relaciones es importante para promover la independencia y el amor propio. Esto puede incluir aprender a decir no cuando sea necesario. Las técnicas de comunicación asertiva pueden sernos de gran ayuda para ello. Puedes buscar información acerca de estas técnicas o pedir ayuda profesional si lo necesitas.
Conclusiones
A lo largo de este artículo, hemos explicado en qué consiste el apego ansioso y algunas de las consecuencias negativas que puede generar en las relaciones interpersonales adultas, tales como un excesivo miedo al rechazado y al abandono, una gran necesidad de aprobación de los demás y una idea de nosotros/as mismos/as pobre o devaluada.
La buena noticia es que respetar nuestras propias necesidades, mejorar la relación con nosotros/as mismos/as y nuestro mundo emocional y generar relaciones con otras personas de forma más respetuosa y amorosa hacia nosotros/as es algo que se puede aprender y trabajar de adultos, independientemente de el estilo de apego que tengamos. Merece la pena intentarlo para vivir con una mayor sensación de libertad y bienestar.
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Referencias bibliográficas:
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