¿Qué hacer para solucionar los problemas de envidia?
La envidia es uno de los fenómenos psicológicos que más problemas y conflictos generan en la vida social de las personas. El simple hecho de vivir en propia carne este sentimiento puede hacer que orientemos nuestras prioridades a superar a alguien a quien consideramos por encima de nosotros en algún aspecto, independientemente de si centrar nuestros esfuerzos es razonable o no. Para ayudar a quienes estén pasando por esta experiencia (o a quienes conozcan a alguien propenso a caer en ella), en este artículo veremos varias pautas y consejos sobre qué hacer para solucionar los problemas de envidia. Un anticipo: la clave está en introducir cambios en los hábitos y en la manera de interpretar el mundo.
Una definición rápida y resumida de la palabra “envidia” es la siguiente: sentimiento de malestar, frustración y tristeza vinculado al deseo de poseer algo que otro sujeto tiene, ya sea algo material o no.
Así, se puede sentir envidia ante los bienes materiales de alguien (un coche de lujo) o ante otros elementos en propiedad de otro y que son más abstractos o psicológicos: por ejemplo, una mayor capacidad de convencer a los demás, una mejor imagen pública, etc. Sin embargo, ambas fuentes de envidia suelen estar relacionadas (muchas veces, tener un coche de lujo causa admiración entre los otros, lo cual puede aportarle atractivo a su poseedor).
Por otro lado, sentir envidia no es lo mismo que tener celos. En el segundo caso, se siente temor o ansiedad ante la posibilidad de perder algo con lo que ya se cuenta, sea parcial o totalmente.
Ahora que ya sabemos qué es la envidia, veamos cómo afrontar los problemas que genera tanto en quien la sufre en primera persona como en la gente que la rodea.
Para ello, hay que tener claro que no existen recetas mágicas que solucionen la cuestión en pocos minutos, sino que hay que ir realizando progresos a lo largo de varias semanas, y esto requiere implicación, compromiso y esfuerzo.
En todos estos casos asumiremos que quien tiene problemas para gestionar la envidia eres tú, aunque también puedes basarte en estos consejos para ayudar a alguien de tu entorno cercano (amigos o familiares) en el caso de que sea esa persona quien se siente mal por las cualidades, relaciones sociales o posesiones de otros.
Utilizar estos términos para referirte a ti o a las personas que sienten envidia resulta contraproducente, ya que contribuye a alimentar la idea de que la envidia forma parte de la esencia de uno mismo o de los demás. No hay que olvidar que la envidia es un sentimiento producido por un patrón de comportamiento, una manera de relacionarse con el entorno y con los demás. Y este patrón de comportamiento, del mismo modo que puede ser aprendido, puede ser desaprendido.
La envidia pasa por una manera de pensar vinculada a la competitividad, la idea de que la vida es una competición y de que nuestra felicidad depende de superar a los demás en algo.
Esta mentalidad nos lleva a estar comparándonos con los demás y a valorar más el hecho de quedar por encima de alguien en algo que el verdadero significado de ser bueno en algo o de tener acceso a un bien independientemente de lo que hagan los demás.
Y eso es capaz de introducirnos en una dinámica de pensamiento que nos esclaviza, porque el esfuerzo que hemos invertido en superar a alguien en algo nos lleva a sentirnos mal ante otras personas a las que vemos varios pasos por delante de nosotros. Dicho en otras palabras, siempre nos sentiremos frustrados porque nuestros progresos solo serán significativos al valorarlos a la luz de la gente a la que superamos, y parecerán en vano al compararnos con quienes aún tienen más y mejor que nosotros.
Para dejar de lado esta obsesión por la competitividad, repasa mentalmente cuáles son aquellos pensamientos vinculados a la envidia que te hacen sentir mal y reconoce una manera alternativa de interpretar lo que está pasando, una que no se fundamente en la comparación.
Por ejemplo, si sientes envidia por la casa de un vecino, párate a pensar en por qué te sientes de esa manera, como si el valor de las personas se basara en ese criterio. Luego, piensa si realmente te haría feliz tener una casa así, o si solo te lo parece porque vinculas tu autoestima a una posesión material muy concreta y elegida de manera arbitraria.
Este consejo para gestionar los problemas de envidia se deriva del anterior.
Si la envidia puede llegar a ser un problema significativo que tiene un impacto negativo en la calidad de vida de las personas, es en parte porque no tiene por qué transformarse en una actitud constructiva y de auto-superación.
Muchas veces nos limitamos a sentir envidia, sin pasar del deseo a poseer algo a la acción para conseguirlo, y esto genera aún más frustración, reforzando la existencia de la envidia como algo dañino.
Por eso, hay que intentar utilizar la inercia emocional de la envidia y transformarle en motivación para ponerse manos a la obra y aplicar constancia y esfuerzo a un proyecto. Detecta aquello que realmente te motiva y divídelo en objetivos y sub-objetivos concretos, para que te sea fácil realizar un seguimiento de tus progresos.
Eso sí, antes de hacerlo debemos haber realizado el paso anterior, el dejar de lado la obsesión por la competitividad, porque dedicar buena parte del día a organizar tu vida dependiendo de lo que tienen los demás tampoco es sano.
Aunque llegados a este punto tengas claro que tener determinado coche de gama alta no dice nada sobre el valor de las personas, posiblemente notes que en tu entorno social mucha gente actúa como si eso realmente fuese un criterio para determinar quién vale la pena y quién no. Ante esto, no hay que olvidar que el hecho de que mucha gente se adscriba a una idea o a una manera de pensar no significa que ese sistema de creencias sea verdadero o útil.
Así pues, si a tu alrededor hay una jerarquía social organizada a partir de criterios de posesión de bienes o cualidades específicas, es bueno que te acostumbres a pararte a pensar y a analizar críticamente por qué para algunas personas lo más importante es tener una segunda residencia, ropa cara o relaciones sociales con rasgos físicos que se corresponden a los cánones de belleza, por ejemplo.
Si lo haces, no tardarás en darte cuenta de que estas jerarquías basadas en la posesión de unas pocas características resultan muy arbitrarias y la gente las justifica sin pararse a pensar.
No hay ninguna ley natural que diga que quien intente hacer frente a los problemas de envidia vaya a conseguirlo sin ayuda; muchas veces, el contexto en el que se vive dificulta mucho esta tarea. Por eso, en algunos casos es necesario buscar ayuda profesional, acudir al psicólogo.
En psicoterapia, los psicólogos pueden ayudarte a dejar de lado las creencias irracionales y las maneras de pensar que te llevan a sentirte mal por la envidia, y a adoptar costumbres y hábitos de vida que te mantengan lejos de esta clase de frustraciones.
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