¿Qué es somatizar?

Somatizar: Definición, síntomas y tratamiento psicoterapéutico

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Somatizar es una palabra que usamos muy menudo en el lenguaje coloquial para referirnos a cuando un malestar psicológico te afecta de alguna manera en el cuerpo. Por ejemplo, cuando sufrimos de estrés es común padecer dolores de estomago o que nos salga una urticaria en la piel. La somatización es un problema relacionado con la salud mental y su origen es, por lo tanto, psicológico.

Sin embargo, ¿existen más formas de somatizar? ¿somatizamos solo por estrés o existen otras causas? ¿qué tengo que hacer si empiezo a somatizar? ¿es algo que puede llegar a ser grave?

En este artículo te contamos qué es la somatización, cuáles son su síntomas, cuáles son sus causas y en qué consiste el tratamiento psicoterapéutico para sus síntomas.

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¿Qué es somatizar?

La palabra somatizar viene del griego y se compone de ‘soma’ que significa “cuerpo” y ‘izein’ que significa “convertir en”.

En resumidas palabras, la somatización ocurre cuando el malestar psicológico se expresa a través del cuerpo. Estos síntomas expresados son físicos y recurrentes y, además, no tienen unas causas físicas que los expliquen. Esto es el resultado entre la conexión entre el cuerpo y la mente, las emociones y su gestión.

Antes, no se creía que mente y cuerpo tuvieran tanta relación y se trataban ambas entidades como algo separado. Sin embargo, hoy día, rara es la psicoterapia en la que no se trabaja también con el cuerpo, y raro es el o la médico que no tiene en cuenta que la persona puede estar somatizando cuando, tras las pruebas médicas no se encuentra causa aparente. Actualmente, es difícil negar que mente y cuerpo tienen una conexión bastante fuerte.

Dicho de otra forma, somatizar es un conjunto de síntomas físicos que no se pueden explicar médicamente y que son producidos por un malestar psicológico. La persona solo es consciente de sus síntomas físico y tiene dificultades para admitir que, en realidad, su malestar es psicológico, o no es consciente de ello.

Síntomas de la somatización: ¿Cómo saber si empiezo a somatizar?

Existen diversos síntomas que pueden encajar con lo que trata el somatizar. La gran mayoría de ellos están relacionados con molestias o dolor físicos. Los siguientes son los más comunes:

  • Síntomas gastrointestinales: intolerancias alimentarias, dolor de estómago, diarrea, úlceras, dolores en el abdomen,…
  • Síntomas respiratorios: hiperventilación, dolores de pecho, sensación de que falta el aire o de ahogo,…
  • Síntomas cardiacos: taquicardias, mareos, dolores de pecho,…
  • Síntomas dermatológicos: sudoración intensa, urticarias, etc.
  • Síntomas sexuales: disfunción eréctil, dolor en la penetración, anorgasmia (tanto femenina como masculina), falta de deseo sexual,…
  • Síntomas neurológicos: desmayos, dolores de cabeza, dolores musculares, tics, fasciculaciones,…

Otros síntomas pueden ser contracturas musculares (ocasionadas por la tensión), la desregulación de la menstruación, fatiga muscular o dolor en las articulaciones.

Si uno o más de estos síntomas ocurren cuando estamos pasando por una época de estrés o acabamos de vivir un evento traumático (por ejemplo, la muerte de un ser querido) o una situación preocupante (por ejemplo, la pérdida de empleo) asumiremos que es algo transitorio y que entra dentro de lo normal que el cuerpo reacciones de esta manera ante el sufrimiento.

Sin embargo, si resulta que estos síntomas aparecen a menudo y de forma frecuente ante cualquier dificultad o problema, la somatización se puede hacer crónica y es entonces cuando deberemos pedir ayuda psicológica.

Causas de la somatización: ¿Por qué no puedo evitar somatizar?

¿Qué hay tras la somatización? ¿Por qué unas personas somatizan y otras no? Al somatizar, ¿el cuerpo nos está dando un aviso de que algo no va bien?

Efectivamente, al somatizar el cuerpo nos está dando señales de que hay algo en nuestra vida con lo que no estamos satisfechos o satisfechas, es decir, tenemos malestar psicológico de algún tipo.

Normalmente, la principal causa del somatizar es reprimir emociones. Aunque no estemos acostumbrados a expresar emociones, reprimirlas puede ser bastante contraproducente. Piensa que el reprimir las emociones es como si quisieras mantener una pelota debajo del agua. Al principio se te haría fácil y no habría problema. Pero, a medida que fuera pasando el tiempo, te cansarías y llegaría un momento en el que la pelota acabaría por salir del agua estrepitosamente. Lo mismo ocurre con las emociones: acaban por salir y, a veces, no les queda más remedio que expresarse somatizando.

Otras causas de somatizar pueden ser el estrés, la ansiedad, la depresión o el estrés postraumático. Muchos de estos trastornos vana acompañados de la somatización. Esto no quiere decir que cualquier persona con un trastorno mental vaya a somatizar.

Las personas con más probabilidades de somatizar son aquellas que experimentan o hayan experimentado situaciones o preocupaciones a las que no se ven capaces de hacerles frente, ya sea por falta de autoconfianza o de inteligencia emocional. Además, hay más prevalencia entre las mujeres y en personas de clase económica baja, ya que este colectivo, al tener menos recursos socioeconómicos sufren mayores niveles de estrés.

Tratamiento de la somatización: Cómo puedo dejar de somatizar.

En primer lugar y, como siempre, habrá que hacer una evaluación que permita al o la terapeuta tener una fotografía del contexto de la persona y poder hacer un análisis de las raíces de la somatización. De esta forma, se ayuda a la persona a comprender qué es lo que le ocurre. La idea es ir identificando cuáles son las dificultades del día a día de la o el paciente, qué es lo que le cuesta afrontar o qué es lo que le genera malestar o algún conflicto interno.

En segundo lugar, la persona tendrá que ir, poco a poco, identificando y poniendo nombre a sus emociones. El siguiente paso es que acepte que las emociones son reacciones humanas y que tienen su función. No es que sean negativas o positivas, sino que unas con más desagradables que otras. Permitirse sentir emociones, aceptarlas y dejarlas estar, será (grosso modo) el tratamiento clave para las personas que suelen somatizar.

Por último, también será muy importante que, durante la terapia psicológica, el o la paciente, aprenda a gestionar los conflictos de la vida diaria de forma eficaz y no ignorándolos. Para ello, se le darán estrategias de afrontamiento que cuadren con el contexto de la persona.

No obstante, como hemos dicho, será muy importante tener en cuenta el contexto de la persona. Para todo ello, recomendamos la terapia cognitivo-conductual o las terapias contextuales, ya que estas irán encaminadas, no solo a entender las causas sino a pautar conductas y aprendizajes que haga que sea la persona quien genere cambios en su vida, de forma que aprenda a gestionar sus emociones y sus pensamientos de otra forma distinta a la somatización.

Conclusiones acerca de la somatización

Somatizar no es algo que se haga de manera consciente. Esto es importante tenerlo en cuenta. Es decir, el dolor corporal de la persona que somatiza es real, a pesar de que no tenga una explicación médica. Es común que cuando una persona ha descartado causas físicas se le diga comentarios del tipo: “Si no te pasa nada, ya te lo ha dicho el médico”. Esto hace que la persona se sienta muy invalidada.

Por otro lado, el pedir ayuda psicológica puede ser difícil para la persona que tiende a somatizar. Esto es debido a que, al ser lo síntomas físicos tan evidentes se suele tapar con medicación para curar el síntoma en cuestión (por ejemplo, medicarse con analgésicos para el dolor de cabeza). Sin embargo, esto no va a la raíz del problema, solo lo cubre. La clave estará en que la persona aprenda a gestionar los conflictos que surgen en el día a día. Será la terapia psicológica lo que más te ayude para evitar la somatización a largo plazo.

Hemos de entender y aceptar que si no le hacemos caso la mente es capaz de enfermar al cuerpo. Recordemos la metáfora de la pelota sumergida en el agua: reprimir las emociones (en especial, las desagradables) no es la solución, pues acabará estallando por algún otro lado, siendo la manera más común y lógica, somatizar.

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Referencias bibliográficas:

Guzmán, R. E. G. Trastorno de somatizacion. Diagnostico y tratamiento en consulta de medicina familiar.

Aragonès, E. (2015). Estrategias no farmacológicas para el tratamiento de las somatizaciones. Formación Médica Continuada22(6), 332-338.

Andrés, G. H., & Jorge, G. H. (2010). Somatización y Trastorno Conversivo: Clínica, fisiopatología, evaluación y tratamiento. Revista Memoriza. com6, 1-14.

Sabino Gonzales, Y. J. (2017). Estudio de tres casos clínicos: Trastorno de Somatización, Trastorno Límite de la Personalidad y Depresión Mayor, Lima-2017.

Harris, R. (2022). The happiness trap: How to stop struggling and start living. Shambhala Publications.

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autora del artículo

Brenda Ruano Bodemer

PSICÓLOGA SEXÓLOGA COLEGIADA M-34490

Brenda Ruano Bodemer (Madrid, 1993) se graduó en Psicología por la UCM. Trabaja en la consulta privada desde 2016. Desde entonces, lleva formándose en distintos ámbitos de la psicología: Máster en Sexología, educación sexual, asesoramiento y terapia sexual (UCJC, IUNIVES), Máster en Psicología General Sanitaria (Universidad de Nebrija). Título en Psicología Afirmativa en Diversidad Sexual y de Género (COP). Además de la consulta privada, ha trabajado en centros de día de adicciones y, actualmente, imparte talleres de Educación Sexual en institutos y da formación a profesores sobre Educación Sexual.

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