¿Cómo tratar a una persona fría?. En las relaciones sociales y la interacción con los demás, encontrarse con rasgos de personalidad relativamente extremos puede resultar una experiencia confusa, en la que aparecen muchas situaciones en las que no sabemos cómo reaccionar.
Y es que más allá de la ilusión de que todo el mundo espera lo mismo de las relaciones personales, está la realidad de que existe una amplia diversidad de predisposiciones psicológicas, y algunas actitudes con las que muchas personas se aproximan a la vida social pueden llegar a desconcertar.
¿Qué entendemos por la personalidad fría y distante?
El concepto en sí de “persona distante” o “fría” no conforma una categoría con la que se trabaje en psicología, sino que se utiliza en el lenguaje popular para referirnos a una serie de características que sí son estudiadas por la ciencia del comportamiento.
Eso implica, entre otras cosas, que no existe una sola manera homogénea de comportarse que pueda englobarse dentro de ese término. A veces, el hecho de que alguien se comporte de una manera distante puede suponer un problema o un obstáculo para llegar a establecer una buena dinámica de comunicación o cooperación, y a veces no supone ningún problema.
Así, las personas que tienden a comportarse de una manera distante no tienen por qué hacerlo debido a una actitud hostil, dado que hay otros posibles factores en juego; por ejemplo, la desconfianza no puede ser considerada una forma de oposición, y este elemento está muchas veces detrás de este tipo de conducta.
Del mismo modo, lo que puede ser interpretado como comportamiento distante puede ser en realidad falta de interés por las interacciones sociales, o bien por el hecho de que el simple hecho de comunicarse sin objetivos claros resulta menos estimulante que otras tareas, como por ejemplo la introspección.
Esto es lo que ocurre muchas veces con quienes presentan una clara tendencia a la introversión, es decir, la preferencia por las experiencias que tienen que ver con la reflexión, la imaginación o el aprendizaje de tipo intelectual, más que en las interacciones con el exterior participando activamente en lo que ocurre el entorno. Analizaremos a continuación cómo tratar a una persona fría y distante.
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¿Cómo tratar a una persona fría y distante?
Estos son algunos consejos para saber cómo actuar a la hora de relacionarse con personas frías y distantes.
1. No asumas que tiene un problema contigo
Las personas que se comportan de manera distante no tienen por qué hacerlo reaccionando a nuestra presencia. Es probable que en algunos casos asuman como normal cualquier interacción social que se realiza en esos términos, incluso aunque la otra persona les caiga bien.
Un ejemplo claro de esto lo encontramos en las diferencias culturales relacionadas con la proxemia, es decir, el espacio personal que se considera que hay que mantener alrededor de cada uno. En los países de Latinoamérica o del Mediterráneo, esta distancia es significativamente menor que en Escandinavia, por ejemplo, y ocurre lo mismo con la propensión a tocar a los demás.
2. Considera la influencia del contexto
El contexto es siempre un elemento relevante desde el punto de vista de la psicología. Las mismas dos personas pueden mostrarse más cercanas o más distantes no solo dependiendo del lugar en el que se encuentren, sino también dependiendo de las expectativas puestas en determinada interacción social. Por ejemplo, no es lo mismo encontrarse en una fiesta que encontrarse en una tienda, siendo uno trabajador y el otro cliente.
Para algunas personas, es muy importante no mostrar un grado de cercanía o familiaridad debido a lo que se espera de ellas en el lugar en el que se produce la interacción, quizás por miedo a cruzar ciertas líneas rojas en cuanto a las normas (escritas o no escritas) del lugar.
3. Encuentra su propia manera de crear camaradería
Por muy distante que se muestre una persona, eso no significa que no existan maneras de estrechar vínculos. Esto se realiza no tanto a partir de interacciones físicas y de proximidad, sino más bien a partir de la palabra; pero no a partir de conversaciones que parezcan interrogatorios.
Dado que probablemente la otra persona no estará predispuesta a hablar mucho en un principio, no es útil bombardear a preguntas; es preferible introducir un tema de conversación y explicar el propio punto de vista acerca de algo, dejando que la otra persona realice intervenciones a su propio ritmo.
4. Toma sus intervenciones como un nuevo punto de partida para crear conversación
Dado que las personas que se muestran frías y distantes no hablan mucho, es mejor aprovechar los momentos en los que sí lo hacen para trabajar a partir de esa información, realizando aportaciones u observaciones que le permitan matizar o completar sus afirmaciones, en vez de hacer como si no hubiese dicho nada.
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5. Acepta su aproximación a las relaciones personales
Una vez ha quedado claro que la otra persona no se muestra distante porque tiene un problema con nosotros o con alguien presente en la conversación, es mejor no hacer comentarios ante ella acerca de su temperamento frío. Eso generaría incomodidad en ella, y aunque en un principio podría llevar a esa persona a intentar demostrar más cercanía (para demostrar que no encaja con esa etiqueta), seguramente guardará un mal recuerdo sobre esa conversación y tendrá menos motivos para interactuar con nosotros.
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Referencias bibliográficas:
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Moya, L. (2013) Empatía, entenderla para entender a los demás. A Coruña: Plataforma Actual.
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