¿Cómo nos afecta el frío psicológicamente?

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Uno de los mitos psicológicos más extendidos entre la población es que el cuerpo y la mente son elementos separados que de vez en cuando interactúan entre sí. Lo cierto es que tal distinción solo existe en nuestra imaginación, porque no existe la actividad psicológica más allá del cuerpo, y en los animales no existe un cuerpo funcional si en él no hay actividad psicológica. Y la relación entre lo psicológico y los cambios de temperatura es un ejemplo muy útil para entender que mente y organismo forman parte de lo mismo. Para comprobarlo, en este artículo veremos cómo nos afecta psicológicamente el frío, en diferentes aspectos de la vida y de las relaciones sociales.

Los efectos psicológicos del frío

Cuando las temperaturas caen, lo que ocurre en nuestro cuerpo va más allá de los mecanismos fisiológicos. El frío también tiene un efecto en nuestra manera de sentir, de pensar y de comportarnos, aunque en muchas ocasiones ni nos demos cuenta de esto.

¿Podemos contrarrestar el frío y hacer que no nos afecte mucho? Solo en parte. Más allá de abrigarnos, existen dos mecanismos por los que amortiguamos el impacto que esta sensación tiene en nosotros: la adaptación y la habituación. En el primer caso, prácticamente dejamos de sentir frío tras estar varios minutos sintiéndolo en una parte del cuerpo; por ejemplo, es lo que pasa al ponerse una bolsa de hielo sobre la frente. En el segundo caso, seguimos sintiendo frío, pero le prestamos menos atención.

Pero más allá de estos mecanismo psicológicos, la influencia del frío se deja notar más y más a medida que el termómetro muestra temperaturas más bajas.

A continuación veremos un listado de estos efectos psicológicos del frío en seres humanos, maneras en las que la temperatura ayuda a tallar nuestr a actividad física y mental.

1. Nos mostramos más desconfiados

Varios estudios sugieren que, con el frío, aparece una ligera tendencia psicológica a mostrarnos más cerrados, más desconfiados con el resto. Esta actitud distante incluso tiene su plasmación en el lenguaje, dado que sin saber muy bien cómo explicarnos, asociamos el carácter frío a la manera de comportarse de alguien que no expresa muestras de afecto ni carácter amigable en general.

El motivo por el que ocurre este efecto psicológico es desconocido, pero puede tener que ver con una estrategia de ahorro de energía y de preservación de la temperatura corporal (manteniendo las extremidades relativamente cercanas al tronco).

Además, una de las particularidades de este efecto es que se contagia al interactuar con los demás. Los seres humanos tendemos a imitar inconscientemente las actitudes y elementos de lenguaje corporal que vemos en otros.

Si otra persona tiene el umbral de sensibilidad al frío más bajo que nosotros y siente mayor malestar a causa de las bajas temperaturas, veremos a partir de su postura y gestos que su actitud es la de alguien que en ese momento no está muy interesado en caer bien o en relacionarse con los demás, y tenderemos a comportarnos de un modo parecido, transmitiéndole ese mismo mensaje de vuelta a la otra persona.

2. Disminuye nuestra capacidad de ser creativos

El frío no se lleva bien con la creatividad. Todo aquello que tiene que ver con el pensamiento lateral, las maneras no convencionales de razonar y de buscar asociaciones entre conceptos, se ve mermado en contextos en los que hay bajas temperaturas. Posiblemente, porque los lugares con condiciones duras no son un sitio adecuado en el que arriesgarse a probar experimentos si se quiere sobrevivir.

Por supuesto, esto no significa que sea imposible ser creativo en regiones en las que imperan el hielo y la nieve, pero el frío no dejará de ser un obstáculo a superar.

3. Facilita la aparición de trastornos mentales

La temperatura podría estar entre las causas ambientales que contribuyen de manera significativa a la manifestación de síntomas ligados a trastornos psicológicos y psiquiátricos, como la depresión mayor, alteración mental que durante los meses de invierno afecta a más personas que en ninguna otra época del año. Sin embargo, parte de este efecto puede deberse también a la falta de luz natural asociada a los lugares en los que hay bajas temperaturas, ya sea por las nubes o por la falta de horas en las que no es de noche.

En otros casos, como el que vemos en el Trastorno Afectivo Estacional, la influencia que la temperatura tiene en el desarrollo de trastornos mentales es aún más clara.

 

4. Ayuda a conciliar el sueño

Uno de los efectos psicológicos del frío que podemos considerar positivos es que ayuda a dormirse antes. Se cree que esto se debe al modo en el que esta sensación incide en la circulación de la sangre.

Así pues, si tienes que darte una ducha al atardecer, prueba con agua ligeramente fría; de esta manera, en el momento en el que toque irse a la cama, lo tendrás más fácil para conciliar el sueño.

 

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Referencias bibliográficas:

Modell JG, Rosenthal NE, Harriett AE, Krishen A, Asgharian A, Foster VJ, Metz A, Rockett CB, Wightman DS (October 2005). «Seasonal affective disorder and its prevention by anticipatory treatment with bupropion XL». Biological Psychiatry. 58 (8): pp. 658 – 67.
Willmer, Pat; Stone, Graham; Johnston, Ian (2000). Environmental Physiology of Animals. Blackwell Science. p. 644.

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autora del artículo

Picture of Por Laura Palomares Pérez

Por Laura Palomares Pérez

PSICÓLOGA - SEXÓLOGA COLEGIADA M-15270

Laura Palomares (Madrid, 1973) se licenció en Psicología en la por la UAM, funda y forma parte de Avance Psicólogos desde el año 1999. Amplía su formación en los siguientes ámbitos de la psicología: Título de Formadora en Sexología por el Instituto de Ciencias Sexológicas (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henarés. Master en Sexología por el Instituto de Sexología de Madrid (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henares. Prácticum en la Sociedad Sexológica de Madrid-Fundación SEXPOL. Título de Especialista en Terapia Gestalt, por la Fundación Laureano Cuesta en la Universidad de Comillas. Especialista en Terapia de Pareja, por el Centro Psicológico Dr. De Francisco. Diploma en Técnicas de Integración Cerebral (TIC), por el Centro de Terapias de Avanzadas. Tras 25 años de experiencia como psicoterapeuta, ahora colabora como divulgadora para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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