Como ser más amable. La amabilidad está detrás de buena parte de nuestra capacidad para causar una buena primera impresión y establecer vínculos con personas a las que conocemos poco.
Además, por lo general, las personas amables tienden a ser respetadas y tenidas en cuenta en las comunidades de vecinos, lo cual les permite contar con una red de apoyo social con una gran capacidad para mejorar su calidad de vida.
Por suerte, la amabilidad es una característica que puede ser aprendida e incorporada a las relaciones personales, y en este artículo veremos varios consejos para lograrlo.
¿Qué es la amabilidad?
La amabilidad es un conjunto de patrones de comportamiento que están dentro de la categoría de conducta prosocial, es decir, aquellas que fomentan el establecimiento de acuerdos y alianzas entre personas, e incluso de grupos y tejidos sociales a una mayor escala.
En concreto, las personas amables son aquellas que se esfuerzan tanto por crear un clima de confianza y entendimiento mutuo en sus relaciones personales, como de incorporar a sus actos las convenciones sociales asociadas a la cordialidad. Es decir, que la amabilidad incluye también pequeños rituales y costumbres que en una determinada cultura son vistas como lo deseable para tener una buena relación con personas ante las cuales no hay una fuerte relación afectiva ni acuerdos previos que obliguen a comportarse así.
De este modo, la amabilidad sale a relucir sobre todo en las interacciones sociales con quienes no forman parte ni del núcleo familiar ni del círculo de amigos más cercanos, y cobra más valor por el hecho de que no es una predisposición prosocial que pueda ser explicada por conseguir algo en concreto ni por “cumplir con nuestra parte” tras un pacto o una negociación. Esas muestras de amabilidad surgen a priori, bajo el riesgo de que la otra persona no las tenga en cuenta o las menosprecie.
Así pues, ser alguien amable tiene sus aspectos negativos o desventajosos: implica esforzarse por agradar al otro sin tener garantías de que estos se verán correspondidos. Sin embargo, precisamente porque quienes son amables se exponen a esa clase de riesgos (asumir pequeños sacrificios desde el principio) las muestras de amabilidad son valoradas positivamente en la mayoría de las ocasiones.
Es por ello que, por lo general, quienes se comportan de este modo tienen una mayor facilidad para crear alianzas y mantener relaciones formales e informales con otras personas y grupos con los que establecer sinergias y en los que encontrar ayuda en situaciones clave.
Como ser más amable: 6 consejos para ser una persona más amable
Si te interesa potenciar tu amabilidad, sigue estos consejos adaptándolos a tu día a día.
1. Proponte reconocer el valor del tiempo de los demás
Si te acostumbras a tener en mente el hecho de que el tiempo que los demás te dedican tiene un valor, la amabilidad te vendrá de manera espontánea con facilidad. Tan solo mentalízate con la idea de que, al iniciar una conversación, te venga a la cabeza la imagen de un reloj.
2. Asegúrate de mantener el contacto visual y de orientar tu cuerpo al del interlocutor
Mantener una orientación perpendicular a los hombros de tu interlocutor o interlocutora es muy importante, así como mirarle a los ojos. De este modo, a través del lenguaje no verbal estarás expresando que le dedicas tu atención y tu tiempo, y será más difícil que adoptéis una actitud “a la defensiva”.
3. Aplica la escucha activa
No es suficiente con dejarle hablar y no interrumpirle; hazle saber que prestas atención mediante actos de escucha activa: asentir con la cabeza en momentos clave, expresar tu estado de ánimo ante lo que va diciendo mediante tus gestos, hacer breves comentarios, etc.
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4. Ajusta tu cercanía física a la confianza que hay entre vosotros
Si notas que la otra persona no adopta una actitud muy cercana y personal contigo, no te acerques a ella tal y como lo harías con un amigo u amiga. Y en cualquier caso, pon atención a las señales de si se siente cómodo o cómoda con ese espacio que dejas entre vosotros.
5. Ofrece apoyo si notas que lo necesita, pero solo el que puedas dar
La amabilidad pasa también por ofrecer ayuda ante problemas que la otra persona decide compartir contigo, pero no lo hagas si crees que no puedes cumplir con tus promesas.
6. Ten en cuenta las convenciones sociales de hospitalidad
Si estáis hablando en la puerta de tu casa o en el interior de esta, no te comportes como si estuvieseis en la calle. Recuerda que en casos así debes usar tu hogar como una extensión de tu amabilidad, y que hay expectativas en este sentido: si no ofreces a la otra persona ponerse cómoda o tener acceso a algunos de los elementos de tu piso o casa (bebidas, cuarto de baño, snacks, etc.), esto será visto como una muestra de mala educación casi siempre.
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Referencias bibliográficas:
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Pervin, L. A.; John, O.P. (1999). Handbook of Personality: Theory and Research. Nueva York: Guilford Press.