Llegar a dominar correctamente la comunicación asertiva es una de las claves para relacionarnos bien con los demás, tanto en el ámbito laboral como en la vida privada. Se trata de una manera de expresar ideas y emociones en las que se busca el consenso y se adopta una actitud que previene la aparición de conflictos innecesarios.
En este artículo veremos en qué consiste la comunicación asertiva y de qué manera podemos potenciarla.
¿Qué es la comunicación asertiva?
Dicho de manera resumida, la comunicación asertiva es la modalidad comunicativa en la que se busca lograr un equilibrio entre el respeto al interlocutor, por un lado, y el respeto a uno mismo, por el otro. Es decir, que es un estilo de comunicación centrado en la necesidad de establecer una simetría entre los intereses y los sentimientos de uno mismo y los del otro, de manera que no se desatienda ninguna de las dos realidades.
Ejemplos de comunicación asertiva pueden ser el caso de un padre que le dice a su hijo que podría sacar mejores notas en la escuela y le señala que está decepcionado, o un empleado que comunica no estar conforme con sus condiciones de trabajo y pide negociar una mejora de su situación. Eso sí, el contexto siempre influye a la hora de determinar hasta qué punto alguien está siendo asertivo o no (por ejemplo, no es lo mismo pedir una mejora del sueldo tras siete meses de trabajo que hacerlo el tercer día de trabajo, cuando la empresa ya ha cerrado el proceso de selección).
Características de la comunicación asertiva
Conozcamos un poco más en detalle en qué consiste este tipo de comunicación; esto ayudará a reconocerlo en los demás y a aprenderlo para hacer uso de él. Las características de la comunicación asertiva más importantes son las siguientes.
1. No se asume la mala fe por parte del otro
Muchas veces, tendemos a dar por sentado que tras los comportamientos inadecuados por parte del otro hay una voluntad de imponerse o de dañar a los demás, pero esto no siempre es así. Por eso, desde la comunicación asertiva no se asume esta interpretación pesimista de la situación y se trabaja para descartar o confirmar posibilidades acerca de las motivaciones del otro.
2. Se habla desde la empatía
Si creemos que algo que sabemos debe ser dicho pero dolerá a la persona con la que hablamos, debemos saber que la asertividad pasa por no guardarnos esa información, pero también pasa por expresarla con tacto y desde el respeto.
3. Se pone en valor lo que e tiene en común
La comunicación asertiva también consiste en mencionar aquello que nos une con el otro o que sirve para acercar posiciones, de manera que esta información complemente las posibles críticas constructivas que realizamos.
4. Se ofrece una salida para la resolución de problemas
Desde la asertividad no solo se señalan los aspectos del presente que resultan problemáticos (por ejemplo, un proyecto presentado por un alumno tiene errores de metodología), sino que también se aporta una crítica constructiva acerca de cómo se podría mejorar a partir de lo que hay (por ejemplo, sugerir cambios concretos en el planteamiento del proyecto).
¿Cómo potenciar la comunicación asertiva?
Tal y como ocurre con prácticamente todas las características psicológicas, la asertividad puede ser entrenada y aprendida.
Para lograrlo, la medida más eficaz es disponer de apoyo psicológico profesional, dado que los psicólogos estamos formados para ayudar a las personas a desarrollar adecuadamente sus habilidades sociales. Sin embargo, también hay algunas estrategias y hábitos que puedes llevar a cabo en tu día a día para que te ayuden a progresar en este sentido. A continuación te resumimos algunas de las recomendaciones más importantes.
1. Saber detectar lo que debemos comunicar para evitar problemas en el futuro
A veces puede ser un reto tener que decirle algo a una persona, pero a la larga, es la opción más adecuada para evitar problemas.
2. Saber detectar lo que debemos comunicar para salvaguardar la propia dignidad
La asertividad también consiste en no ser injusto con uno mismo. Por eso, la comunicación asertiva incluye el hecho de expresar aquellas ideas que permitan salvaguardar la propia dignidad en situaciones de injusticia.
3. Combatir la procrastinación
El miedo a decirle algo a alguien lleva a algunas personas a aplazarlo indefinidamente, lo cual agrava la situación y puede hacer que cuando no quede más remedio que comunicarlo, la experiencia sea aún más molesta y frustrante para ambas partes. Por eso, ser una persona asertiva consiste también en saber medir los tiempos y no dejar que pase el tiempo de manera indefinida.
4. Pensar en lo que el otro valora
Saber cuáles son los valores y las prioridades de nuestro interlocutor es esencial para ajustar nuestro mensaje a través de la empatía.
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Referencias bibliográficas:
Castanyer, O.. (2003). La asertividad: expresión de una sana autoestima. Bilbao: Descleé de Brouwer.
O’Donohue, W. (2003). Psychological skills training: Issues and controversies. The Behavior Analyst Today. J.D. Cautilli, 4(3): pp. 331 – 335.
Suripatty, L. (2021). The Significance of Assertive Leadership Style in School Organizational Development. International Research-Based Education Journal, 3(1): pp. 8 – 13.