Los beneficios psicológicos de los paseos

Los beneficios psicológicos de los paseos

COMPÁRTELO
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Telegram

La salud psicológica no solo es cuestión de ir a psicoterapia cuando nos sentimos mal o cuando desarrollamos trastornos mentales diagnosticables. Los hábitos que adoptamos en nuestra vida cotidiana y las situaciones a las que nos exponemos también nos están influyendo constantemente en este sentido, incluso si no nos damos cuenta de ello: nos acercan y nos alejan del estado de bienestar psicológico óptimo.

Uno de los hábitos más beneficiosos es pasear por entornos que se presten a ello: especialmente, lugares tranquilos y alejados de la contaminación. Incorporar a modo de rutina esta actividad a tu día a día puede ser útil tanto para protegerte de diversas formas de malestar emocional como para amortiguar la influencia de los síntomas de varios tipos de trastornos psicológicos (como la ansiedad) si has desarrollado uno.

Veamos de qué manera puedes aprovechar estas ventajas a través de un resumen de los beneficios psicológicos de los paseos.

Logo para botón de llamada a la acciónDescubre cómo te puede ayudar nuestra terapia psicológica

Los principales beneficios psicológicos de los paseos

Caminar por el simple hecho de caminar no tiene por qué ser una pérdida de tiempo, siempre que los lugares por los que pasemos merezcan la pena, claro.

Es cierto que pasear por una venida de tráfico es prácticamente como no hacer nada (e incluso nos puede afectar negativamente a causa del ruido y la contaminación), así que los beneficios psicológicos que veremos aquí están vinculados a lugares tranquilos y con presencia de espacios naturales, con importante presencia de vegetación.

Teniendo en cuenta esto, ha llegado el momento de conocer los efectos psicológicos positivos de los paseos.

1. Mejora el rendimiento cognitivo

El simple hecho de dar paseos por lugares alejados de la actividad urbana es sano para nuestro cuerpo, pero también para nuestra mente. El truco está en la calidad del aire que respiramos. Se ha comprobado que exponerse a lugares donde predomina la vegetación y hay menos presencia de contaminación hace que nuestro cerebro funcione mejor potencia nuestra agilidad mental, permitiéndonos pensar de una manera más clara.

Esto se ha visto, por ejemplo, en el rendimiento de los niños que van a la escuela. Aquellos alumnos que acuden a centros escolares que están rodeados de vegetación y naturaleza rinden mejor y puntúan mejor en pruebas que miden la memoria de trabajo, que es el tipo de memoria que utilizamos para resolver problemas que nos exigen tener en mente varios elementos a la vez y experimentar con ellos en nuestra imaginación, como por ejemplo los problemas matemáticos. Esta influencia del entorno natural sobre la mente humana ocurría independientemente de otras variables como el nivel económico de los padres de estos niños o el tipo de barrio en el que está cada escuela.

2. Nos permite mejorar el estado de ánimo

Pasear es una actividad de ejercicio moderado que puede ser realizada sin interrupción durante muchos minutos, y que a poco que tenga lugar en espacios en los que hay cierto desnivel en el terreno, constituye un tipo de ejercicio aeróbico.

Esto hace que, frecuentemente, al caminar no solo estemos quemando calorías; además, propiciamos que nuestro cerebro segregue ciertas sustancias vinculadas a la actividad física moderada que nos ponen de buen humor.

Una de estas sustancias se llama Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro (FNDC) un tipo de proteína cuya cantidad en nuestro organismo sube al involucrarnos en ejercicios que no nos cansan mucho y que se desarrollan a lo largo de varios minutos sin interrupción.
Además, el hecho de que la disponibilidad de esta sustancia crezca también tiene efectos psicológicos positivos en personas con depresión, caracterizadas porque debido a su trastorno les cuesta disfrutar del momento y dejarse llevar.

3. Ayuda a ponerle freno a la rumiación

La rumiación psicológica es esa experiencia en la que hay una idea a la que le damos vueltas en nuestra cabeza sin parar, porque nos preocupa o nos hace sentir angustia. Como regresa una y otra vez a nuestra consciencia, su nombre hace referencia a los rumiantes, animales que se caracterizan por masticar de manera cíclica la misma comida.

Y aquí entra en juego otro de los beneficios psicológicos de los paseos: su capacidad para hacernos desconectar y ayudarnos a desprendernos de los pensamientos desagradables que nos persiguen. Esto se debe a que, al caminar por lugares tranquilos y que no se encuentran ligados a los espacios en los que tenemos que atender a responsabilidades, hay muchos menos elementos que nos estarán recordando constantemente que tenemos problemas que nos están esperando. Está claro que estos pensamientos angustiantes volverán más tarde en algún momento u otro, pero habremos tenido tiempo para cargar las pilas alejados de ellos y seremos capaces de afrontarlos en mejores condiciones.

4. Nos expone a otros estímulos

Los paseos son una importante fuente de inspiración, facilita que se nos ocurran ideas nuevas. Se cree que esto se debe a que por un lado es un hábito que no requiere estar muy concentrado en una tarea específica (ya que tan solo hay que caminar, prácticamente), y a la vez nos expone a lugares y situaciones potencialmente novedosos, en los que podemos encontrar elementos que no habíamos visto antes y que nos permiten conectar entre sí ideas que antes creíamos separadas.

Conclusión: un hábito sencillo con muchas ventajas para la mente

Tal y como hemos visto, más allá de las ventajas para nuestra salud que tiene salir a caminar, los paseos también aportan beneficios psicológicos. Es cierto que cada persona es un mundo y que en algunos casos este hábito podría no ayudar demasiado, pero también lo es que para otras los aspectos positivos de estas rutinas pueden ir más allá de las que hemos visto en este artículo.

En cualquier caso, merece la pena probar y ver si, con un poco de suerte, la filosofía con la que nos tomamos la vida mejora a partir de esta práctica tan sencilla.

Referencias bibliográficas:

Binder, D.K.; Scharfman, H.E. (2004). Brain-derived neurotrophic factor. Growth Factors. 22(3): 123 – 131.
Sunyer, J.; Esnaola, M.; Alvarez-Pedrerol, M.; Forns, J.; Rivas, I.; López-Vicente, M. et. al. (2015). Association between Traffic-Related Air Pollution in Schools and Cognitive Development in Primary School Children: A Prospective Cohort Study. PLoS medicine, 10.1371/journal.pmed.1001792

COMPÁRTELO
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Telegram

autora del artículo

Picture of Por Laura Palomares Pérez

Por Laura Palomares Pérez

PSICÓLOGA - SEXÓLOGA COLEGIADA M-15270

Laura Palomares (Madrid, 1973) se licenció en Psicología en la por la UAM, funda y forma parte de Avance Psicólogos desde el año 1999. Amplía su formación en los siguientes ámbitos de la psicología: Título de Formadora en Sexología por el Instituto de Ciencias Sexológicas (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henarés. Master en Sexología por el Instituto de Sexología de Madrid (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henares. Prácticum en la Sociedad Sexológica de Madrid-Fundación SEXPOL. Título de Especialista en Terapia Gestalt, por la Fundación Laureano Cuesta en la Universidad de Comillas. Especialista en Terapia de Pareja, por el Centro Psicológico Dr. De Francisco. Diploma en Técnicas de Integración Cerebral (TIC), por el Centro de Terapias de Avanzadas. Tras 25 años de experiencia como psicoterapeuta, ahora colabora como divulgadora para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

Ver todos sus artículos y credenciales

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Artículos relacionados
Tendencia ahora
Conecta con tu bienestar emocional
Contacta con tu psicólogo hoy mismo
Scroll al inicio