El deporte es una de las prácticas humanas más antiguas. En muchas ocasiones, este fenómeno, que va más allá de la realización de ejercicio (algo que realizan involuntariamente hasta los animales no sociales), ha sido utilizado en rituales ligados a la religiosidad y a lo místico, y en otros casos ha ido vinculado a la creación de elementos culturales que cohesionen a toda la sociedad. Sin embargo, el deporte tiene efectos más allá de su impacto social: también nos aporta bienestar y ayudas para mantener un buen estilo de vida. En este artículo veremos cuáles son los beneficios psicológicos de practicar deporte, es decir, las ventajas que tiene y los beneficios psicológicos de practicar deporte y que no se limitan al mantenimiento de un buen estado físico.
¿Qué es el deporte?
Empecemos con una breve definición de lo que es el deporte. Se trata de un conjunto de actividad basada en reglas especificadas, que es capaz de aportar beneficios a nivel de condición física en quienes lo practican, y que tiene un cierto componente competitivo (aunque la actividad en sí se realice en solitario, sin competición en tiempo real).
A veces, el deporte se practica en equipos (como en el caso del fútbol), y en otras ocasiones se realiza en solitario (como en el caso del salto con pértiga).
Así pues, aunque el deporte conlleva la práctica del ejercicio, no todo el ejercicio es deporte.
Beneficios psicológicos del deporte
Este es un resumen de los principales beneficios psicológicos del deporte, aquellos que van más allá del mantenimiento de una buena musculatura, postura corporal y regulación de los niveles de grasa.
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1. Refuerza la autoestima
La práctica del deporte es una manera muy recomendable de reforzar la autoestima, por varios motivos.
Por un lado, al basarse en un conjunto de reglas y plantear un objetivo claro, permite ver fácilmente el progreso que se realiza en una actividad que nos involucra a muchos niveles, tanto física como mentalmente.
Por el otro, al ir asociado a la mejora de la condición física, quien practica deporte se siente más preparado para abordar todo tipo de retos.
Todo esto tiene un impacto claro en el autoconcepto, es decir, el concepto que se tiene de uno mismo, y hace que nos animemos más a involucrarnos activamente en tareas que exigen un cierto esfuerzo y constancia.
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2. Ayuda a gestionar la ansiedad
Practicar deporte es una buena manera de regular nuestros niveles de estrés y ansiedad cuando notamos que estos nos sobrepasan y empiezan a ser un problema.
Esto es así porque, por un lado, el deporte nos obliga a concentrarnos mucho en una meta inmediata, algo que tiene que ver con lo que hacemos en el aquí y el ahora, y de esa manera los pensamientos obsesivos y las preocupaciones que nos hostigan quedan apartadas a un segundo plano.
Por el otro, el simple hecho de ejercer nuestra musculatura y realizar un gasto de energía de manera no dañina para el cuerpo genera una especie de “reinicio” en nuestra mente, haciendo que los músculos sean usados para responder a tareas concretas y dejen de estar en un estado de tensión debido simplemente al estrés.
3. Nos protege de la depresión
La realización de deporte basado en ejercicio moderado suele ser una recomendación que los psicólogos dan a quienes experimentan síntomas depresivos o de la distimia. Este tipo de trastornos del estado de ánimo nos llevan a un estado de inactividad y pasividad, y por eso la constancia de la práctica del deporte ayuda a salir de esas dinámicas de vida sedentaria que están reforzando a esa alteración psicológica.
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4. Favorece la vida social
El deporte nunca es la simple práctica del deporte: viene de la mano del desarrollo de una afición, o a veces incluso de una pasión. Esto nos vuelve más propensos a congeniar con quienes tienen intereses similares a nosotros, y por consiguiente nos expone más a los contextos en los que nos vemos involucrados en conversaciones estimulantes.
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5. Ayuda a retrasar el deterioro cognitivo
Si bien los principales factores del deterioro cognitivo aún no son muy conocidos por la ciencia, se ha visto que la práctica regular de deporte es capaz de hacer que los síntomas de este desgaste mental (asociado a la pérdida de memoria y de la capacidad de concentrarse) se retrasen.
6. Ayuda a conciliar el sueño
Siempre y cuando el deporte se practique por la mañana, al mediodía o antes del atardecer, hacer deporte nos ayuda a dormirnos rápidamente. Pero cuidado; realizar ejercicio horas antes de irse a la cama tiene el efecto contrario, ya que para cuando intentemos dormir aún estaremos muy activados.
7. Nos ayuda a ser más productivos
La práctica de deporte nos ayuda a organizar mejor nuestro tiempo y a acostumbrarnos a abordar nuestras responsabilidades desde una mentalidad de planificación. A fin de cuentas, el deporte siempre se basa en reglas y nos exige esforzarnos en el aquí y el ahora, sin dejar las tareas para otro momento.
8. Contribuye a concentrarnos
Cuando hacemos deporte, nos estamos involucrando en una actividad que exige altos niveles de concentración. Lo que aprendamos acerca de esta gestión atencional mientras asumimos nuestro rol de deportistas también se trasladará a otros ámbitos de nuestra vida.
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9. Nos ayuda a conocer nuestro cuerpo
Quien hace deporte tiene un mapa mental de su cuerpo mucho más rico que quien no se mueve demasiado. Esto implica saber qué movimientos pueden generar lesiones. Cómo podemos mantener el equilibrio en ciertas situaciones, cuál es nuestro límite de flexibilidad, de qué manera debemos levantar un objeto pesado, etc.
Referencias bibliográficas:
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Jowett, S. (2014). Interdependence Theory and Coach-Athlete Relationships. En Eklund & Tenenbaum (Eds), Sage Encyclopedia of Sport and Exercise Psychology. Sage.
Lüschen, G. (1982). Deporte internacional e identidad nacional. Revista Internacional de Ciencias Sociales (Unesco) XXXIV (2): 209 – 222.
Moreau, D., y Conway, A. R. A. (2013). Cognitive enhancement: A comparative review of computerized and athletic training programs. International Review of Sport and Exercise Psychology, 6(1), 155 – 183.