Podríamos definir el mutismo selectivo como la expresión de una ansiedad social, a edad muy temprana, antes de los cinco años, por la que el niño deja de hablar y de comunicarse en contextos sociales que no considera seguros, aún cuando su adquisición del lenguaje es normal, entiende y habla perfectamente pero sólo en contextos en los que no siente ansiedad, como puede ser en casa y con familiares. Se diferencia del mutismo en que éste se generaliza a cualquier contexto social, incluida la familia.
El niño que muestra mutismo selectivo suele ser tímido y evitativo, aunque se han observado grados en la intensidad de los síntomas. Así, hay niños que aunque inhiben el habla en clase, juegan y se relacionan con sus compañeros y niños que además de no hablar, rehuyen del contacto social.
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Síntomas
Según el Manual de Psicodiagnótico DSM-IV-TR, algunos de los síntomas que encuadran el mutismo selectivo son:
- Inhibición persistente del habla en situaciones sociales, a pesar de la correcta adquisición y uso del lenguaje en otras situaciones, durante al menos un mes.
- Interferencia de esta inhibición en su rendimiento escolar, laboral (en un futuro) y social.
- No existe incapacidad o falta de adquisición del lenguaje, ni se debe a trastornos de la comunicación ni del desarrollo.
- Las causas pueden ser genéticas, al observarse en diferentes estudios antecedentes de ansiedad, depresión y fobias en familiares, así como ambientales y por aprendizaje de patrones familiares.
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