La Inteligencia Emocional es uno de los aspectos fundamentales que necesitamos para hacer frente tanto a los problemas que afrontamos en el día a día como a las relaciones personales complejas. Sin embargo, debido a sus diferencias con el concepto de inteligencia convencional, asociado a la lógica y al uso del lenguaje, ha sido subestimada durante décadas, hasta el punto de que ni siquiera era tenida en cuenta como un aspecto de la vida en el que se puede mejorar y madurar como persona.
Afortunadamente, hoy en día somos más conscientes de la importancia que la Inteligencia Emocional tiene en nuestro bienestar, y es por ello que se han ido investigando maneras de potenciarla mediante una serie de rutinas y estrategias. Así pues, en este artículo nos centraremos en explicar cómo desarrollar la Inteligencia Emocional, implicándonos activamente en reforzar este conjunto de capacidades.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Tal y como su nombre indica, la inteligencia emocional es una ramificación de la inteligencia que tiene que ver con la habilidad a la hora de identificar, gestionar y expresar las emociones. Tanto en el contexto de la regulación de la propia conducta como en las relaciones con los demás.
En este sentido, la inteligencia emocional se distingue del concepto de “inteligencia” general en que la segunda suele aplicarse sobre todo al razonamiento lógico-matemático, la representación mental del espacio y la comprensión y creación de lenguaje, mientras que la primera tiene como materia prima las emociones, elementos que por definición no pueden ser expresadas matemáticamente ni a través del lenguaje o las funciones lógicas.
Eso sí, hay que tener claro que el concepto de la inteligencia emocional no ha sido desarrollado para referirse a un conjunto de capacidades psicológicas radicalmente separadas del resto de tipos de inteligencias. En algunos aspectos se solapa con las demás (es decir, es puesta en práctica a la vez que hacemos lo mismo con otras), algo que ocurre con todos los tipos de inteligencia.
Sin embargo, varias investigaciones científicas señalan que tener en cuenta la inteligencia emocional ayuda a conocer de un modo más detallado y matizado el modo en el que ponemos en práctica el comportamiento inteligente.
Las ventajas de gozar de un buen nivel de inteligencia emocional:
- Predisposición a adoptar medidas eficaces para la gestión de las emociones negativas y positivas según nuestros objetivos.
- Facilidad a la hora de aprovechar las emociones como fuentes de motivación funcionales.
- Habilidad a la hora de reconocer emociones en uno mismo y en los demás.
- Habilidad a la hora de generar contextos que eliciten las emociones que nos interesa experimentar.
¿Cómo potenciar la inteligencia emocional?
Si te interesa tomar medidas para desarrollar tu inteligencia emocional de manera consistente y eficaz, lo mejor que puedes hacer es asistir a psicoterapia: los profesionales de la psicología estamos formados y entrenados para ayudar a las personas a mejorar su manejo de las emociones y a detectar posibles déficits en este aspecto. Pero más allá del contexto terapéutico, también puedes aplicar algunas estrategias y hábitos que te mantendrán en un estilo de vida capaz de, poco a poco, ir reforzando tu inteligencia emocional.
Consejos para entrenar y desarrollar la inteligencia emocional
La Inteligencia Emocional es la capacidad (o conjunto de habilidades) que tenemos las personas para identificar las propias emociones, así como las de otras personas, y actuar en consecuencia a ellas de manera adaptativa, haciendo lo posible por expresar adecuadamente lo que sentimos, adaptarnos a cómo se sienten los demás, y modular las emociones para que se alineen con nuestros objetivos. Esto no significa que la Inteligencia Emocional nos permita controlar nuestras emociones, pero sí que nos dota de un cierto margen de maniobra para evitar que las experimentemos de una manera problemática, y para hacer lo posible para atraer hacia nosotros aquellas que nos pueden beneficiar en un momento dado.
Por otro lado, la Inteligencia Emocional es una aptitud que se desarrolla sobre todo a lo largo del crecimiento de la persona durante su etapa infantil y adolescente; sin embargo, algunas personas pueden presentar algunos déficits en este ámbito y tener dificultades para comprender o identificar sus propias emociones. Pero esto puede ser corregido mediante una serie de estrategias que nos ayudan a auto-entrenarnos y a potenciar nuestra Inteligencia Emocional, que se encuentra latente en nosotros de manera innata por el simple hecho de ser una especie muy social.
Así pues… ¿Qué podemos hacer para desarrollar deliberadamente nuestra Inteligencia Emocional? Sigue estos consejos para que el proceso sea más fácil.
1. Toma anotaciones acerca de lo que vas sintiendo
Ir anotando en tu diario personal qué es lo que sientes y lo que piensas en los momentos del día en los que sientes emociones intensas te ayudará a comprender los matices que hay en cada experiencia emocional. De este modo, te será más fácil distinguir entre las diferentes emociones cuando las experimentes, y además sabrás más acerca de qué situaciones las generan.
2. Exponte sin miedo a las emociones negativas
Las emociones negativas son aquellas que te producen un menor o mayor nivel de malestar (en contraposición a las emociones positivas, asociadas a una sensación de bienestar). Para potenciar tu inteligencia emocional, debes partir de la idea de que no hay ninguna emoción que no sea útil. Por lo que tendrás que acostumbrarte a no intentar eliminar las emociones negativas, y a convertirlas en tus aliadas. Para ello, es importante que seas capaz de sentirlas sin dejar que te paralicen. Algo que a veces ocurre con la ansiedad, que nos lleva a postergar una tarea que nos pone nerviosos.
En este sentido, siempre que te sientas mal emocionalmente, adopta el hábito de plantearte una secuencia de metas concretas y a largo plazo que, una detrás de otra, te pueden llevar a solucionar el problema que ha producido esas emociones negativas. Es decir, usa esas emociones como desencadenantes de este patrón de conducta de resolución de problemas, en vez de tener como prioridad dejar de sentirte mal cuanto antes.
3. Estudia la relación entre el entorno y las emociones
Como hemos visto, la inteligencia emocional está asociada al uso de los entornos para elicitar emociones. Teniendo en cuenta eso, es importante que con frecuencia te detengas a pensar en qué emociones y experiencias subjetivas te generan los entornos a los que más te expones: su habitación para estudiar, tu oficina, tu dormitorio, etc. Por ejemplo, quizás notes que el hábito de estudiar con el laptop abierto te hace sentir ansiedad cuando ves que te llegan mensajes mediante redes sociales y sientes que te puedes estar perdiendo cosas importantes. Ante lo cual lo más inteligente es llevar el ordenador portátil a otra habitación y centrate en tus apuntes.
4. Acostúmbrate a observar las emociones, no solo a alimentarlas
Muchas veces, las emociones nos arrastran hacia una visión cortoplacista de las situaciones. Por ejemplo, cuando alguien quiere discutir con nosotros, es fácil que caigamos en el mismo juego y hagamos todo lo posible por ganar en ese concurso de tener razón. Eso nos lleva a perdernos otras cuestiones más importantes, como por ejemplo qué es lo que lleva a esa persona a enfrentarse a nosotros, o qué podemos aprender de ella, si es que sabe cosas que nosotros no sabemos. Adoptar temporalmente una actitud distante ante nuestras propias emociones nos puede ayudar a realizar avances en esos momentos clave.
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5. Potencia tu autoconocimiento mediante un diario de emociones
Aprender a conocernos a nosotros mismos y a potenciar las emociones positivas es esencial para lograr la felicidad en nuestras vidas y para comunicarnos de manera más adaptativa con nuestro entorno.
Esto se puede lograr identificando aquellos escenarios, momentos o situaciones determinadas que nos producen emociones más positivas, y aquellos contextos que nos llevan a perder el control o a sentirnos mal de una manera disfuncional (es decir, haciendo que nuestras emociones queden expresadas de un modo que se interpone entre nosotros y nuestras metas).
Aprender nuestras predisposiciones a la hora de vivir estos dos extremos ayuda a ganar capacidad para modular nuestras emociones. Y para lograrlo, resulta útil ir tomando notas en un diario de emociones, en el que vayamos escribiendo sobre los momentos del día que nos han hecho sentir de una manera más intensa. Guardar esas emociones en nuestra mente, (las sensaciones que nos provocan, lo que nos hacen sentir, etc.) es menos eficaz que dejarlo por escrito y poder refrescar nuestra memoria revisando las páginas anteriores de vez en cuando; de ese modo tendremos una visión global de nuestro modo de vivir las emociones.
6. Practica la aceptación y rechaza la evitación
Una de las claves de la Inteligencia Emocional es asumir que no podemos tener un control absoluto de lo que ocurre en nuestra consciencia. Visto de esta manera, el malestar emocional forma parte de la vida, y es inútil, o incluso contraproducente, intentar evitar a toda costa sentirnos mal en todo momento.
En este sentido, es clave que al afrontar problemas reales el día a día, no veamos como un problema el hecho de estar tristes, tener miedo, etc. Estas emociones tienen su razón de ser; de lo que se trata es de utilizarlas como parte de lo que nos motiva para mejorar nuestra situación, en vez de quedarnos paralizados ante ellas o de alimentar una narrativa victimista acerca de lo que nos ocurre con tal de no atrevernos a tomar cartas en el asunto. Dicho de otro modo: es mucho mejor aceptar el malestar y centrarnos a la vez en hacer algo estimulante para nosotros o alineado con lo que queremos, que frustrarnos por no poder eliminar ese malestar en el aquí y ahora.
7. Rodéate de personas que te aprecian y habla con ellas acerca de lo que sientes
Expresar nuestras emociones ante los demás y ver qué opinan acerca de ello es una buena manera de identificar nuevos matices en lo que nos ocurre y en lo que sentimos; el punto de vista de otras personas enriquece nuestra visión acerca de nuestra manera de relacionarnos con nuestro lado más emocional.
8. Si nada funciona, acude a psicoterapia
En un proceso de terapia psicológico contarás con apoyo profesional personalizado y adaptado a tu caso y tus características como individuo, algo clave para aprender a potenciar tu Inteligencia Emocional.
¿Quieres disponer de asistencia psicológica para gestionar mejor las emociones?
Uno de los aspectos en los que se trabaja más en los procesos de psicoterapia suele ser la gestión y expresión de las emociones, poniendo el foco en la necesidad de potenciar la Inteligencia Emocional.
Por eso, independientemente de si estás sufriendo a causa de un trastorno psicológico, si te interesa desarrollar este aspecto de ti mismo/a, puede ser buena idea contar con asistencia profesional y ponerte en contacto con nosotros. En Avance Psicólogos encontrarás un equipo de terapeutas con más de dos décadas de experiencia atendiendo pacientes, y trabajamos tanto desde la psicoterapia para personas individuales como desde la terapia familiar y de pareja, el coaching, la neuropsicología y la psiquiatría. Nuestras sesiones pueden ser realizadas de manera presencial o bien a través de la modalidad online por videollamada.
Nuestra Terapia Psicológica Online
Referencias bibliográficas:
Goleman, D. (1998). Working with Emotional Intelligence. Nueva York: Bantam Books.
Kamphaus, R.W. (2005). Clinical assessment of child and adolescent intelligence. Springer Science & Business Media.
Vallès, A.; & Vallès, C. (2000): Inteligencia emocional: Aplicaciones educativas. Madrid, Editorial EOS.