Terapias de Tercera Generación: ¿Qué son y qué tipos hay?. Actualmente, la Psicología ha dado lugar a diversas propuestas psicoterapéuticas, que pueden ser adaptadas a ciertos tipos de problemas y dan acceso a una gran cantidad de técnicas y estrategias. Pero no solo se diferencian en las herramientas terapéuticas que ofrecen, sino que muchas presentan fundamentos filosóficos claramente distintos.
En este artículo vamos a tratar una de estas propuestas de psicoterapia que parten de ideas anteriores y redefinen sus objetivos: las terapias de tercera generación.
¿Cómo son las Terapias de Tercera Generación?
Las terapias de tercera generación, también conocidas como terapias contextuales, son un conjunto de formas de psicoterapia que aunque se basan en muchos de los principios de la terapia cognitivo-conductual, ponen énfasis en la necesidad de entender la felicidad y el bienestar de las personas como algo íntimamente ligado al contexto en el que viven, haciendo así que el objetivo terapéutico no esté dirigido a mitigar síntomas y a promover conductas concretas sino a mejorar la calidad de vida del paciente como una entidad global, con valores, sentimientos y expectativas vinculadas a su manera de relacionarse con el mundo.
Por ello, las terapias de tercera generación, que se dividen en distintas variantes de psicoterapia, no detectan conductas o maneras de pensar problemáticas que ya se sabe de antemano que deben desaparecer, y tampoco dan mucha relevancia a los diagnósticos de trastornos psicológicos, sino que adaptan sus propuestas a cada caso teniendo en cuenta lo que podría ayudar al paciente a mejorar y sin pretender eliminar totalmente el malestar, pues esta pretensión podría resultar contraproducente.
El precedente de las terapias contextuales: la terapia cognitivo conductual
Si la terapia de conducta surgida a mediados del siglo XX se centraba en modificar y patrones de comportamiento observable (es decir, acciones objetivas que pueden ser constatadas por terceras personas sin necesidad de que el paciente realice ejercicios de introspección y explique cómo se siente), la terapia cognitiva surgida poco después se centra en la modificación de maneras de interpretar la realidad y de gestionar los pensamientos.
Esta aproximación se basaba en la idea de que la manera en la que las personas experimentan la vida depende de los sistemas de creencias e ideas desde los que perciben la realidad, de modo que cambiando estos elementos mentales, es posible mejorar la calidad de vida de los pacientes y lograr que se comporten de otro modo. Así, la terapia cognitiva pone énfasis en la idea de cambiar por dentro, desde las cogniciones, para mejorar por fuera.
Ahora bien, los principios de la terapia cognitiva no eran del todo incompatibles con la terapia de conducta, y es por eso que ambas fueron combinadas para dar lugar a la terapia cognitivo-conductual, usada para modificar tanto cogniciones como patrones de comportamiento observable, logrando así un efecto reforzado por las dos vías.
Fue aproximadamente durante los años 70 cuando se usaron técnicas de las dos corrientes dando lugar al modelo cognitivo-conductual. En este caso también veremos la importancia dada a la conducta, pero incorporando el componente cognitivo. Con la unión de las dos teorías, aparece una nueva corriente más compleja, con una visión objetiva y valorando las distintas variables que constituyen al individuo.
Dado el amplio rango de técnicas que utiliza, su objetividad y eficacia probada y el tratamiento de las distintas áreas, tanto la cognitiva, como la conductual y la emocional, la terapia cognitivo-conductual es la más utilizada actualmente a nivel mundial.
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Características de las terapias contextuales
En este sentido, las terapias de tercera generación suponen dar un paso más allá de la cognitivo-conductual, que es entendida como la terapia de la segunda generación (siendo la conductual la primera generación). En el caso de las terapias contextuales, eso sí, no se pone tanto el foco en modificar comportamientos o maneras de pensar concretas, sino en potenciar la calidad de vida y la felicidad del paciente en su globalidad, sin olvidar el contexto en el que vive y asumiendo que no se puede “estar bien” siempre. Así, en vez de poner el foco en los patrones psicológicos disfuncionales, se trabaja en hacer que cambie la relación entre la persona y esos patrones disfuncionales.
Las terapias de tercera generación, vinculadas con la corriente cognitivo-conductual y de aparición más reciente, próxima a los años 90, dan importancia al contexto y al diálogo con el paciente. Los psicólogos que parten de ella entienden que el determinante último de la conducta del sujeto es el ambiente, y que la cognición se entiende como un producto de la conducta. Consideran la patología como una condición posible y un modo de aprendizaje, y es por eso que generalmente no dan mucha importancia a las etiquetas diagnósticas.
Esta tercera ola de terapias se fundamentan por dos principios: la aceptación, que refiere que el mejor modo de afrontar los síntomas, y conseguir el bienestar, que consiste en aceptar la situación y la activación entendida como la dirección y cambio conductual hacia los valores de vida de cada sujeto.
Tipos de Terapias de Tercera Generación
Dentro de las terapias de tercera generación destacan las siguientes.
1. Terapia de Aceptación y Compromiso
La terapia de aceptación y compromiso tiene como objetivo que la persona logre distanciarse del problema, aceptando en cierto grado los síntomas y cambiando la conducta para que estas experiencias no limiten mucho la calidad de vida.
2. Psicoterapia Analítico Funcional
Se centra en la identificación de conductas clínicamente relevantes a partir de la equivalencia entre las conductas observadas en la situación terapeuta y extraterapeutica.
3. Terapia Dialéctico Conductual
Muestra eficacia para el tratamiento del trastorno de personalidad límite, sobre todo para la disminución de los comportamientos impulsivos e inestables.
4. Terapias basadas en el Mindfulness
Estas formas de psicoterapia también son muy relevantes en la actualidad, y se basan en los ejercicios de Atención Plena. Esta técnica, también denominada de conciencia plena, se basa en la fijación de la conciencia en el momento actual, sin valorar ni realizar juicios de la situación, haciendo que la atención quede centrada en el momento presente para salir del bucle de los pensamientos intrusivos y de la rumiación psicológica que lleva al auto-sabotage.
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Referencias bibliográficas:
Leahy, R. L., ed. (2004). Contemporary cognitive therapy: theory, research, and practice. New York: Guilford Press.
Vila,J. y Fernández, M.C (2004). Tratamientos psicológicos. La perspectiva experimental. Madrid: Pirámide.