Estrés Laboral: ¿Cómo afecta a nuestras relaciones sociales?

¿Cómo afecta a nuestras relaciones el estrés laboral?

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El estrés laboral forma parte del día a día de no pocos trabajadores, y el lugar de trabajo es uno de los ámbitos de su vida en los que más sufre sus consecuencias psicológicas.

Sin embargo, merece la pena tener presente que el impacto que esta alteración puede tener en la calidad de vida de las personas no tiene por qué quedar restringido al contexto laboral: muchos de estos síntomas acompañan a la persona durante su tiempo libre y el resto de horas del día en general. Aquí nos detendremos a analizar los efectos del estrés laboral en las relaciones personales, tanto en las amistades como en la familia y el ámbito amoroso y de pareja.

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¿Qué es el estrés laboral?

Dentro del contexto profesional hay un conjunto de complicaciones psicológicas que pueden darse, y el estrés laboral es una de las más habituales. Como su nombre indica, es un tipo de estrés psicológico vinculado al trabajo y que normalmente se da en el ámbito de los oficios y las profesiones, es decir, el trabajo remunerado (aunque no necesariamente). Para desajustes psicológicos asociados a otra clase de responsabilidades (por ejemplo, la crianza de los hijos o la realización de tareas del hogar) se utilizan otros términos, ya que estas experiencias tienen sus propias particularidades.

En la mayoría de los casos, el estrés laboral es un tipo de malestar que no llega a constituir un trastorno psicológico diagnosticable, aunque eso no significa que no sea motivo suficiente para acudir a psicoterapia para aprender a gestionarlo. Ahora bien, hay una serie de desajustes psicológicos asociados a este que son lo suficientemente intensos como para constituir una psicopatología cualitativamente distinta al simple estrés laboral. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con el síndrome de desgaste profesional, también llamado síndrome de burnout, en el que el estrés generado por el trabajo pasa a constituir un conjunto de síntomas que afectan a la persona en todos los aspectos de su vida: fatiga emocional, irritabilidad, síntomas depresivos, etc.

Por otro lado, el estrés laboral también puede facilitar la aparición de ciertas psicopatologías en paralelo; por ejemplo, propicia que la persona que lo desarrolle sufra insomnio. Esto se debe a que el trabajador o la trabajadora tiene problemas para dejar de pensar en el trabajo una vez se ha ido a la cama e intenta conciliar el sueño, o bien, simplemente, tiene su sistema nervioso demasiado activado en el momento de intentar dormir.

No hay que olvidar que el estrés psicológico nos pone en un estado de “alerta” para que nos sea más fácil detectar rápidamente señales de riesgo o peligro y reaccionar a tiempo, y esto va en contra del estado mental necesario para conciliar el sueño o para descansar en general. Por ello, si el estrés laboral pasa a cronificarse o a emerger con facilidad en el día a día de la persona, se resentirá física y psicológicamente (sobre todo teniendo en cuenta que en nuestro modo de vida actual los “peligros” son algo abstracto y muchas veces los alimentamos mediante nuestra imaginación y previsión de escenarios futuros).

 

¿Cómo afecta el estrés laboral a las relaciones personales?

Estas son las principales maneras en las que el estrés laboral limita la calidad de vida de los trabajadores en sus relaciones personales.

1. Facilita la aparición de discusiones y conflictos

Como hemos adelantado, tanto el estrés laboral como el síndrome de burnout vuelven a la persona más irritable: quien lo sufre siente que no puede permitirse el lujo de dedicar energías a “retos” o inconvenientes con los que no contaba. Esto hace que se sienta más frustrada cuando las cosas no salen bien inmediatamente, o cuando se topa con contratiempos al hablar con el resto de personas. Por ello, es más probable que se enfade con facilidad o que adopte una actitud pasivo-agresiva.

2. Hace que no se preste atención en las conversaciones

Las personas con estrés laboral tienden a pensar constantemente en su trabajo, ya sea intentando planificar sus tareas por hacer o visualizando mentalmente todo aquello que les preocupa sobre su vida laboral (y que sienten que podría ocurrir en realidad a no ser que hagan algo para evitarlo). Es decir, que experimentan pensamientos intrusivos, los cuales surgen una y otra vez en su mente y captan toda su atención.

Por ello, es habitual que quienes sufren estrés laboral, sin darse cuenta, dejen de prestar atención a lo que dicen los demás y se dediquen a la introspección, encerrándose en sus pensamientos y “desconectando” del mundo exterior; de hecho, puede ocurrir en mitad de una conversación. Esto, comprensiblemente, deteriora las relaciones.

3. La fatiga hace a la persona menos sociable

Finalmente, la falta de energía conduce a la persona a desarrollar un estilo de vida más bien sedentario, por lo que participa menos de las actividades sociales vinculadas al tiempo libre y los eventos familiares. El trabajador se va aislando cada vez más.

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Referencias bibliográficas

Borgarello, M.E.; Losardo, R.J. (2021). Prevención de estrés y Burn Out del Equipo de Salud: el nexo con la calidad de la atención sanitaria y la seguridad del paciente. Revista Asociación Médica Argentina 134 (2): 4-8.

Gil-Monte, P. (2005). El síndrome de quemarse por el trabajo (Burnout): una enfermedad laboral en la sociedad del bienestar. Madrid: Anaya.

World Health Organization (1994). ICD-10 International Classification of Diseases. Geneva: American Psychiatric Publishing.

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autora del artículo

Picture of Por Laura Palomares Pérez

Por Laura Palomares Pérez

PSICÓLOGA - SEXÓLOGA COLEGIADA M-15270

Laura Palomares (Madrid, 1973) se licenció en Psicología en la por la UAM, funda y forma parte de Avance Psicólogos desde el año 1999. Amplía su formación en los siguientes ámbitos de la psicología: Título de Formadora en Sexología por el Instituto de Ciencias Sexológicas (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henarés. Master en Sexología por el Instituto de Sexología de Madrid (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henares. Prácticum en la Sociedad Sexológica de Madrid-Fundación SEXPOL. Título de Especialista en Terapia Gestalt, por la Fundación Laureano Cuesta en la Universidad de Comillas. Especialista en Terapia de Pareja, por el Centro Psicológico Dr. De Francisco. Diploma en Técnicas de Integración Cerebral (TIC), por el Centro de Terapias de Avanzadas. Tras 25 años de experiencia como psicoterapeuta, ahora colabora como divulgadora para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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