¿Qué son los sesgos cognitivos?. El modo en el que percibimos la realidad juega un papel fundamental en nuestro comportamiento. Es por eso que en psicología se investiga mucho en el modo en el que se formas las ideas referentes a lo que ocurre a nuestro alrededor.
Los sesgos cognitivos son un ejemplo de hasta qué punto nuestros pensamientos adoptan rutas insospechadas, muchas de las cuales desafían la racionalidad y nos llevan a tener una visión distorsionada de las cosas. Veamos en qué consisten.
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¿Qué es un sesgo cognitivo?
Los sesgos cognitivos son predisposiciones psicológicas a llegar a un determinado tipo de conclusiones de manera automática. Por consiguiente, son maneras irracionales de dar por buenas determinadas ideas o decisiones. Los sesgos cognitivos son la manera en la que se expresan ciertos “atajos mentales” por los que muchas veces circula nuestro pensamiento bajo la apariencia de la racionalidad, aunque en realidad desafían toda lógica.
Así pues, ¿cuál es el motivo por el que e existen los sesgos cognitivos, siendo que resultan totalmente irracionales? La respuesta es que nos permiten tomar decisiones rápidamente, sin tener que esperar a llegar a una decisión a través de la racionalidad. No hay que olvidar que el cerebro humano no ha evolucionado para permitirnos usar la razón constantemente, sino para hacernos capaces de sobrevivir. Y como el mundo está lleno de cambios y situaciones novedosas, en muchos casos resulta más útil estar predispuestos a actuar rápidamente incluso sin tener la razón, que no actuar en absoluto hasta que estamos convencidos de que lo que se nos ha ocurrido es razonable.
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Varios ejemplos de sesgos cognitivos
Veamos algunos ejemplos de sesgos cognitivos que han sido descubiertos a través de investigaciones de psicología y ciencias cognitivas en general.
1. Aversión a la pérdida
Este sesgo cognitivo es uno de los que afectan más al comportamiento humano, y consiste en darle más importancia a la posibilidad de perder algo que a la posibilidad de ganar algo con el mismo valor. En definitiva, la idea de perder algo es más relevante para nosotros que la idea de ganar, incluso cuando ambas opciones tienen las mismas probabilidades de ocurrir e implican que se nos sume o se nos reste algo de valor equivalente.
2. Efecto Forer
El efecto forer es la tendencia a sentirnos identificados con descripciones ambiguas, que en realidad encajan con la manera de ser o la apariencia de prácticamente cualquier persona.
3. Sesgo de riesgo cero
Este sesgo cognitivo es la tendencia a preferir reducir un pequeño riesgo hasta el 0% de probabilidad, en vez de reducir en mayor cantidad (aunque sin reducirlo al 0%) un riesgo más probable.
4. Efecto dotación
El efecto dotación consiste en la tendencia a otorgarle más valor a aquello que tenemos o que hemos hecho, por el simple hecho de que nos pertenecen. Así, si alguien quiere obtener algo que poseemos, solemos pedir a cambio más de lo que estaríamos dispuestos a dar si nosotros fuésemos la otra persona.
5. Prejuicio de retrospectiva
Este sesgo cognitivo consiste en la propensión a juzgar las cosas que han ocurrido como previsibles de lo que en realidad eran.
6. Efecto halo
El efecto halo consiste en tender a valorar más positivamente todas las características y acciones de las personas que previamente hemos valorado positivamente en una de sus características. Ocurre normalmente con la belleza.
7. Sesgo del punto ciego
El sesgo del punto ciego consiste en la tendencia a asumir que los demás son más vulnerables a los sesgos cognitivos que nosotros mismos.
¿Qué se puede hacer ante los sesgos?
Tal y como hemos vistos, no se puede eliminar totalmente de nuestras vidas los sesgos cognitivos, dado que estos están ahí debido al modo en el que funciona nuestro cerebro. Sin embargo, sí se ha demostrado que estar informado acerca de su existencia y tener presente que se pueden manifestar de muchas maneras diferentes nos vuelve más inmunes a su existencia, lo cual implica que aparecen con menor frecuencia.
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Además de aprender acerca de los distintos tipos de sesgos cognitivos, algo que resulta eficaz para mejorar en la capacidad de reconocerlos cuando aparecen en nuestras vidas es llevar un autorregistro de pensamientos e ideas que aparecen en nuestras mentes. Puede ser una pequeña libreta en la que vamos anotando ejemplos de casos en los que un sesgo cognitivo ha empezado a influir en nosotros, describiendo brevemente el contexto en el que ocurrió e incluyendo día y hora. De este modo, vamos “entrenándonos” a detectar de manera espontánea estos patrones de pensamiento.
Referencias bibliográficas:
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